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Un murciélago salvaje

Un murciélago salvajeFlickr/Andy Morffew

La caída de la población de murciélagos impulsó mortalidad infantil

Un estudio afirma que este descenso conllevó un aumento de insectos que forzó el uso de pesticidas, lo que aumentó esa mortalidad infantil

Un estudio reciente reveló que la disminución de la población de murciélagos en Norteamérica ha llevado a los agricultores a incrementar el uso de pesticidas para proteger sus cultivos de los insectos. Este cambio, sin embargo, ha tenido consecuencias inesperadas, entre ellas un aumento en la mortalidad infantil. La investigación, publicada en la revista Science, ofrece evidencia clara de que la pérdida de biodiversidad global puede tener efectos graves y directos sobre la salud humana.

El autor del estudio, Eyal Frank, de la Universidad de Chicago, explicó que los ecologistas han advertido durante mucho tiempo sobre el impacto potencialmente catastrófico de la pérdida de especies para la humanidad. «Estamos perdiendo especies a un ritmo alarmante, lo que tendrá efectos profundos en los ecosistemas y, en última instancia, en nosotros», afirmó Frank. A pesar de estas advertencias, las predicciones sobre las consecuencias de la pérdida de biodiversidad han sido difíciles de demostrar empíricamente debido a la complejidad de los ecosistemas y la dificultad de estudiar sus efectos a gran escala.

El estudio de Frank aprovechó lo que llamó un «experimento natural», que surgió de la propagación de una enfermedad mortal que afecta a los murciélagos: el síndrome de la nariz blanca (WNS, por sus siglas en inglés). Esta enfermedad, causada por un hongo invasor, comenzó a expandirse en los Estados Unidos en 2006, afectando a las poblaciones de murciélagos al interrumpir su hibernación. Los murciélagos, al despertar durante el invierno, cuando no hay alimento disponible, consumen su energía en vano, lo que lleva a su muerte masiva.

El investigador rastreó el impacto del WNS en el este de Estados Unidos y descubrió un aumento del 31 % en el uso de pesticidas en las áreas donde los murciélagos habían sido diezmados. Los murciélagos juegan un papel crucial en el control natural de plagas al alimentarse de insectos, y su desaparición obligó a los agricultores a depender más de pesticidas para proteger sus cultivos.

Dado que el uso intensivo de pesticidas está vinculado a problemas de salud, Frank también investigó una posible relación con la mortalidad infantil en estas áreas. Los resultados fueron alarmantes: el estudio reveló un incremento de casi un 8 % en las muertes infantiles, lo que se traduce en 1.334 muertes adicionales desde que comenzó la propagación del WNS. La contaminación del agua y el aire por los pesticidas probablemente fue la vía por la que las sustancias químicas afectaron a los seres humanos, especialmente a los más vulnerables, como los niños.

Frank subrayó que sus hallazgos demuestran una conexión directa entre la desaparición de murciélagos y el aumento de la mortalidad infantil, y no una simple coincidencia. Además, pidió una mejor recopilación de datos sobre la presencia de pesticidas en el ambiente y destacó la importancia de proteger a los murciélagos.

A pesar de los esfuerzos para desarrollar vacunas contra el WNS, los murciélagos siguen enfrentando amenazas como la pérdida de hábitat, el cambio climático y los parques eólicos. Este estudio se suma a un creciente cuerpo de evidencia que demuestra cómo la pérdida de fauna afecta los ecosistemas y la salud humana, como lo muestra también la relación entre la disminución de anfibios en Centroamérica y el aumento de casos de malaria en humanos.

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