Una ciudad italiana prohíbe jugar al críquet en su lucha contra un «proceso de islamización»
La alcaldesa defiende su lucha contra un «proceso de islamización» que busca «borrar la identidad cultural y social de la localidad»
Polémica en la ciudad italiana de Monfalcone, situada en la costa del golfo de Trieste. Su alcaldesa ha tomado la decisión de prohibir jugar al críquet en todo el municipio. Se trata de un deporte de bate y pelota originado en su forma organizada en Inglaterra, aunque es popular principalmente en los países de la Mancomunidad Británica de Naciones, particularmente en los del subcontinente indio, donde es el deporte de masas.
Los jugadores de Monfalcone dicen que se trata de una medida fundamentalmente racista: «Dicen que el críquet no es para Italia, pero es porque somos extranjeros», expresó un representante de la comunidad bengalí de Monfalcone, denunciando el boicot implementado por la administración local para prohibir este popular deporte. Esta acusación apunta directamente a hasta ahora alcaldesa Anna Maria Cisint, de la Liga Norte, quien justificó la medida alegando «riesgo para la seguridad pública».
La comunidad bangladesí expuso su situación a través de un artículo en la BBC, donde se relató su descontento y las multas de 100 euros que recibieron los aficionados al críquet, lo que les obligó a alejarse de la ciudad, cercana al aeropuerto de Trieste. Según su testimonio, fueron acosados por la policía local durante meses, hasta el punto de que ya no se juega a este deporte en Monfalcone, a pesar de que la ciudad contaba con un club. Miah Bappy, capitán del equipo local, afirmó: «Si jugáramos en Monfalcone, la policía vendría inmediatamente a detenernos».
Anna Maria Cisint, quien recientemente dejó el cargo de alcaldesa para asumir un puesto en el Parlamento Europeo, pero sigue como concejal en el consejo local, defendió su postura. En un comunicado, sostuvo que si el críquet se juega en zonas prohibidas que representan un riesgo para la seguridad pública, el Ayuntamiento debe tomar medidas.
Agregó que Monfalcone «no puede priorizar el críquet ni considerarlo una necesidad colectiva», destacando que las instalaciones deportivas existentes son las que valoran, y si se desea construir un espacio para ello, debe ser en un recinto privado que cumpla con las normas de seguridad. Comparó la situación con el desarrollo de otros deportes como el pádel.
Sin embargo, en la misma declaración, Cisint no ocultó su lucha contra lo que calificó como un «proceso de islamización» que, según ella, busca borrar la identidad cultural y social de la localidad. En el pasado, su administración había enfrentado a los centros de oración islámicos, logrando su cierre por falta de autorización. En la BBC, Cisint subrayó que la comunidad bangladesí «no ha aportado nada a Monfalcone» y reiteró que son libres de jugar cricket, «siempre que sea fuera de Monfalcone».
La polémica refleja tensiones entre la comunidad inmigrante y la administración local, marcadas por cuestiones culturales y políticas.