Ramo leonés, el adorno navideño de época prerromana que recupera presencia
A partir de los años 90 se retomó su colocación en estas fechas festivas, especialmente en León, pero se ha ido extendiendo a zonas de Zamora y Salamanca
Es una tradición navideña para muchos desconocida, pero que a los habitantes de los territorios de lo que era la Región Leonesa (León, Zamora y Salamanca), así como zonas de Galicia, Asturias, Cantabria y la Extremadura leonesa, les puede resultar más familiar. La colocación del ramo leonés –también llamado ramo de Navidad o ramu llionés en asturleonés–, con especial arraigo en la provincia de León, es habitual tanto en las casas como en las calles y consta de una estructura de madera de forma triangular a modo de candelabro con 12 velas y de la que cuelgan adornos como lazos, espumillones o luces, así como dulces, frutos secos, ofrendas y otro tipo de objetos.
Se trata de una costumbre actualmente religiosa, aunque de origen pagano, que se remonta –aunque la fecha es una hipótesis– a los pueblos prerrománicos, como los celtas o los etruscos, ya que estos usaban ramas de árboles o hiedra para venerar a sus dioses o proteger sus hogares. Los armazones de madera más antiguos datan del siglo XVIII, aunque el arte popular suele replicar modelos antiguos, motivo por el que es difícil calcular su antigüedad exacta. Sin embargo, existen citas al ramo leonés en libros de contabilidad de la iglesia San Salvador de La Bañeza de 1560 y 1643.
Inicialmente, consistía en una rama de árbol para rendirle culto al mismo, además de como ofrenda al dios solar, según explican en El Diario de León. Aunque al comienzo fuera un símbolo pagano, la Iglesia lo acogió y adoptó a través de pastoradas y ha terminado ocupando un lugar destacado en muchas parroquias del noroeste peninsular.
Según detallan desde la Diputación de León, esta tradición se puede dividir en dos partes fundamentales: la material y la inmaterial. La parte material se compone del soporte, vestido o policromado, del que cuelgan ofrendas y adornos. Asociado a estas estructuras se encuentra una parte de oralidad muy importante y cuya máxima expresión es el «canto del ramo», que se lleva a cabo el día de Nochebuena, en la Misa del Gallo. El canto, normalmente, hace referencia al relato evangélico del Nacimiento y la Adoración de los pastores ante el altar. Después se describen las ofrendas y se finaliza con la despedida, donde se felicita a los presentes.
Resurgimiento y expansión
En los años 90, las asociaciones vecinales ya trataron de retomar esta tradición que, con la migración de la población de los pueblos a las ciudades, había ido desapareciendo. Los comerciantes de León expusieron ramos leoneses para intentar resurgir este hábito, algo que poco a poco fue cuajando. En las primeras décadas del siglo XXI fueron los propios ayuntamientos –mayoritariamente de la provincia de León– los que comenzaron a utilizar el ramo leonés para adornar sus ciudades y pueblos por Navidad, lo que terminó de servir para expandir de nuevo esta costumbre.
En la actualidad, se pueden encontrar en las calles de muchas localidades leonesas, así como zamoranas y salmantinas. Un ejemplo es Zamora capital, que ha instalado uno de grandes dimensiones en la plaza de Santiago, o Ciudad Rodrigo, en Salamanca, que retomó hace unos años esta tradición en varios lugares del municipio, como la iglesia parroquial mirobrigense.
Asimismo, aún persiste el hábito de colocar este adorno navideño en territorios que formaron parte de los obispados de León y Astorga, como Orense o zonas de Cantabria y Asturias, donde recibe el nombre de ramo de Navidad o ramu Nadal en los concejos del suroeste asturiano.