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La bandera de Transnistria junto con la rusa

La bandera de Transnistria junto con la rusa

El país que no aparece en los mapas: este es el territorio perdido que formó parte de la URSS durante medio siglo

  • Con medio millón de habitantes, Transnistria ha construido su propia infraestructura estatal

  • Cuenta con un Gobierno, parlamento, fuerzas armadas, sistema postal y su propia moneda: el rublo transnistrio

Adía de hoy, en el mundo existen alrededor de 200 naciones, siendo la mayoría plenamente reconocidas por los países miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, algunos territorios enfrentan un reconocimiento limitado o incluso inexistente en el ámbito global. Entre los muchos ejemplos que imperan actualmente, hay un territorio en concreto que carece de reconocimiento internacional, hasta el punto no aparecer en ningún mapa. Te estoy hablando de la República Moldava Pridnestroviana, popularmente conocida como Transnistria, un territorio que a pesar de no contar con este reconocimiento internacional opera como una nación con estructura independiente.

Ubicada al este de Moldavia y limitando con Ucrania, Transnistria es una región que se autoproclamó como república independiente del yugo soviético en el año 1992 –medio siglo después de ser anexionada por Stalin–, tras la disolución de la Unión Soviética. A pesar del alto el fuego alcanzado ese mismo año, el estatus político del territorio permanece sin resolver más de treinta años después. De hecho, ningún país en el mundo reconoce oficialmente su independencia, y tampoco lo hace la ONU.

Con medio millón de habitantes, Transnistria ha construido su propia infraestructura estatal. Cuenta con un Gobierno, parlamento, fuerzas armadas, sistema postal y su propia moneda: el rublo transnistrio. Además, ha adoptado símbolos nacionales como una bandera, un himno y una Constitución. Sus calles están marcadas por la nostalgia soviética, con monumentos de Lenin y Stalin, y emblemas como la hoz y el martillo que evocan una era pasada.

Aunque la mayoría de los ciudadanos de Transnistria tienen nacionalidad moldava, una gran parte de la población proceden tanto de Rusia como de Ucrania. Este enclave, a menudo ignorado en la geopolítica global, permanece como una curiosidad histórica y un desafío a los conceptos tradicionales de soberanía.

Transnistria es un ejemplo extremo de las complejidades de reconocimiento internacional, que afectan también a territorios como Taiwán, Kosovo, Hong Kong o Macau, aunque con dinámicas muy distintas.

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