Cuatro jóvenes madrileños en el brutal terremoto de Birmania: «Creímos que nos estábamos mareando»

El terremoto de magnitud 7,7 que ha sacudido trágicamente a Birmania también ha azotado al país vecino, a Tailandia. Allí, en Bangkok, se encontraban de vacaciones cuatro jóvenes madrileños de entre 20 y 22 años de la localidad de Pinto.

Después de 15 días viajando por el sudeste asiático, en su último día de vacaciones, vivieron momentos trágicos cargados de pánico en la capital del país, en Bangkok. Sergio, Rober, Mario y Denis acababan de salir de una tienda a la calle. Estaban «sentados en el suelo en una acera» y cuentan cómo todos coinciden en que tuvieron la misma sensación: «Por un momento, pensamos que nos estábamos mareando». Pero no. Estaban siendo testigos de uno de los terremotos más brutales que ha sacudido al sudeste asiático en lo que va de siglo.

«Se cayeron todas las líneas»

Roberto cuenta cómo los edificios «empezaron a tambalearse», también comenzaron a ver cómo el agua «de las terrazas de los hoteles caía en cascada hacia abajo» y la gente «salía corriendo de las casas y de los edificios a la calle».

«No pudimos refugiarnos en ningún sitio», cuenta Rober, quien relata que lo primero que hicieron fue «coger un taxi e ir al aeropuerto».

En ese momento lo que peor llevaron fue no poder avisar a sus familias. Las conexiones se cayeron porque la «gente empezó a colapsar las líneas», tampoco había internet en ese momento en el país, «se cayó todo y no podíamos comunicarnos».

De camino en el taxi empezaron a ver cómo pasaban «coches de policía, ambulancias y ayuda para la gente». Además, en ese momento se declaró el estado de emergencia y «todos los vuelos fueron cancelados», también el suyo.

Tuvieron que esperar unas horas a que se reanudase un poco la actividad en mitad del caos y, por fin, alrededor de las 23:00 —hora española— pudieron coger el avión que les ha traído de vuelta a casa.

Lo primero que han pensado al llegar a España ha sido: «Menos mal que estamos aquí, ¡qué tranquilidad!», después de vivir el epicentro de la tragedia en Asia. Una historia con final feliz para estos cuatro madrileños.