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Ríos naranjas en Alaska

Ríos naranjas en AlaskaUSGS

El motivo por el que algunos ríos de Alaska se vuelven naranjas

Los vecinos de esa zona de Estados Unidos asisten a un espectáculo de color inusual en el resto del planeta

Es muy habitual que los ríos bajen en ocasiones con un color oscuro o turbio, especialmente después de tormentas o lluvias torrenciales, ya que arrastran tierra o sedimentos varios que le dan color al agua.

Sin embargo, una imagen ha llamado la atención del mundo entero y recorre las redes sociales ante el asombro de todo el mundo: unos ríos en Alaska, en Estados Unidos, se han teñido de un vistoso color naranja. Este evento de la naturaleza se observó por primera vez en 2018, momento en el que se marcó un contraste con las aguas cristalinas vistas el año anterior.

Un fenómeno que ha ido in crescendo: ya afecta al menos a 75 ríos y arroyos y ha terminado causando la pérdida de dos especies de peces locales –el Salvelinus malma y el Cottus cognatus– en un afluente del río Akillik, en el parque nacional del valle de Kobuk, tal y como relatan en The Guardian.

Causas del evento

Pero, ¿por qué ocurre este curioso suceso? Un estudio publicado en Communications Earth & Environment relata que se debe probablemente al deshielo del permafrost, es decir, aquel terreno que ha permanecido congelado durante al menos dos años y está conformado por tierra, rocas y sedimentos amalgamados en un todo por el hielo, el cual actúa como cemento.

Debido al calentamiento del planeta, este permafrost se está derritiendo paulatinamente y, como consecuencia, está exponiendo minerales al oxígeno en un proceso conocido como erosión. Los minerales que, hasta ahora, se encontraban atrapados, se han liberado y se han filtrado a los cursos de agua.

Mediante este proceso, se aumenta la acidez del agua y se disuelven materiales como zinc, cobre, cadmio o hierro, que es lo que les da un color oxidado muy visible. Los investigadores consideran que se está degradando el agua potable y que, además, la pesca en Ártico podría estar en peligro, así como el ecosistema en su conjunto debido al cambio de composición química del agua en la región.

De igual manera, apuntan que al mezclarse estas aguas naranjas con las de otro río puede hacer que los metales sean aún más potentes en su impacto en la salud acuática. También se ha detallado que los cursos de agua contaminados eran inusualmente ácidos: algunos de los arroyos más pequeños tenían un pH tan bajo como 2,3, similar al del zumo de limón o el vinagre, según el Servicio Geológico de EE.UU.

Aunque no se sabe todavía la cantidad de metal que se ha vertido a los ríos, los expertos consideran que tienen que ser de una proporción considerable para que el color se pueda observar desde imágenes satelitales. Por ello, los investigadores planean realizar pruebas de seguimiento para determinar la magnitud total del problema, y creen que el aumento generalizado de las temperaturas no hará más que empeorar este fenómeno.

Este espectáculo de color ocurre de manera estacional, generalmente entre los meses de julio y agosto, que es el momento en el que el suelo se descongela de manera más pronunciada. Aunque se ha notificado solo en el estado de Alaska, los investigadores alertan de que se podría repetir en otras partes del mundo, como Rusia, Canadá y partes de Escandinavia.

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