Cuidado con la 'estafa del wangiri': así puedes identificar los prefijos que son peligrosos

Una sola llamada puede causar grandes problemas en la actualidad. De hecho, los fraudes en línea son cada vez más comunes, ya que la evolución de los teléfonos móviles inteligentes ha permitido a los ciberdelincuentes llegar a sus víctimas a través de internet. En este caso, la táctica utilizada se denomina 'wangiri', que consiste en un fraude basado en la devolución de las llamadas.

En este sentido, aunque no se puede prevenir este tipo de llamadas fraudulentas, los clientes sí pueden protegerse con cierta conciencia. Varias personas que han sufrido este fraude informan que, después de atender una llamada que reciben desde el extranjero, la línea se corta inmediatamente.

Sin embargo, este tipo de llamadas puede ocasionar altos costes. En primera instancia, no genera un problema para quienes reciben la llamada, ya que el objetivo principal de los estafadores no es que la persona conteste. La clave está en conseguir que la víctima devuelva la llamada al número de teléfono indicado.

Concretamente, los principales países desde los que se reciben estas llamadas internacionales son Moldavia (+373), Francia (+33), Túnez (+216), Gran Bretaña (+44), Kosovo (+383) o Cuba (+53).

¿Qué beneficio sacan con ello?

Es habitual que la llamada se realice durante la jornada laboral, por lo que, si la persona no puede atenderla, pensará que se trata de una llamada importante. Posteriormente, el proveedor del número de teléfono utilizado por los estafadores recibe pagos por las llamadas premium, lo que permite a los delincuentes obtener importantes ingresos.

Ante ello, numerosos expertos recomiendan no contestar llamadas desconocidas y verificar previamente quién las ha realizado y desde dónde. Un ejemplo de ello son los números de teléfono de los países africanos (cuya mayoría tiene un código que comienza con 2) y los de los países centroamericanos (con códigos que comienzan con 5), los cuales pueden ser indicativos de un posible fraude.

Finalmente, en caso de caer en la trampa, esto puede resultar en un pago único o, en el peor de los casos, en la contratación de un servicio. Es decir, el cliente prácticamente da su consentimiento para que le carguen en su cuenta un dinero por un servicio que no ha contratado.