Ciencia
La ciencia detrás de la irresistible mirada de los cachorros
Los humanos contribuyeron a la capacidad de los perros para formar expresiones faciales a través de miles de años de cría selectiva.
Un nuevo estudio revela características anatómicas clave que podrían explicar por qué las caras de los perros son tan atractivas y las miradas de los cachorros resultan irresistibles para sus dueños. Los resultados sugieren que los humanos contribuyeron a la capacidad de los perros para formar expresiones faciales a través de miles de años de cría selectiva.
«Los perros se distinguen de otros mamíferos por su vínculo recíproco con los humanos, que puede demostrarse a través de la mirada mutua, algo que no observamos entre los humanos y otros mamíferos domesticados, como los caballos o los gatos –explica la doctora Anne Burrows, profesora del departamento de fisioterapia de la Facultad de Ciencias de la Salud Rangos de la Universidad de Duquesne (Estados Unidos), autora principal del estudio–. Nuestros resultados preliminares permiten comprender mejor el papel que desempeñan las expresiones faciales en las interacciones y la comunicación entre perros y humanos».
La investigación, presentada en la reunión anual de la Asociación Americana de Anatomía durante el encuentro de Biología Experimental (EB) 2022, que se celebra en Filadelfia, apunta a que las diferencias en la musculatura facial entre lobos y perros sugieren que las expresiones faciales desempeñaron un papel en la cría selectiva y la domesticación de los perros.
Perros y lobos están estrechamente relacionados. Aunque el momento exacto no está claro, los científicos estiman que las dos especies divergieron genéticamente hace unos 33.000 años, cuando los humanos empezaron a criar lobos de forma selectiva, la primera especie en ser domesticada.
El nuevo estudio se centra en la anatomía de los pequeños músculos utilizados para formar las expresiones faciales, llamados músculos miméticos. En los seres humanos, estos músculos están dominados por fibras de miosina de «contracción rápida» que se contraen rápidamente, pero también se fatigan con rapidez, lo que explica por qué podemos formar expresiones faciales rápidamente pero no mantenerlas durante mucho tiempo. Las células musculares con más fibras de «contracción lenta» son más eficaces para los movimientos largos y controlados y no se cansan tan rápidamente.
Para el estudio, los investigadores compararon las fibras de miosina en muestras de músculos faciales de lobos y perros domésticos. Los resultados revelaron que, al igual que los humanos, tanto los perros como los lobos tienen músculos faciales en los que predominan las fibras de contracción rápida, pero los lobos tienen un mayor porcentaje de fibras de contracción lenta en relación con los perros.
«Estas diferencias sugieren que tener fibras musculares más rápidas contribuye a la capacidad de un perro para comunicarse eficazmente con las personas –afirma Burrows–. A lo largo del proceso de domesticación, los humanos pueden haber criado perros de forma selectiva basándose en las expresiones faciales que eran similares a las suyas, y con el tiempo los músculos de los perros podrían haber evolucionado para ser 'más rápidos', beneficiando aún más la comunicación entre perros y humanos».
Músculo mimético
Tener más fibras de contracción rápida permite una mayor movilidad facial y un movimiento muscular más rápido, lo que permite realizar pequeños movimientos como levantar las cejas y las contracciones musculares cortas y potentes que se producen al ladrar. Las fibras de contracción lenta, en cambio, son importantes para los movimientos musculares prolongados, como los que realizan los lobos al aullar.
En investigaciones anteriores, el equipo descubrió que los perros tienen un músculo mimético adicional que está ausente en los lobos y que contribuye a la expresión «ojo de cachorro».
Los científicos señalan que es necesario seguir investigando para confirmar sus nuevos hallazgos con tinciones de anticuerpos adecuadas para diferenciar otros tipos de fibras de miosina, lo que podría arrojar nueva luz sobre las diferencias anatómicas entre perros y lobos.