Televisión
La batalla de las mañanas: Ana Rosa sigue teniendo a raya a Griso
La periodista madrileña mantiene seis puntos de ‘share’ de ventaja sobre la catalana en la nueva temporada
El día en que Ana Rosa Quintana presentó por primera vez el programa que lleva su apellido, Rajoy acusó a Zapatero, que entonces no llevaba ni un año como presidente del Gobierno, de querer quebrar el «espíritu constitucional» que había reinado en los 26 años anteriores. Era un 10 de enero de 2005 y es evidente que hay cosas que no cambian. PP y PSOE siguen a vueltas con el espíritu constitucional y Ana Rosa –cuyo rostro poco ha variado también en este tiempo– ocupa en las preferencias de los espectadores el mismo lugar que entonces. El principal. El primero.
Decía el maestro de periodistas José María García que «lo difícil no es llegar, sino mantenerse». Ana Rosa llegó, vio y venció. Dicho así parece fácil, pero no fue nada fácil el aterrizaje, pues ya de entrada le tocó lidiar un 'miura'. En 2004, Antena 3 le abrió la puerta de salida por la caída de audiencia de Sabor a ti, el programa que la había consagrado como la reina de la sobremesa. La acogió Telecinco para competir con la que entonces era la reina indiscutible de las mañanas, María Teresa Campos, que poco antes había abandonado la cadena de Basile para pasarse a Antena 3. Ana Rosa, madrileña del 56, ganó la partida a una periodista que ya entonces era leyenda, de esas a las que la audiencia les calza un artículo antes de su apellido: 'la Campos'.
Batalla decisiva para la guerra
Tomó entonces, en aquel lejano 2005, AR la «tête de la course» de la franja matinal y ya no la ha abandonado. Ha sido líder de ese codiciado segmento de forma ininterrumpida desde aquel enero de hace más de 16 años. Es la gran esperanza blanca –ese es el color que viste en el inicio de cada temporada, a modo de talismán– de Telecinco para que Antena 3 no la supere en el balance mensual de audiencias. Es decir, que esta batalla que se libra por las mañanas es decisiva para la guerra. La 'tele abierta' batió el pasado mes a la 'cadena amiga' por décimas (14,2 por 13,8 % de share), poniendo así fin a 37 semanas seguidas de liderato de las huestes de Basile, pero la distancia habría sido mucho mayor de no ser por AR.
Y es que, a estas alturas, AR, que lleva ejerciendo el periodismo desde el Mundial de Naranjito, es una marca consolidada que cuenta hasta con revista propia. Va sobrada de personalidad y sabe marcar territorio propio en la tele en general y en su propia cadena en particular. Un ejemplo perfecto: no entró al trapo de la 'verdad' de Rocío Carrasco, lo que ha tensado la cuerda entre la productora de la madrileña y La Fábrica de la Tele, que es la que con sus 'sálvames' y demás lleva el resto del peso de la 'cadena amiga'. AR es muy beligerante con el gobierno 'socialcomunista', especialmente con la parte 'podemoide' y en concreto con el que fue su líder. A Pablo Iglesias lo vimos por primera vez melena al aire gracias a Ana Rosa, a la que el entonces líder de Podemos abrió las puertas de su casa vallecana. Ocurrió en aquel lejano 2015 en el que el partido morado parecía muy cerca de asaltar los cielos. Hoy, Pablo Iglesias colocaría en un lugar destacado del ‘tramabus' a AR y la azotaría hasta que sangrase. Durante la crisis del coronavirus, ella se ha mostrado crítica con la acción de Sánchez y sus socios: «El problema es que esto nos ha pillado con el Gobierno que nos ha pillado», fue una de sus frases más comentadas.
Susanna Griso, barcelonesa del 69 que se curtió en diferentes programas de TV3, juega su temporada número 18 de este clásico de la tele mañanera que es su enfrentamiento con la madrileña Ana Rosa, que lleva un año más en antena que el Espejo Público de la catalana. Esta última condición, en estos tiempos convulsos, la ha obligado a posicionarse. Acusada de favorecer la causa separatista –que el que era su marido hasta 2020, Carles Torres, apoya con significación–, ella se ha desmarcado en varias ocasiones y ha llegado a declararse 'claramente' como 'no independentista'.
La fórmula de AR, que combina la actualidad con otros formatos, triunfa más que la de Griso, que se centra en lo noticioso. La rivalidad es evidente por mucho que la catalana pida que la comparen con Al rojo vivo, el espacio de Ferreras en La Sexta, y no con El programa de AR. Por mucho que diga, de la boca de Griso salieron hace cuatro años unas palabras que sonaron a catecismo de mala perdedora y que solo se entienden en un contexto de rivalidad: «Nosotros no vivimos de otros espacios de la cadena». Se refería a esa querencia tan de Telecinco por crear un microclima de temas que se explotan hasta la saciedad desde la mañana hasta la noche, en todos sus programas y, si hace falta, en los telediarios. Temas que, por carecer de la más mínima relevancia informativa, en otras cadenas merecen cero segundos de programación.
La vida sigue igual
¿Y cómo va el duelo esta temporada? Arrancó el pasado 6 de septiembre. Ese día, tras dos meses de vacaciones, Ana Rosa Quintana regresó marcando territorio: bajo un molino eólico y cargando contra la subida de la factura de la luz y la inacción de Pedro Sánchez para evitarla. «Las cosas son muy difíciles de cambiar, pero nosotros lo vamos a intentar. Por eso nos hemos venido a estos gigantes, a estos molinos del siglo XXI», declaró solemne en la apertura de curso. Por cierto, ha incorporado en sus filas a uno de los más ilustres colaboradores de su rival, Alfonso Egea, periodista especializado en sucesos y crónica negra.
Espejo Público realizó una amplia cobertura de la erupción del volcán de La Palma –la propia Grisso se llegó a desplazar al terreno –, cobertura que no estuvo exenta de momentos polémicos como cuando retransmitieron en directo, como si fuese un gol, la llegada de la lava a una casa y la destrucción de ese hogar. 'Carroñeros' y 'sensacionalistas asquerosos' fueron de los ‘elogios’ que recibieron ese día en las redes sociales. Más allá de anécdotas, este trabajo bajo el volcán tiró de la audiencia y de la cadena, y posibilitó que no hubiese aún más distancia en las audiencias globales de septiembre entre Antena 3 y Telecinco.
Espejo Público cerró septiembre con 439.000 espectadores y un 14,8 % de cuota de pantalla, seis décimas por encima de la media mensual de la cadena. Respecto a septiembre de 2020, el crecimiento fue de 2,7 puntos, pues entonces había logrado un 12,1 % de cuota de pantalla. Fueron los mejores números desde enero de 2019 y parecía que estaba recortando terreno. Seguro que en Antena 3 hasta hubo quien se ilusionó con que fuese el inicio de un cambio tendencia, pero los datos de octubre vienen a desmentirlo. La media mensual de AR en lo que va de mes es de 619.928 espectadores y 21,1 de cuota de pantalla. Espejo Público se queda en 420.642 y un 14,6 % de share. Es decir, la distancia entre uno y otro es de más de seis puntos. La mismos que en 2020, cuando AR celebró sus mejores resultados históricos.
La vida sigue igual para Ana Rosa, campeona de las mañanas. También en cuanto a galardones. La madrileña tiene el récord de premios TP de Oro a mejor presentadora, con ocho, cuatro de ellos por el programa que hoy tiene en activo, el mismo que le valió un premio Ondas en 2011. Por su parte, Susanna Griso cuenta con dos premios Ondas (2010 y 2017) y esta semana presumió de que Roberto Leal, que acaba de ganar el de mejor presentador, formó parte de su equipo.