El deporte que ha enganchado a Díaz Ayuso

Que jugaba en casa quedó en claro desde el primer segundo. Con una atronadora ovación y gritos de «¡libertad!» fue recibida Isabel Díaz Ayuso en el El Hormiguero, que visitaba por primera vez. Se había anunciado que se hablaría de la actualidad, pero también «de su esfera más personal y desconocida», pero finalmente Motos cargó más la mano con lo primero que con lo segundo. Fue, en efecto, una entrevista con mucho contenido político –en el que el lío interno del PP de Madrid ocupó el primer y extenso capítulo («va a acabar bien», pronosticó, sin aclarar para quién)– pero en la que finalmente también se habló de valores, deporte, porros y teléfonos móviles. La presidenta de la Comunidad de Madrid se sintió a gusto y se gustó en El Hormiguero: habló sin filtros de política y de su vida personal, y por ello Pablo Motos le acabó dando las gracias por su asistencia pero también por su sinceridad.

La cultura del esfuerzo

Consciente de que el programa al que asistía tiene mucho seguimiento entre los jóvenes, Díaz Ayuso aprovechó la ocasión para lanzar un mensaje. Empezó presumiendo de apoyo en ese sector generacional: «Nunca pensé que podríamos concitar tanto apoyo juvenil, y fue bestial». «Y fue siempre –destacó– con un mensaje de pelear, de luchar, con un mensaje de la cultura del esfuerzo, que se está perdiendo con las políticas educativas del gobierno de Sánchez, y de sus socios. Lo que están haciendo es decirle a la gente que les tienen que regalar el aprobado, las pagas, las subvenciones… La política que hunde un país».

No le manden mensajes

No hay teléfonos más sonados en la España de los últimos días que los de Díaz Ayuso. El viejo, que tiene desde hace más de diez años, «lo tiene toda España». Por eso en el otro, el más operativo, solo atiende a la gente de su equipo más cercano en la Comunidad de Madrid, entre los que no figura Teodoro García Egea, al que tiene bloqueado. Bueno, los atiende cuando puede porque en realidad está desbordada. De hecho, realizó un ruego público para que la gente deje de mandar mensajes a uno y otro teléfono, porque no puede atenderlos. «Cada minuto recibo tres o cuatro mensajes de WhatsApp», reveló.

Iván Redondo, creador de «IDA»

Motos le preguntó cómo le sentó que, desde cierto sector de los medios, se insistiese en que no era una mujer que estuviese en sus casillas. «En realidad, no me importa tanto. Mi padre falleció por una demencia… Son enfermedades que son muy duras y creo que las personas que han pasado por lo mismo saben que pueden llegar a ofender, pero poco más. Me hicieron una campaña de desprestigio, desde Moncloa, perfectamente orquestada por el ex jefe de Gabinete del presidente, con algunos medios», denunció, y Motos le interrumpió para nombrar a Iván Redondo. «A ese sí que le bloquearía», contestó sonriente cuando el presentador le recordó que el asesor de Sánchez ahora está libre y, por tanto, lo puede fichar. Quizá consciente de la repercusión de sus palabras, después dejó lo de promotor de la campaña en «presunto», y matizó que fueron varios periodistas los que le comentaron que era Redondo el que estaba detrás de esos ataques sistemáticos a su persona. En concreto, ¿detrás de qué? Pues de todo esto: «IDA –acrónimo de Isabel Díaz Ayuso–, incapaz, insolvente, estúpida, corta, sepulturera, asesina». Porque todo esto le llegaron a llamar.

De Sánchez y Casado

Son el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Los conoce muy bien y los trata.

Sobre Pedro Sánchez: «No es la relación más explosiva. Cuando nos vemos en persona, bien, buen trato, solo faltaba. Yo le veo muy seguro de sí mismo, encantado de verse, y, luego, sabes que te está mintiendo».

Motos le preguntó si cree que Casado la teme. «Si tuviera miedo, no me habría puesto a mí como candidata», contestó. Después le planteó qué haría si el actual líder del PP se presenta de nuevo a las generales pero no lograse triunfar: «Yo creo que no va a perderlas», zanjó. Ya en el primer tramo de la entrevista había anunciado su lealtad al líder de su partido.

Apoyó a Casado en su actitud de no entrar al trapo de valorar las sentencias judiciales de Bárcenas y cía. «En realidad, no va con nosotros», dijo, pues son casos de hace décadas. «Una sede más participativa puede ser más interesante», aseguró sobre la anunciada venta de Génova.

Ella pone los medios para que esos casos no se repitan: «La gente te mira con sobrelupa y tienes que rodearte de gente que sabes a ciencia cierta que es honrada».

Los muertos del coronavirus

Motos quiso que aclarase el motivo por el que el PP –y VOX– se ha negado a abrir una comisión autonómica de investigación sobre la gestión de la pandemia en la comunidad madrileña. Fue el momento en que se puso más seria: «Yo no quiero que se abre una comisión de investigación para decirle a las familias que la muerte de sus familiares se podía haber evitado porque es mentira. Porque es ahondar en un dolor innecesario… Las personas que murieron solas no lo estuvieron nunca, porque siempre tuvieron la mano de un sanitario o un profesional de la UME».

Deporte, música y ocio

¿Qué hace la presidenta en su poco tiempo libre?

Ir de barbacoas. O ir de cañas por las terrazas y charlar con amigos. «Las cosas que más llenan son las que no ocupan una bolsa», sentenció.

Hacer deporte: «Madrugo mucho, me pego carreras, hago ejercicio, he empezado con boxeo, un poquito», desveló. Una rutina que se ha notado en el comentado cambio de imagen y estilo de Isabel Díaz Ayuso.

También dedica tiempo, aunque poco, al amor. No soporta los fotógrafos del corazón que la persiguen allá donde va con su nueva pareja: «Respeto todas las formas de periodismo. pero no me gustan esos ‘saraos’».

El bar al que no iba

Ella, gran defensora de los bares, no frecuentaba en su etapa universitaria el único bar que había en España con una facultad pegada, el de la Facultad de Ciencias de Comunicación de la Complutense de Madrid.

Llegaba a las ocho de la mañana y se iba a las nueve de la noche. Pero no pasaba, o eso dijo, por el bar. Las hormigas Trancas y Barrancas lo pueden atestiguar, porque ellas sí moraban en la extensa cafetería. Díaz Ayuso las saludó cordialmente porque fue en clase con ellas y es fan del dúo desde que descubrió su humor en la radio de la facultad.

Para acabar, los porros

Concluyó con un alegato contra los porros. Confesó que probó esa droga en el instituto, y que ahí se quedó: «Nunca lo seguí, no me interesó».

«Lo que me preocupa es que ahora se esté frivolizando tanto con los porros, diciendo que esto casi tiene un fin terapéutico, como diciéndolo a la gente que son casi sanos. No conozco a nadie que, a lo largo de los años, si ha estado fumando periódicamente, no se haya quedado al final con algún tipo de…», expresó. No llegó a decir la palabra «secuela» pero sin duda es la que quería soltar. Las hormigas no estuvieron de acuerdo, pero es que las hormigas eran más de ir al bar de la facultad –en aquellos tiempos aún se podía fumar– y Ayuso, dicho está, más de ir a clase.