El papel con el que sueña Amaia Salamanca

Montó por primera vez a caballo y al final del programa ya parecía una avezada amazona. Ordeñó una vaca con maña. Descendió a lo Perico Delgado, por una vía empedrada, las 33 grandes curvas de un puerto. Recorrió con buen paso los 22 kilómetros que la llevaron a lo alto de una montaña. Todo ello lo hizo Amaia Salamanca en su viaje a Kirguistán con Jesús Calleja.

A la «Suiza de Asia», una república de seis millones de habitantes nacida en 1991 tras el colapso de la URSS, acudió con su madre, que es su referente vital. La compañía fue una de las condiciones que puso a Planeta Calleja para viajar. La otra fue no pasar frío. Las bajas temperaturas son su kryptonita: «Me cambia el carácter». El compromiso no se cumplió del todo: la vimos tiritando a cero grados.

Infancia y juventud

De madre vasca y padre madrileño, fue una niña inquieta y una joven «fiestera». Tiene una espinita clavada de su infancia: «Suspendí Matemáticas y me quedé sin viaje de fin de curso a Italia».

Con 14 años, en pleno «pavo», la mandaron a Estados Unidos. Se hizo 'cheerleader' y se enamoró de un jugador de baloncesto.

Con 20 años estudiaba Administración de Empresas y Derecho. A través de una agencia de modelos, le propusieron hacer el casting para una serie. Ella no quería ir a esas pruebas («yo no soy actriz», se decía), pero un novio la animó. Llegó una hora tarde. La cogieron. Esa serie se llamaba SMS y en ella también se dieron a conocer Mario Casas y Martiño Rivas. Le fue bien: «Tuve mucha suerte». Y cobró su primer buen sueldo: «Trabajar un mes, 6.000 euros».

Su segunda serie fue un boom: Sin tetas no hay paraíso (2008-2009).

–Calleja: ¿Te enrollaste con Miguel Ángel Silvestre?

–Amaia (pausa dramática de cuatro segundos): No

Encarnó a la actual Reina de España en Felipe y Leticia (2010). Cree que los monarcas no la llegaron a ver. Pero le consta que en Moncloa se leyó: «Los guiones le llegaron».

Con 24 años volvió a Estados Unidos, esta vez para estudiar interpretación.

Madre sin trabajo

Tiene 35 años y tres hijos. Antes del confinamiento lo pasó mal. El teléfono no sonaba.

«Estuve un año y medio sin trabajar». Pero llegó la desescalada y con ella las buenas noticias: una película en Estambul, dos series (una de ellas es Todos mienten, estrenada la pasada semana): «O no tienes nada o te llega todo a la vez»

Ya han pasado quince años desde que empezó a trabajar como actriz. Ha hecho variados personajes. Pero le gustaría especialmente que le propusiesen un papel: «Si a alguien le falta una protagonista femenina que haga acción, pues, por favor, aquí me tienen».

Su pareja, Rosauro

Habló de su pareja, Rosauro. Se fue de vacaciones a Ibiza con unos amigos y lo conoció en una fiesta: «Amor a primera vista». A la noche siguiente fueron juntos a otra fiesta. A los cuatro días llamó a sus padres, afónica perdida: «Me he enamorado», les comunicó.

Tienen dos niños y una niña tras doce años y pico de relación. Es un empresario al que le ha ido muy bien y que empezó desde abajo. Amaia contó con admiración que el primer negocio que hizo fue la organización de una fiesta de Fin de Año. Su madre le prestó el dinero. Se lo devolvió todo, y lo que ganó lo reinvirtió en un nuevo proyecto.