Televisión
'El crimen de la guardia urbana': la muerte en cuatro actos
La serie documental emitida por Movistar Plus+ disecciona todos los puntos de vista de un triángulo amoroso que acabó en asesinato
Un coche calcinado en un pantano. Un cadáver carbonizado en el maletero. Así empieza la serie documental de Movistar Plus+ que disecciona uno de los asesinatos más impactantes de los últimos años, El crimen de la guardia urbana.
Carles Porta, guionista y director, juega con el espectador porque sabe que éste tiene memoria de pez, porque es consciente de la inmensa mayoría de los que se ponen delante de la tele para ver su documental apenas guardan en su cabeza algunas pinceladas de aquel horror que arrancó el 2 de mayo de 2017, dos días antes de la aparición del coche. Hubo un triángulo amoroso entre agentes de la ley que acabó con el asesinato de uno de ellos: eso es básicamente lo que te viene a la cabeza cuando escuchas «crimen de la guardia urbana». Por muy sonado que fuese, que lo fue, son tantos los detalles y tantas las subtramas que uno sigue los cuatro episodios del documental como si fuesen una película. Pero, por desgracia, no es ficción: Pedro Rodríguez, agente de la Guardia Urbana de Barcelona, fue la víctima.
Los episodios están estructurados de una forma inteligentísima. El primero se ciñe a los hechos. En el segundo conocemos la versión de Rosa Peral, pareja del fallecido Pedro. En el tercero, escuchamos el testimonio Albert López, el amante de Rosa. En el cuarto y último nos muestran los hechos conforme fueron establecidos por la sentencia del caso.
Volviendo a la dosificación de la serie, esa división planteada por Porta no solo ordena la trama y la dota de claridad, sino que permite al espectador sentirse jurado. Desde el otro lado de la pantalla estudias los hechos, escuchas los testimonios y das tu veredicto (por supuesto, es un «culpables» de libro).
La pérfida Rosa
Toda la trama gira en torno a Rosa, sin duda la protagonista principal. Una mujer atlética y guapa, de sonrisa engatusadora, que estuvo casada con Rubén, un Mosso d'Esquadra con el que tuvo dos hijos. En el momento en que arranca la historia es la novia de Pedro, un compañero cachas, que ha abandonado a su mujer –con la que tuvo un hijo– para iniciar una nueva vida con Rosa, por la que se ha colado. Ignora que la moza tiene un amante, y que está muy cerca de ellos dos, pues trabaja también en la Guardia Urbana: se llama Albert y es también un hombre que trabaja duro en el gimnasio. En realidad, la muchacha tiene dos amantes, pues también ha mantenido encuentros sexuales con un vecino, pero el papel de éste en la trama no es importante así que nos olvidaremos de él.
El triángulo formado por Rosa, Pedro y Albert es el esqueleto de la serie, pero hay otra persona que merece tratamiento estelar: el fiscal. Félix Martín es su nombre. Actúa como esperas que lo haga un fiscal en una serie de juicios. Pero es que esto es una serie documental. Como una hormiguita, el fiscal va reconstruyendo la historia hasta dar con su verdad, que resulta ser la verdad para el jurado. Su tesis inicial, que le compran, es que Rosa y Albert urdieron y ejecutaron un plan para asesinar a Pedro. Intentan colgarle el mochuelo a Rubén, ex de Rosa. Cuando se convierten en sospechosos, la unión que mantenían salta por los aires y se acusan el uno al otro. Eso les obliga a inventarse sus versiones. La de ella está menos armada que la de él, que también es rica en flecos sueltos.
Asombra la inhumana frialdad de la pareja ejecutora. El documental nos hace escuchar numerosos audios de Rosa y Albert, y resulta especialmente repugnante uno en el que planean ir a Port Aventura una vez que hayan ejecutado el crimen. Son dos cabezas enfermas. Y la de Rosa es la menos sana de las dos: tiene dos amantes y dos anillos de compromiso, uno de Pedro y otro de Albert, y los luce a su antojo en función de la ocasión. Como ha declarado Porta, los personajes de los asesinos son «increíbles», tanto que «no hay guionista» capaz de tejer un caso similar tirando solo de imaginación. Por ello la serie «es una mezcla entre Mujeres, hombres y viceversa, las series turcas de éxito y un thriller», sostiene.
No se sabe muy bien cómo mataron a Pedro en la casa de Vilanova i La Geltrú que compartía con Rosa y los dos hijos de ésta. Sí se sabe que fue drogado antes, lo que explicaría lo que los niños catalogaron como «movimientos de robot» de la víctima. Sí, los hijos, porque todo esto pasó con los pequeños en la vivienda. Solo vieron la primera parte, la de la reducción de la voluntad de Pedro, al que Rosa durmió para matar. Tampoco queda claro qué fue lo que les llevó a pensar que la mejor forma para poder vivir su amor sin obstáculos era matar a Pedro en lugar de que Rosa, simplemente, se separase de él. Tendrán tiempo (25 años de prisión para ella y 20 para él) entre rejas para meditarlo.