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Zoe Saldana y Ryan Reynolds, en El proyecto Adam

Zoe Saldana y Ryan Reynolds, en El proyecto Adam

'El proyecto Adam', la película de viajes en el tiempo que arrolla en Netflix

El filme, protagonizado Ryan Reynolds y Zoe Saldana, es un guiño permanente a Regreso al futuro, la saga de La guerra de las galaxias o E.T., el extraterrestre

La Disney rechazó una trilogía que hizo historia en los años 80, la de Regreso al futuro, porque consideró que una madre que se enamora de su hijo era un tema totalmente inapropiado para una película de la casa del ratón Mickey. Por un momento –esa escena materno-filial en el bar– temes que el El proyecto Adam vaya a ir por ese camino trillado, pero afortunadamente no lo hace. Eso sí, el tríptico de Zemeckis es una referencia absoluta para la película de viajes en el tiempo que está arrollando en Netflix desde su estreno el pasado día 11.

El director es Shawn Levy, un canadiense en cuyo currículo destaca la divertida trilogía de Noche en el museo –ideal para disfrutar en familia– y ocho episodios de la serie Stranger things. Por cierto: al igual que en Noche en el museo y que en Stranger things, aquí hay un niño protagonista.

El punto de arranque no sorprende demasiado: Adam Reed (Ryan Reynolds) es un viajero del tiempo del año 2050, que se ha aventurado en una misión de rescate para buscar a Laura (Zoe Saldana), su amor, quien se perdió en el continuo espacio-tiempo en circunstancias extrañas y sospechosas. La nave de Adam se estropea y acaba por error en el año 2022, en su casa y en compañía de su yo de 12 años. La figura del padre perdido será un nexo de unión para estos dos seres que en realidad son uno solo. Pero no hay aquí un conflicto teológico o filosófico, sino una trama al servicio del entretenimiento. Lo que Marty McFly (Michael J. Fox) más procuraba evitar, si bien sin éxito, en Regreso al futuro, que era el contacto directo con su familia, aquí se provoca deliberadamente por parte de Adam Reed. Es una vuelta de tuerca inteligente. Tramas al margen, El proyecto Adam tiene también el humor, aunque menos elaborado, que adornaba célebre saga de Robert Zemeckis.

Un fotograma de El proyecto Adam

Un fotograma de El proyecto Adam

Las referencias cinéfilas de este éxito de Netflix son evidentes, y hasta divierte ir cantándolas en alto mientras ves la película. Las ya comentadas a la saga de Regreso al futuro. La llegada del padre remite directamente a la aparición de E.T. en un bosque y su posterior llegada a casa de Elliot. Los guiños a la saga de La guerra de las galaxias son evidentes, y no solo por la evocación de la espada luminosa que maneja con destreza Ryan Reynolds, sino por la persecución entre árboles que invoca a El imperio contraataca o por esa escena final en un escenario que nos traslada al interior de la Estrella de la Muerte. Terminator y la serie Expediente X también se sienten en este batiburrillo de influencias que además nos rescata de la memoria Frequency, aquella película del arranque de siglo en la que los personajes interpretados por Dennis Quaid y James Caviezel, padre e hijo, se cruzaban en el tiempo gracias a un equipo de radioaficionado, y lograban evitar una serie de acontecimientos fatales.

Todo ello compone un filme que es puro entretenimiento y que, si exceptuamos las previsibles persecuciones y escenas de tiros, se deja ver con agrado. Eso sí, dentro de 37 años, en 2059, no se hablará de El proyecto Adam como en 2022 –37 años después de su estreno– seguimos haciéndolo de Regreso al futuro, que fue y es la medida de todas las películas de viajes en el tiempo. También de El proyecto Adam.

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