Historias de película
Raquel Welch, el mito que libró a Tim Robbins de la cadena perpetua
«A la mañana siguiente, más o menos cuando Raquel revelaba su pequeño secreto, un hombre al que nadie había visto antes entró en el banco nacional de Maine. Hasta ese momento no había existido más que sobre el papel». La frase la escuchamos en Cadena perpetua, la excelente película de 1994 protagonizada por Tim Robbins y Morgan Freeman. Es este último quien la pronuncia sin que le veamos en ese instante porque ahí ejerce, como no pocas veces en su filmografía, como narrador. Eso en su versión original. En su versión doblada al español, escuchamos a Pepe Mediavilla, el extraordinario actor de doblaje que ponía voz en España a Morgan Freeman y que nos dejó en 2018.
A quien no haya visto Cadena perpetua le recomendamos que interrumpa aquí la lectura y la retome después de disfrutar de una de las mejores películas de los años 90 –está disponible en Movistar+ y el catálogo de HBO Max– porque, ya que lo dice Morgan Freeman (o la voz, poderosa, de Pepe Mediavilla) toca hablar de Raquel, de su pequeño (gran) secreto y de ese hombre que no había existido más que sobre el papel.
Es precisamente el papel el elemento que une los tres vértices. El pequeño secreto es el laborioso túnel excavado en la celda de Andy Dufresne, el personaje creado por Stephen King en su novela corta –a diferencia del título– Primavera, esperanza eterna: Rita Hayworth y la redención de Shawksank, adaptada al cine por Frank Darabont con el título de Shawshank Redemption (Shawshank es el nombre de la prisión ficticia de Maine en la que transcurre la trama), y traducida libremente al español como Cadena perpetua. Él mismo, Andy Dufresne, interpretado por Tim Robbins, es ese hombre que no había existido más que sobre el papel y que se presenta, trajeado, en el Banco Nacional de Maine. Y Raquel es Raquel Welch, cuya sugerente silueta impresa en un póster le ha servido a Dufresne para ocultar el agujero que le acaba de conducir hasta la libertad.
Ese mismo póster de Raquel Welch, fallecida esta semana a los 82 años, sirvió a la actriz, en la vida real, para alcanzar una condición, la de mito erótico, que haría suya para siempre. El póster de su icónica imagen de cavernícola en bikini de piel en la película Hace un millón de años (1966). En Cadena perpetua, el de Raquel Welch es el tercer y definitivo cartel de cine que protege el secreto de Andy Dufresne tras los afiches de Rita Hayworth y Marilyn Monroe.
En el relato corto de Stephen King en el que se inspira el filme, los carteles no son tres, sino cuatro. Solo coincide el de Rita Hayworth. Por algo su nombre figura en el título la novela. Los otros reproducen las figuras de la cantante Linda Ronstadt y de las actrices Jayne Mansfield y Hazel Court. Pero la elegida para devolver, en última instancia, la libertad a Tim Robbins como Andy Dufresne en Cadena perpetua es Raquel Welch. Quizá porque sus películas, en el fondo, eran cine de evasión.