Harry Belafonte y las dos escenas de 'Bitelchus' que no hubieran sido igual sin su música
El artista neoyorquino llenó la escena musical con sus ritmos caribeños y Hollywood supo aprovechar dos de sus mejores canciones para encumbrar la cinta Bitelchus
El artista Harry Belafonte ha fallecido este martes a los 96 años de edad. El músico, actor y activista neoyorquino marcó una época en los años 50 con sus ritmos caribeños. Sus discos y sus apariciones en cine lo convirtieron en un referente musical. Y durante años, Hollywood ha sabido aprovechar algunas de sus canciones más famosas para escenas memorables.
La película que viene a la cabeza cuando hablamos de Belafonte es Bitelchus. La gamberra comedia estrenada en 1988 cuenta una historia de fantasmas irreverentes. En ella, una jovencísima Winona Ryder se hace amiga de dos fantasmas que habitan en la casa que sus padres han comprado. Los fantasmas atormentados están interpretados por unos también jovencísimos Alec Baldwin y Geena Davis. Mientras que un apenas reconocible Michael Keaton da vida al asqueroso y traicionero Beetlejuice, una especie de criatura del inframundo cuya mera presencia provoca repulsa. Pues en esta película, no hay una sino dos escenas memorables gracias a la música de Belafonte.
La primera, y la más famosa, es la escena del banquete en el que los invitados contactan con el más allá y son poseídos por el ritmo caribeño. El baile de servilletas y los movimientos espasmódicos de Catherine O'Hara al ritmo de Day-o (Banana Boat Song) ayudaron a que la escena haya entrado en el hall de la fama de la meca del cine.
Pero también podemos apreciar la música de Belafonte al final de la cinta. Cuando la trama de la cinta llega a su fin y todo se soluciona, Winona Ryder celebra su victoria al ritmo de Jump in the line mientras se eleva por los aires bailando salsa.
Fama para romper barreras raciales
Nacido en el barrio neoyorquino de Harlem en 1927 con ascendencia jamaicana, Belafonte saltó a la fama en 1956 con el exitoso álbum de música caribeña Calypso, que popularizó canciones como Day-O y Jamaica Farewell.
También tuvo algunas incursiones en el mundo del cine, con películas como Carmen Jones, en un momento en el que la segregación racial seguía muy arraigada en Estados Unidos y los afroamericanos tenían papeles minoritarios en la gran pantalla.
A raíz de su gran popularidad y capacidad para romper barreras raciales en el mundo artístico, la carrera de Belafonte ha sido comparada con la de artistas de la talla de Louis Armstrong, Ella Fitzgerald o de su contemporáneo Sidney Poitier.
En 1968, la cantante británica Petula Clark, que estaba entonces en la cumbre de su popularidad, invitó a Belafonte a un programa especial de la cadena de televisión NBC y ambos cantaron un dúo durante el cual Clark tocó en un gesto cariñoso la mano de su colega.