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Un plano de 'La sociedad de la nieve', en el que se aprecia a lo lejos el avión siniestrado

Un plano aéreo de 'La sociedad de la nieve', en el que se otean el avión siniestrado y parte de los supervivientesNetflix

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¿Por qué no se localizó el avión de ‘La sociedad de la nieve’?

Factores técnicos y climatológicos confluyeron para impedir que los supervivientes fuesen encontrados en las misiones de rescate

El 15 de octubre de 1972, dos días después de que el Fairchild FH-227 se estrellase en los Andes, un avión de rescate sobrevoló el Valle de las Lágrimas, donde estaban lo que quedaba de la parte delantera del avión y los supervivientes. Ellos lo vieron, e interpretaron que cuando movió las alas les estaba indicando que los había localizado. Pero no. Los del avión no los vieron. Ninguna de las otras 102 misiones que se desarrollaron en los diez primeros días —la búsqueda oficial se suspendió al undécimo, si bien más adelante se reanudarían por impulso de los familiares, pero en menor número— logró tampoco localizarlos. ¿Por qué? Son varios los motivos, técnicos y climatológicos, que lo explican. Todos ellos se detallan en el extraordinario podcast Andes, 72 días en la montaña, del periódico uruguayo El País.

Empecemos por el clima. En La sociedad de la nieve, la película de Bayona que recrea estos hechos, se escenifica una expedición a la montaña en la que los supervivientes se dan cuentan de que, a medida que van trepando, el fuselaje va dejando de verse hasta desaparecer del todo. Blanco sobre blanco: fuselaje blanco sobre nieve. Imposible que fuese advertido desde un avión de rescate. Los accidentados tuvieron la mala suerte de que justo en ese 1972 en los Andes nevó más que en los últimos 50 años. Y que justo cuando ese avión los sobrevoló las nubes eran densas y la visibilidad desde las alturas era pésima.

En todo caso, este problema visual no hubiese sido importante si entonces hubiese los medios técnicos que hay hoy. En este caso, existen dos avances fundamentales. Así, el coronel Enrique Crosa, de la Fuerza Aérea Uruguaya, que fue el hombre que designó la tripulación del Fairchild FH-227, explica en el citado podcast que en aquel tiempo no existían radares.

En cuanto al aparato, era un mal avión, como lo prueba su catastrófico historial, y aunque «relativamente moderno» (Enrique Crosa dixit) para la época, carecía de algo fundamental. El coronel detalla que el avión contaba «con todo lo que tenía que contar un avión menos la baliza de accidente». ¿Qué es eso? «Hay una baliza que en ese entonces empezó a aparecer en los aviones que en el caso de que el avión cayese se activaba automáticamente». Al activarse, emite una señal a través de la cual los aviones de rescate pueden localizar la posición del aparato.

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