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08 de septiembre de 2024

Margherita Vicario, directora de la película '¡Gloria!'

Margherita Vicario, directora de la película '¡Gloria!'EFE

Cine

El Festival de Berlín resurge con un debut prometedor

El primer largometraje de la italiana Margherita Vicario, ¡Gloria!, lo mejor de la jornada en el certamen

El prometedor debut en el largometraje de una actriz, cantante y compositora italiana, Margherita Vicario, marcó para bien la séptima jornada del 74º Festival Internacional de Cine de Berlín que sigue sin encontrar ese filme que lo distinguirá en la historia de este certamen.

Su compañero en el concurso de esta séptima jornada fue Black Tea, del mauritano Abderrahmane Sissako, ambientado en la antigua Cantón (hoy Guangzhou), cercana a Hong Kong, que desde los tiempos de la dominación colonial se distinguía por ser un centro multicultural y multirracial que aún conserva, y es un melodrama que nada tiene que envidar a los culebrones sudamericanos.

¡Gloria! es la historia de un grupo de huérfanas instrumentistas de un convento cerca de Venecia, famoso por sus conciertos musicales, que a principios del siglo XIX se prepara a recibir a un nuevo papa con un recital que debería dar nuevo lustro a la institución.

Pero el viejo sacerdote, que no solo dirige a las alumnas sino que escribe para ellas nuevas composiciones, está en plena aridez inspiracional y es incapaz de escribir una sola nota, hasta que las mismas huérfanas deciden hacerse cargo de la situación, proponiendo sus propias partituras.

Inspirado en una práctica muy difundida en la Europa del siglo XVIII, sobre todo en Venecia y Nápoles, donde proliferaban los conventos que daban instrucción musical a sus pupilos y pupilas y se mantenían con los ingresos de los conciertos (el más famoso era el de la Pietà de Venecia donde por la época en la que se ambienta en el filme, era dirigido por Antonio Vivaldi), el filme es un homenaje a esa plétora de anónimas instrumentistas que no dejaron rastro en la historia de la música.

Margherita Vicario es lo que se llama una hija de arte, siendo nieta de un cineasta y una actriz de cine famosos en su época, Marco Vicario y Rosanna Podestá, e hija de Francesco Vicario, frecuente director televisivo del festival de la canción italiana de Sanremo, pero es con su actividad de cantautora que a partir de la década de los diez empieza hacerse notar en el mundo del espectáculo, al principio como intérprete de una veintena de filmes, entre ellas el italiano de Woody Allen, A Roma con amor, y luego como compositora y animadora de eventos musicales.

En su debut como directora (en su haber existía solo un corto codirigido en 2011), Vicario se revela por su competencia narrativa, describiendo el mundo cerrado y sin salida de las huérfanas a pesar de codearse con lo mejor de la sociedad de su tiempo, contando para ello con un elenco homogéneo de casi debutantes (donde cabe mencionar a las más profesionales Galatea Bellugi y Carlotta Gamba) y una fotografía de primer orden de Gianluca Palma, levantando así un poco el nivel de este modesto concurso berlinés.

Abderrahmane Sissako es un cineasta mauritano de 63 años que reside la mayor parte del tiempo en París pero es un verdadero trotamundos, habiendo ambientado sus películas en varios países africanos y llegando ahora hasta la misma China, donde lo siguen acompañando personajes e intérpretes de su continente de origen, en este caso mostrando con lenguaje de culebrón sudamericano, la constante rivalidad étnica que mantienen los chinos con otras etnias que visitan su territorio.

Todo empieza y termina con una multiboda en Costa de Marfil de la que la protagonista Aya (una bellísima Nina Melo) escapa sin pronunciar el fatídico sí, para aparecer luego en Cantón regenteando una casa de té, con cuyo dueño mantiene una relación ambivalente.

Pero este caleidoscopio de situaciones y personajes, desplegado a fuerza de diálogos farragosos y monótonos planos y contraplanos, cansan al espectador, que no queda intrigado ni siquiera con el ambiguo final.

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