Cine
'Furiosa', la nueva película de la saga 'Mad Max', arrasa a su paso en Cannes
El festival vive un prometedor inicio de concurso con la cinta protagonizada por Anya Taylor-Joy y otros filmes
Prometedor debut del concurso del 77º Festival de Cannes, después de la media decepción del filme inaugural Le deuxième acte, con la sombría reproducción de un caso real de infanticidio múltiple en la Dinamarca de fines de la primera Guerra Mundial y con la única opera prima de la competición oficial.
Todo lo que de sombrío y angustiante tiene la coproducción polaco-danesa del sueco Magnus von Horn Pigen med nalen (La chica con la aguja), lo tiene de esperanza en medio del caos de la francesa Diamant brut de la debutante Agathe Riedinger.
Al opuesto del agobiador y expresionista blanco y negro del primero, cuya trama avanza por bloques narrativos, resplandece el color y la movediza cámara del segundo, que refleja la vida caótica de la protagonista, toda entregada a lograr un puesto en el sol por medio de los reality shows.
Tercer largometraje de Magnus von Horn, que vuelve a Cannes que le bautizó su primer largometraje en 2015, Efterskaia (El más allá), seleccionado por la Quincena de Realizadores, La chica de la aguja es un reflejo de la vida profesional de su autor, estudiante sueco en la famosa escuela de cine de Lodz y que se mueve entre su residencia en Polonia y las raíces raíces narrativas de su Escandinavia de origen.
En la Dinamarca de los últimos días de la primera guerra mundial, una obrera vive miserablemente sin poder pagar el alquiler de su vivienda ya que el estado no le paga una indemnización por viudez ya que su marido desapareció sin dejar rastros. Todo podría solucionarse cuando de Karoline se enamora el dueño de la fábrica en la que trabaja pero la aparición de su marido desfigurado y la firme oposición de su futura suegra, que amenaza con cortarles los víveres, dan al traste con sus sueños y la situación se agrava cuando descubre estar embarazada.
Imposibilitada de mantenerse a ella misma y a su criatura, la protagonista conoce a una mujer que, a cambio de parte del dinero recibido como indemnización de su frustrado marido, le asegura encargarse de hacer adoptar a su bebé por una familia rica. Lo que no puede saber Karoline es que, bajo su aparente gentileza, esa mujer es Dagmar Overbye, procesada por haber matado a 25 infantes entre 1913 y 1920.
Magnus van Horn no se limita a narrar los hechos que conmovieron a la opinión pública danesa, ya estremecida por los acontecimientos bélicos, sino que va hasta el fondo y denuncia la situación social imperante en Europa, con su injusticia social y la separación insuperable de clases, como la verdadera responsable de tanta miseria y tanta muerte.
Vic Carmen Sonne como Karoline y la pluripremiada Trine Dyrholm como Dagmar son las excepcionales protagonistas de este filme sobrecogedor que cuenta además con una espléndida fotografía en blanco y negro de Michal Dymek, que recuerda las obras maestras del cine expresionista alemán que se estaba gestando por aquellos mismos años. La parisina Agathe Riedinger, de 39 años cumplidos el pasado 11 de marzo, era conocida por su labor como exitosa cortometrajista, empezada con ese J’attend Jupiter que es el esbozo de este su primer largometraje.
En una tranquila ciudad de provincia de la Costa Azul, Fréjus, vive Liane (una impresionante debutante Malou Khebizi que carga en sus fuertes hombros todo el peso narrativo del filme), una adolescente de 19 años que sueña redimirse de una vida de abandonos y frustraciones triunfando en el ilusorio mundo de los reality shows y de los influencers.
Entre los seguidores que la admiran y la denostan por igual por sus continuos mensajes por las redes, Liane combate con el mundo con inusitada energía con las únicas armas de su belleza, retocada e infinitamente retocable, y su empecinamiento. Riedinger envuelve al espectador con la misma telaraña en que se ve enredada la protagonista que contra viento y marea desafía el escepticismo de todos los que la rodean, incluyendo al mismo público. Y el provisorio final feliz que la directora le regala a Liane, en viaje a su primer reality show, no será sino la primera de una serie de múltiples y devastadoras decepciones.
Completó la jornada el estreno mundial de Furiosa: de la saga Mad Max, quinto (y último?) episodio de la serie postapocalíptica de Mad Max, 45 años después del estreno, aquí mismo en Cannes, de la primera parte que lanzara a la fama tanto a su director, George Miller, como a su protagonista Mel Gibson. En realidad, el filme es una spin-off de la serie y secuela de Mad Max: Fury Road, también estrenada en Cannes 2015, como todas sus hermanas, y con la inglesa Anya Taylor-Joy en el rol de la emperadora que fuera de Charlize Theron. Esta "Furiosa” es en realidad «max» de lo mismo con su retahíla de persecuciones en moto, coches y cuanto vehículo exista o haya sido inventado por los técnicos de la serie, y para verlo y creerlo basta esperar hasta el 24 de mayo, apenas una semana, para que la vea (y la aprecie) todo el mundo.