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02 de julio de 2024

John Wayne y Susan Hayward, en El conquistador de Mongolia

John Wayne y Susan HaywardGTRES

Historias de película

La película más trágica de la historia: mató poco a poco a John Wayne y a otros 45 compañeros de rodaje

Las pruebas nucleares que se desarrollaron cerca del rodaje tuvieron devastadoras consecuencias para la salud del equipo

Pese a que era un proyecto mimado y querido por el mismísimo John Wayne cuando se estrenó, la crítica la calificó de desastre, y pasó rápidamente a considerarse una de las peores películas de la historia. Una película maldita. No por su historia y el cuestionable papel de Wayne como conquistador mongol, sino por sus devastadoras consecuencias de salud para los miembros de su equipo. El conquistador de Mongolia terminó siendo mortal para muchos de ellos. De las 220 personas que trabajaron en el rodaje, el 41 % desarrollaron algún tipo de cáncer –la mayoría, de pulmón– y 46 murieron a causa de esta enfermedad. Muchos la desarrollaron además a una edad más temprana de lo habitual. El tabaco, habitual en 1956, no justificó del todo estos números. Todo apunta a que la auténtica razón de esta ‘peste’ nace a unos 200 kilómetros de donde se estaba rodando la película, en Nevada. La cinta se rodó en localizaciones cercanas a St. George en el desierto de Utah, no lo suficientemente lejos del campo de pruebas del Gobierno de los Estados Unidos en Nevada donde se ensayaban armas nucleares durante los años 1950.

El gobierno estadounidense de entonces realizó allí hizo once pruebas nucleares y, por tanto, la radiación desprendida pudo haber afectado al equipo. Los productores del filme lo sabían, pero el gobierno aseguró que eso no entrañaba peligro alguno ni para el equipo ni para los habitantes de la zona. Error. Dick Powell, director de la película, desarrolló un linfoma del que murió en 1963. John Wayne murió de cáncer de estómago en 1979, pero desarrolló cáncer de pulmón en 1964. Su compañera de reparto, Agnes Moorehead, famosa por su obsesión con la salud y no fumadora, murió también de cáncer en 1974.

Robert Pendleton, profesor de Biología de la Universidad de Utah que investigó el caso en 1980, dijo que «con estas cifras, podríamos estar ante una epidemia”. La conexión entre la lluvia radiactiva y el cáncer en casos individuales ha sido prácticamente imposible de probar de forma concluyente. “Aunque en un grupo de este tamaño lo previsible era que solo se desarrollaran unos 30 cánceres. Con 91 casos de cáncer, creo que la conexión se sostendría en un juicio», añadió el profesor.

La conexión entre el número extraordinario de enfermedades y la radiación nunca se demostró de forma concluyente pero Howard Hughes, productor de la película, se sintió tan culpable por su decisión de continuar con el rodaje, que quiso comprar y destruir todas las copias de El conquistador de Mongolia. Se gastó 12 millones de dólares en retirarla de la circulación, pero cuando la compañía Universal compró todo su fondo de películas en 1979, volvió a ponerla en circulación. Fue lanzada en DVD por Universal dentro de su colección Vault en 2012. Hoy, El conquistador de Mongolia, la película maldita, se puede ver en plataformas como Filmin y Prime Video.

La película funcionó bien en taquilla. Fue la undécima película más vista en Estados Unidos en 1956, pero fue un fracaso entre la crítica, que llegó a catalogarla como una de las peores películas de los años 50 y de la historia del cine.

Wayne, que se encontraba en la cumbre de su carrera, luchó denodadamente por hacerse con el papel después de haber leído el guion. Aunque ahora se cree que el personaje no era apropiado para él. The Conqueror –su título original– fue incluida en el libro de 1978 Las cincuenta peores películas de todos los tiempos y Wayne fue nombrado póstumamente «ganador» a la actuación más equivocada en el libro de 1980 The Golden Turkey Awards. Nada comparable con la desgraciada suerte que corrieron los miembros del equipo de esa maldita película.

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