Al Pacino confiesa cuál era el final original de 'El Padrino. Parte III'

El desgarrador plano final de El Padrino, de Francis Ford Coppola, aunque se encuentra entre los planos finales más celebrados de la historia del cine, no es el desenlace original que Coppola había imaginado. Cualquiera que conozca bien la película puede ver la última imagen en su mente: una puerta que se cierra eclipsando el rostro afligido de Kay (Diane Keaton), separándola de su marido, Michael Corleone (Al Pacino), de quien ahora se da cuenta que ha tomado el mando de su difunto padre, el patriarca de la familia criminal Don Vito Corleone (Marlon Brando).

Con un desenlace así, era difícil imaginar que la saga de El Padrino continuase. Sobre todo porque Coppola ni siquiera deseaba formar parte del proyecto. En una ocasión, confesó que se metió en él para salir de las dificultades económicas en las que estaba sumido. Paradójicamente, la suerte le sonrió y no solo consiguió saldar sus deudas, sino que convirtió la película en la más taquillera de la historia (al menos durante un tiempo), con una recaudación de taquilla de más de 250 millones de dólares. La continuación estaba más que justificada.

Considerando la segunda como una de las grandes obras maestras del cine, decidió grabar la tercera con varios finales en mente, uno de ellos alternativo, tomado directamente de la novela de Mario Puzo y centrado de manera similar en Kay. En la primera cinta de la saga, la toma no utilizada muestra a Kay en una iglesia católica encendiendo velas votivas mientras reza por el alma de su esposo y por su familia. Este desenlace alternativo habría terminado la película con una nota posiblemente más esperanzadora; ciertamente el efecto habría sido una continuidad conmovedora en lugar de una ruptura despiadada.

Puzo imaginó a Kay ocupando su lugar junto a la madre de Michael, la viuda de Vito, Carmella (Morgana King), y otras esposas y madres de la mafia suplicando al cielo en nombre de sus hombres corruptos. Este habría sido un desenlace más italiano, sin embargo, no llegó a rodarse. Como tampoco lo hizo el desenlace original que se ideó para la tercera de las entregas, la que puso fin a la saga.

Ha sido Al Pacino quien lo ha revelado en sus memorias, Sonny boy, publicadas el pasado mes de octubre. Pacino reveló que el final original contemplaba la muerte de Michael por asesinato. «Michael es asesinado en las escaleras de la iglesia», escribe. «Cae rodando por las escaleras y se queda en el suelo. Kay corre a su lado, lo mira a la cara y le pregunta: 'Michael, ¿te estás muriendo? ¿Vas a morir?'. Y Michael la mira y le dice: 'No'. Y luego muere».

En palabras del intérprete, este debería ser el final elegido por el cineasta para acabar su trilogía, dado que representa la esencia misma de El Padrino. «Michael termina su vida con una última mentira a Kay», reconoce.

El principal motivo por el que se descartó fue porque Robert Duvall y Richard S. Castellano se negaron a volver como Tom Hagen y Peter Clemenza, respectivamente, lo que calificó como un «gran error».

«Como gran parte de la película depende del personaje de Duvall, ninguno de nosotros sabía qué hacer sin él», explica. «Francis y Mario tuvieron que reconstruir la historia, pero eran escritores brillantes y cambiaron todo el guion. Incluso el final que tanto me gustaba tuvo que desaparecer: en su lugar, Michael moriría de viejo, en soledad, después de que su hija, Mary, fuera asesinada».

En su biografía, el icono de Hollywood también habla sobre las críticas que recibió la tercera parte de la saga en comparación con las dos primeras. Entiende que el público quería que siguiese siendo El Padrino. Sin embargo, su personaje se humaniza y sale de ese «estado de entumecimiento casi traumatizado». «Esa frase mítica suya y que la gente todavía recuerda, 'Justo cuando pensé que estaba fuera, me vuelven a meter', resume la necesidad de Michael de salir de ese estado, de esas cadenas que lo ataban».