El actor que eligió a John Wayne como la estrella perfecta: «Nos llevamos bien porque no hablamos de política»

En septiembre de 1966, John Wayne iba a rodar una nueva película sobre vaqueros, pero necesitaba al coprotagonista adecuado para interpretar a Lomax, el antiguo enemigo de su personaje. Burt Lancaster rechazó el papel de Asalto al carro blindado porque no quería trabajar con El Duque. Sonó Rod Taylor para sustituirle, pero fue Kirk Douglas quien terminó imponiéndose. La estrella de Espartaco ya había coprotagonizado con él dos éxitos anteriores, La sombra del gigante y Primera victoria, por lo que parecía justificado que hiciesen uno más.

Su director Burt Kennedy deseaba trabajar con ambos, aunque eso significase que tuviese que recortarse su propio sueldo. De hecho, renunció a la mitad de su salario para poder contratar a Douglas, a quien pagaron 300.000 dólares de entonces, más el 10 % de las ganancias brutas que consiguiese una vez estrenada la película.

Poco antes de que comenzase el rodaje en Durango, que se extendería durante 12 semanas, Wayne se vio obligado a utilizar una máscara de oxígeno durante un vuelo debido a las dificultades respiratorias que sufría después de haberle extirpado uno de sus pulmones por un cáncer. Fue entonces cuando Douglas se dio cuenta de la fragilidad del actor y aligeró su dureza con él.

Y es que, pese a formar uno de los dúos más icónicos del Oeste americano, su enemistad estaba a la orden del día. Wayne, partidario activo del macartismo, era famoso por sus controvertidas declaraciones sobre la política y cultura americana, algo que no sentaba del todo bien al padre de Michael Douglas. De hecho, no dudó en mostrar su rivalidad de forma pública.

En una entrevista con Dick Cavett en 1971, le preguntaron a Douglas sobre los comentarios vertidos por Wayne al justificar que los primeros colonos estaban más que justificados al apoderarse violentamente de las tierras de las poblaciones indígenas americanas. Casi ansioso por acabar lo que se le avecinaba, explicó que deseaba evitar un frenesí mediático causado por cualquier comentario sobre Wayne y no quería involucrarse en ningún tipo de conversación sobre él.

Pese a todo, Douglas explicó que su relación con Wayne no se vio afectada por las inclinaciones ideológicas de este último, aunque no estuviera de acuerdo con ellas. «He hecho bastantes películas con John Wayne y, por cierto, siempre le he llamado John», en referencia a que todo Hollywood le reconocía como una eminencia y se dirigía a él con el título de El Duque.

A pesar de las diferencias en sus creencias políticas, Douglas esperaba trabajar con Wayne debido a su forma de abordar el oficio. Mientras hablaba con Cavett, reveló que Wayne también lo ayudó a elegir papeles a lo largo de su carrera. «Nunca hemos estado de acuerdo en nada, pero nos llevamos bien porque nunca hablamos de política».

Pese a todo, el actor de Senderos de gloria quiso reconocer el buen hacer de su compañero en el set de rodaje: «Es el primero en llegar al plató, el más trabajador con el que he trabajado y creo que es todo un personaje». Para evitar futuros conflictos, nunca hablaban de política cuando cenaban juntos, lo que resultó ser un paso esencial para mantener la armonía profesional.