
Miguel, Yago y Limin fueron los tres peores de la prueba de eliminación del primer programa de MasterChef 13
«¿No haces tortilla?»: críticas por el bajo nivel de los concursantes de 'MasterChef 13'
Se suman a las recurrentes quejas por la hora de finalización del programa
TVE ha dado comienzo a la decimotercera edición de MasterChef, a la que prefieren llamar 12+1 por pura superstición. En esta ocasión, el concurso de cocina ha querido unir a gente de diferentes edades —generación X, Z, millennials y baby boomers—. Sin embargo, no ha sido necesario que termine el programa para que llegasen las primeras críticas.
Precisamente de eso es lo que se queja la audiencia: del bajo nivel en los fogones de los elegidos. Los jueces Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nágera, en la primera prueba, debían escoger a los 16 participantes de entre 40 postulantes —entre ellos sacerdotisas, tarotistas y alquimistas—. Se decantaron por una docena, a los que otorgaron delantales blancos y las últimas plazas debían ganárselas otra docena de delantales grises con unos sencillos cocinados.
El chef Toño Pérez, con tres estrellas Michelin, les pidió un nivel imposible para alguien que aspira a participar en un concurso culinario: freír una milanesa, hacer una tortilla francesa, una ensalada, abrir cinco ostras o preparar huevos de tres formas diferentes —poché, duro y pasado por agua—. Los resultados en algunos casos, para sorpresa de los cocineros, fueron desastrosos.

La tortilla francesa de Paula, que se justificaba alegando que ella hacía «huevos revueltos»
Una de las líderes fue Ariana, colocada como favorita de la edición, ya que participó en Masterchef Junior en Estados Unidos.
Y el desastre que se presagiaba al ver el nivel culinario se hizo realidad. Tanto es así que los chefs no eligieron a quienes debían acudir a la prueba de eliminación. Fueron los capitanes lo que, también, escogieron a quienes vestirían el delantal negro.
El bonito gesto de Pepe Rodríguez
Antes del desenlace del primer programa, durante la cata de los jueces, Emilio —un estudiante de Toledo—, contaba que «toda la vida» le habían hecho «sentirse inferior». Contaba a los jueces que estaba «becado» y que sin ella no puede acabar la carrera por las dificultades económicas de su familia.
Al escuchar esta historia, Pepe Rodríguez salió al paso. Le pidió que se creyera lo que está consiguiendo y se ofreció a pagarle los estudios si fuera necesario. «Si algún día te hace falta dinero para ir a la universidad, me lo pides. Sin ningún problema, vienes a buscarme al Bohío», le decía.
En el último cocinado, los nominados a ser el primer expulsado realizarían un plato italiano con los ingredientes que les aportaban en unas cajas. Una ensalada templada con champiñones, tomates, huevo frito y guanciale, fue lo que condenó a Miguel Mayordomo a abandonar el programa.
«Tu ensalada templada, fría, caliente no tenía sentido. Faltaba articular ese plato», sentenciaba Pepe.