Feria de San Isidro
Una oreja para Javier Cortés con una corrida de El Pilar que dio para más
El torero madrileño se quedó a medio camino y dejó pasar una clara oportunidad en su vuelta a Las Ventas tras el grave percance sufrido en 2019
El diestro madrileño Javier Cortés paseó hoy la única oreja concedida en el tercer festejo del abono de la feria de San Isidro, en el que se lidió una corrida de la divisa de salmantina de El Pilar en la que salieron varios toros con opciones de mayores triunfos.
Y el que más opciones ofreció, por su brava profundidad, fue precisamente ese primero del que Cortés se llevó el trofeo tras una faena voluntariosa y con eco en el tendido pero en la que no acabó de apurar la calidad del astado de El Pilar.
Embestía fuerte y con entrega «Bastardero» a la muleta del madrileño, que le ligó las breves series de pases con creciente asiento de plantas pero también con un ligereza que no hizo más que hacer crecerse al animal, que fue el que más emoción aportó a la pelea.
Finalmente, tras una estocada volcándose, el hoy «receptivo» público venteño pidió esa oreja que le daba la posibilidad de abrir la puerta grande con su segundo, solo que esta vez, con un toro bastante menos exigente y de dúctil condición, Cortés se quedó a medio camino y dejó pasar tan clara oportunidad en la que fue su vuelta a Las Ventas tras el grave percance sufrido en 2019.
Otro de los toros exigentes pero con opciones mayores fue el segundo, aunque, por su escasa culata, le faltó algo más de «tracción trasera» para redondear unas embestidas que pedían más temple y equilibrio que el que aportó un Tomás Campos poco convencido y que ya no pudo desquitarse con el quinto, el más terciado y deslucido del sexteto charro.
Francisco José Espada tuvo también su oportunidad con el tercero, al que, después de que amagara con rajarse, supo sujetar en los medios para disponerse a torearle siempre con mucha firmeza y serenidad.
Fue así como el toro le ofreció siempre unas fuertes y francas arrancadas que el torero de Fuenlabrada ligó en tandas cortas y no siempre apurando su recorrido con el suficiente mando, en una labor estimable pero discontinua.
Más pulso le puso a su trasteo con el sexto, un castaño zancudo y medido de fuerzas al que, con la misma firmeza, Espada llevó limpia y acertadamente a media altura para acabar metiéndose entre los pitones en un remate de alardes que no se le tomó en cuenta.
Ficha del festejo
Seis toros de El Pilar, desiguales de cuajo y volumen, aunque la mayoría hondos por delante y reunidos de pitones. Dentro de cierta disparidad, y salvo los dos últimos, uno terciado y deslucido y otro noble pero justo de fuerzas, el resto tuvo embestidas exigentes, con un primero destacado por repetirlas con profundidad.
Javier Cortés, de negro y oro: estocada (oreja tras aviso); tres pinchazos y estocada delantera (silencio tras aviso).
Tomás Campos, de grana y oro: bajonazo y descabello (silencio); pinchazo y media chalequera (silencio).
Francisco José Espada, de tórtola y plata: estocada contraria delantera (ovación con algunos pitos tras aviso); estocada delantera desprendida y doce descabellos (silencio tras dos avisos).