Feria de San Isidro
Tarde gris en Las Ventas, esto también es San Isidro
Decepción en la quinta del abono de San Isidro con unos toros que poco permitieron y unos toreros que nunca estuvieron a gusto
La Feria de San Isidro se compone de 29 tardes de toros. Es estadísticamente imposible que todas sean buenas y es bastante fácil que alguna de ellas sea un absoluto petardo. La quinta del abono forma parte de este último grupo. Los toros de El Torero, con imponentes cornamentas y un comportamiento brusco y agotado, apenas dejaron margen para la creación artística a Antonio Ferrera, Daniel Luque y Gonzalo Caballero.
Antonio Ferrera, que luce un extraño capote de color azul al que cuesta encontrar explicación, tuvo poco que hacer con su lote. Al diestro extremeño no se le acabó de ver cómodo en ningún momento de la lidia. A su primer toro, que siempre estuvo a la defensiva, trató de acortarle los espacios y con el segundo todo quedó en un trámite rematado con un bajonazo para despachar al corniveleto.
Daniel Luque hacía su segundo paseíllo en Las Ventas tras la Puerta del Príncipe de la pasada Feria de Abril. El sevillano protagonizó dos faenas en las que no consiguió dominar la complicada embestida de sus toros. La primera fue una sucesión de pases en las que el animal cabeceaba para enganchar, una y otra vez, los trastos al matador. Alargó Luque de forma innecesaria en esta ocasión.
El quinto de la tarde fue devuelto a los corrales y permitió al público madrileño disfrutar de los bueyes de Florito, que en tardes así siempre acaba convertido en protagonista inesperado. El toro de Montealto que entró al ruedo como sobrero tampoco cambió el rumbo de una corrida de silencios.
Cerraba el cartel Gonzalo Caballero, ovacionado por el público de Madrid en su regreso a Las Ventas después de la gravísima cogida que sufrió en la plaza en 2019. En su primera faena tuvo que sacar pases de uno en uno a un toro que salía despistado y que le puso en apuros en algún momento. Con el sexto, el diestro madrileño consiguió arrancar algún olé de unos tendidos que quisieron ver la luz en una tarde gris. La faena, pese a todo, se componía de muletazos poco templados que, poco a poco, fueron apagando cualquier esperanza de triunfo.
Ficha del festejo
Cinco toros de El Torero y un sobrero (el quinto) de Montealto, todos cinqueños. Aparatosos y astifinísimos de pitones, con cuajo, pero dispares de hechuras y volúmenes, dieron un pésimo juego por su genio y brusquedad defensiva, antes de rajarse o desfondarse.
Antonio Ferrera, de verde hoja y oro: estocada caída (silencio); pinchazo y bajonazo (silencio).
Daniel Luque, de blanco y oro: pinchazo, estocada desprendida y descabello (silencio); pinchazo y estocada (silencio).
Gonzalo Caballero, de celeste y oro: pinchazo y estocada atravesada (silencio); pinchazo hondo trasero y tres descabellos (silencio).