Feria de san Isidro
Tarde libia de rejones en Madrid en la que destacan Galán y Hernández
La jornada, pasada por agua, acabó sin trofeos tangibles para los rejoneadores
Sergio Galán y Leonardo Hernández hicieron este sábado lo más destacado del primer festejo de rejones de la Feria de San Isidro, en un espectáculo tibio y sin trofeos tangibles por los desaciertos de ambos en la suerte suprema, y en el que Juan Manuel Munera directamente no tuvo su tarde.
Hablar de Sergio Galán es hacerlo de uno de los rejoneadores con el concepto más clásico del escalafón, un hombre que este 2022 ha tenido que refrescar su cuadra tras las repentinas muertes de dos de sus caballos estrellas como «Embroque» y «Ojeda», pérdidas que no ha tenido otra que superarlo con otros equinos de alto nivel. Como «Alcotán», con el que paró de manera magistral yéndose a la puerta de chiqueros a su primero, un toro con muchos pies de salida y al que banderilleó con sobriedad sobre «Capote» y, después, con «Capricho», momento en el que empezó a caer una tromba de agua que hizo que mucha gente huyera despavorida del tendido.
Pero Galán siguió a lo suyo, es decir, rayando a buen nivel ante un «murube» que, pese a ir perdiendo celo, fue muy colaborador. Dos cortas y el «teléfono» sobre «Óleo» pusieron fin a una faena pulcra, pero a la que le faltó contundencia en la suerte suprema.
La faena al cuarto no empezó a calentar hasta bien mediada, y fue cuando Galán sacó a un jovencísimo «Bribón» (4 años tiene), con el que puso, sobre todo, una banderilla colosal, atacando muy en corto y haciendo la suerte en una baldosa.
Ahí entró de verdad la gente, que siguió disfrutando cuando el de Tarancón (Cuenca) montó a «Bambino» y en la rueda de cortas final nuevamente sobre «Óleo». Lástima que volviera a mostrarse errático con el rejón de muerte. El agua seguía haciendo estragos cuando asomaba por toriles el primero de Leonardo, un toro que buscó querencias de salida pero al que se impuso montando a «Calimocho», encelándolo a dos pistas y citando de punta a punta para clavar al quiebro.
Lo grande llegó con «Sol», sobre todo un sensacional par a dos manos con el toro totalmente parado. Ya no importaba la lluvia ni la piedra mojada, la gente se volcó con el extremeño, que abrochó actuación con dos cortas sobre «Xarope».
Pinchó en el primer viaje, pero no se explica que no cortara, por lo menos, una oreja tras una petición en el límite y un palco demasiado cicatero, teniendo en cuenta la generosidad con la que se suele valorar este tipo de festejos, aunque en esta ocasión Leonardo se la había ganado a ley.
Igual de explosivo salió Leonardo en el quinto, al que recibió con «Elmo» antes de empezar a cautivar al personal con los galopes y quiebros con «Enamorado», y las piruetas sobre «Eco» ante un animal más agarradito al piso y con el que tuvo que poner más de su parte.
Un par a dos manos atacando muy en corto fue cumbre, y también una corta al violín sobre Xarope, pero en un adorno final el animal pegó un arreón y acabó hiriendo a este veterano caballo de 16 años, teniendo que reemplazarlo por «Despacito» para finiquitar su labor de pinchazo y rejón.
Munera tuvo una actuación para olvidar en su primero, en la que predominaron las pasadas en falso y banderillas al suelo, además de dejarse tropezar las monturas en alguna ocasión y de fallar en numerosas ocasiones con el rejón de muerte.
Algo más entonado se mostró el jinete albaceteño en el sexto, aunque en la faena también hubo notables desigualdades que hicieron que aquello no tomara el vuelo deseado.
Ficha del festejo
Seis toros reglamentariamente despuntados para rejones de Fermín Bohórquez, de buenas y parejas hechuras, y, aunque mansurrones, en general dejándose en mayor o menor medida.
Sergio Galán (chaquetilla azul marino): pinchazo, rejón trasero y descabello (silencio); dos pinchazos y rejón (ovación).
Leonardo Hernández (chaquetilla gris marengo): pinchazo y rejón (ovación tras petición en el límite); pinchazo y rejón trasero (aviso y ovación tras leve petición).
Juan Manuel Munera (chaquetilla burdeos): medio rejón muy atravesado, tres pinchazos y rejón trasero (silencio tras aviso); dos pinchazos y descabello (silencio).