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'Dama en amarillo escribiendo' (1665), de Johannes Vermeer

Dama en amarillo escribiendo (1665), de Johannes Vermeer

¿Por qué el verbo «haber» es el más difícil de escribir correctamente en lengua española?

Su variedad de formas y su parecido fonético con otras palabras son algunas de las respuestas

«Halla», «haya», «aya», «allá», «a ver», «hay», «ahí» o «ay» son algunas de las palabras que, pronunciadas, remiten a «haber», pero no todas, por supuesto, pertenecen a él. «Haber» es tremendo. No es un simple verbo porque es irregular (sus significados son variados), impersonal, personal, sobre todo auxiliar (el principal de todos ellos), protagonista de particulares perífrasis y con un uso que ha ido cambiando con los tiempos.

«Haber» puede entenderse, entre otros, como poseer, tener, apoderarse, acaecer, ocurrir, estar, existir, hacer, proceder..., lo cual puede convertirse en un enredo al hablarlo y, sobre todo, al escribirlo. Como auxiliar, la conjugación común en presente de indicativo es «he comido, has comido, ha comido, hemos comido...», donde encontramos esta última primera persona del plural que no es «habemos», como casi la lógica indica, sino «hemos», primera trampa.

«Haya» y no «haiga»

Como verbo personal significa «tener», lo cual es un arcaísmo lingüístico, según el DRAE, así que casi nos podemos olvidar, salvo para entenderlo en textos antiguos de «haber» como «tener». Hay (se podría decir también «tiene», otra trampa) otras formas antiguas «ajenas a la norma culta», según la RAE, como «haiga» en lugar de «haya», y otras formas antiguas que sí le son propias a la norma, aunque poco frecuentes, como en el ejemplo: «Haberlas, haylas» («las hay»), pero en este caso con su rostro de verbo irregular.

El «haber de soportar» o el «haber con», que aluden a obligación y a «enfrentarse con», respectivamente, son otras construcciones particulares: «Hubo de soportar sus insultos» o «Enrique suele habérselas con sus compañeros».

La forma impersonal «hay» es objeto de enjundia y profuso error. No se debe confundir con el adverbio «ahí», ni con la interjección «ay»; del mismo modo que el mismo infinitivo «haber» no es lo mismo que «a ver», formado por preposición y verbo («A ver donde han escondido las joyas»), aunque suenen igual.

«Había pájaros» y no «habían pájaros»

También como impersonal hay que decir que «haber» solo tiene una persona, la tercera del singular, en las frases donde no se identifica el sujeto: la propia «hay» en presente, «hubo» en pasado, y «habrá» en futuro (también «habían» en pretérito imperfecto). En estos casos se dice «hay muchos animales» y no «han muchos animales», «hubo muchos animales» y no «hubieron muchos animales» y «habrá muchos animales» y no «habrán muchos animales» (también «había muchos animales» y no «habían muchos animales»). La equivocación que ha llegado a retorcerse incluso con la formación de un plural alternativo: «hayn» («Hayn muchos animales»). Un uso que debe mantenerse en el caso de que «haber» forme parte de una perífrasis: «En ese lugar puede haber señales» y no «En ese lugar pueden haber señales».

No se debe emplear el verbo cuando nos referimos a una primera o a una segunda persona: «Éramos cinco para comer» y no «Habíamos cinco para comer». La versatilidad peligrosa y acechante de «haber». Qué decir de la expresión correcta «tiempo ha» por «hace tiempo», lo nuevo y lo viejo mezclado, esto último en desuso, pero a veces no. La complejidad del «haber» que no se suele notar en el habla, pero sí en el lenguaje escrito. El verbo de las mil caras, su personalidad auxiliar en contraste con la impersonalidad, entendidas ahora como caprichosas versatilidades, donde se precipitan los errores al escribir.

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