'Homenaje a Cataluña', el libro de George Orwell que el comunismo siempre trató de desacreditar
Se cumplen 85 años de la publicación de la experiencia personal del escritor británico en la Guerra Civil española como miliciano del anarquista POUM
El historiador Paul Preston, de Liverpool, como los Beatles, ha hecho carrera en España como especialista en la Guerra Civil, pero siempre del lado de los vencidos. Hace ya un lustro que habló de Homenaje a Cataluña de George Orwell, a propósito de los ochenta años de su publicación, en términos poco elogiosos para tratar de frenar, como se hizo históricamente, cualquier conato de interés en los hechos narrados.
Cualquiera que haya leído la experiencia escrita en primera persona por el autor de Rebelión en la Granja en el frente de Cataluña y Aragón como miembro del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) puede ver una glorificación socialista, de izquierda en todo caso, que sin embargo los «vencedores» de su particular y proverbial guerra, como Preston (y demás certificadores de la «Memoria Histórica» y la «Memoria Democrática», no solo no ven así, sino que siempre trataron de desacreditar.
El libro de izquierda que no gusta a la izquierda
Preston escribió en Siglo XX, Revista Catalana de Historia que «la represión del proceso revolucionario que lideraban anarquistas y trotskistas por parte de las autoridades fue lo que llevó a la derrota final de la República ante el fascismo franquista», una afirmación que no comparte su colega José Luis de Mesa, también historiador, licenciado en Derecho, escritor y especialista en la participación de extranjeros en el bando nacional durante la Guerra Civil, quien piensa que la derrota del ejército republicano se produjo porque el bando nacional tenía mejor ejército, como sencilla y contundente respuesta a parte del «relato» que se trata de imponer y que se ha impuesto en gran medida por nombres como Preston. «Mejor ejército y el golpe de Estado de Casado con un ejército republicano completamente debilitado», apunta De Mesa.
Una consecuencia de la unificación en el bando nacional que no se produjo en el de la República, donde «cada partido iba por su lado», según De Mesa, quien encuentra una explicación para el curioso caso del libro de izquierdas que no gusta a la izquierda en la guerra civil rusa, que para el historiador antecede a muchos de los hechos de la guerra civil española, como por ejemplo en la alianza de los anarquistas (a los que pertenecía Orwell) y los comunistas. «Cuando los comunistas triunfaron en la Revolución rusa, lo primero que hicieron fue ir a por los anarquistas, a por los trotskistas. Y lo mismo sucedió en España».
Ya en 1938, el corresponsal del New York Times, Herbert Matthews, escribió que Homenaje a Cataluña era el libro que «hizo más para desacreditar la causa legitimista que cualquier otro libro escrito por enemigos de la Segunda República». Cree De Mesa que ese «legitimismo» es la idea de que la II República y el Frente Popular «eran lo mejor y siguen siéndolo para muchos», «a pesar de que los profesores Roberto Villa y Manuel Álvarez Tardío demostraron hace unos años el fraude electoral de 1936». Un fraude que no reconoce Preston, quien acusa a Orwell de hacer un análisis «profundamente viciado» por las «visiones partidistas de los camaradas anarquistas y del POUM».
«Otro clavo en el ataúd del comunismo»
No se queda ahí el hispanista británico, «comentarios ingenuos y engañosos» o acusaciones de «deshonestidad y de culpable ignorancia», son los términos que Preston utilizó para referirse al mismísimo Orwell, testigo de la guerra: el comunismo triunfante sobre su bastón del anarquismo, el comunismo que acabó con el anarquismo del POUM, en su afán constante de enterrar esta parte, en este caso desacreditando una obra en primera persona que siempre quedó en una suerte de limbo entre la literatura, el periodismo y la historia «oficial».
La razón por la que Preston, con extendida fama entre muchos de sus colegas no precisamente de rigor, se apresuró a escribir que Homenaje a Cataluña (en una frase definitiva a su pesar y con el estilo inconfundible que caracterizó la demonización y la represión de los anarquistas por parte de los comunistas), es «otro clavo en el ataúd del comunismo, a pesar de la distorsión de la realidad española».