Juan Saridakis: el olvidado mecenas griego y prócer de Palma que levantó el Palacio de Marivent
Ingeniero, mecenas de arte y pintor, llegó a Palma en 1922 y colocó la bandera de España en lo alto de Marivent cuando finalizó su construcción en 1925
«Hoy, por primera vez, después de 300 días de esforzado trabajo, flamea en el punto más culminante de Marivent la bandera española». El 21 de enero de 1925, Ioannis Saridakis (Alejandría, 1877-Palma, 1963) brindaba en el Hotel Villa Victoria con los maestros y obreros que habían trabajado para levantar el Palacio de Marivent; 33.000 metros cuadrados de terreno frente al mar en la bahía de Palma de Mallorca. Hacía tres años, en 1922, que este egipcio de origen griego, pintor y mecenas de arte, había llegado a la isla junto a su mujer, Laura Mounier.
La recomendación de acercarse a inspeccionar este pequeño reducto del Mediterráneo le había llegado a Saridakis de la mano de un mallorquín, el pintor Antonio Ribas, hijo del también pintor Ribas y Oliver. Es probable que mecenas y artista se conociesen en Chile, allí la prensa de la época situó al prócer griego como Ingeniero de minas y Cónsul de Grecia en la capital chilena y el pintor, Ribas, había visitado Santiago en más de una ocasión para exponer sus obras en este país del borde occidental de Sudamérica.
Ioannes, rebautizado Juan ya a su paso por Santiago de Chile, llegó a Palma en 1922 y, enamorado de las bellezas mallorquinas, quiso sumar a la isla la joya de Marivent, que inició sus obras hace justo 100 años y que se ha conservado hasta nuestros días como residencia de verano de los Reyes de España. Saridakis alternaba su residencia en Marivent con infinidad de viajes a Barcelona a bordo del vapor Infante Don Jaime; rebautizado durante la Segunda República como el Ciudad de Barcelona. También se desplazaba en ocasiones a Francia, a Marsella o a Niza, donde falleció su mujer en 1937. Pero sus pasos siempre regresaban a la tranquilidad del Palacio con su mar y viento (Mar i vent).
Durante muchos años Saridakis convirtió este lugar en punto de encuentro de artistas, investigadores, personalidades civiles y de la nobleza. Por sus jardines –siempre perfectamente cuidados y destacados en los ecos de sociedad por la belleza de su vegetación–, pasearon los Marqueses de Calcavanti, el General Aizpuru, Carmen Franco o Carmen Polo y compositores como el coreano Ahn Eak-tai, o el italiano Otmar Nussio. Y se cuenta, o al menos así lo confesó Luis Ripoll -mientras otros lo negaban-, que cuando había ‘sarao’ en Marivent, el mecenas griego «tocaba el pito» para reunir en la mesa a los desparramados comensales que durante el cóctel paseaban por los jardines.
El barbudo más famoso de Palma
Así, poco a poco, Saridakis se fue convirtiendo en uno de los barbudos más famosos de Palma al que apodaban 'Brahms' por su incontestable parecido al compositor alemán. Él mismo hizo una confesión sobre su barba, se la dejó larga por comodidad, ya que cuando era joven se estilaba vestir camisas de cuello tubular, propios de la moda eduardiana. «Las puntas de este cuello, al rozarme la sotabarba me producía una irritación que se acentuaba con el afeitado diario», comentó a un periodista de Diario Baleares.
En esta famosa residencia, que cumple ya medio siglo bajo la propiedad de la monarquía española, y un siglo desde que se colocó su primera piedra, Saridakis hizo acopio de preciadísimas obras pictóricas, destacando lienzos bajo la firma de Goya, Durero, Picasso, Sorolla, Delacroix o Zuloaga. Obras que junto a su nutrida colección de cerámica -más de 1.000 piezas- sirvieron para nutrir el museo que se instaló tras el fallecimiento del mecenas.
Saridakis no echó en falta el parné, la fortuna le había sonreído. Por eso, dedicó importantes cantidades de dinero a causas sociales. Destinó partidas para el fondo del paro obrero, al Auxilio Social, a la Cocina Económica, Cruz Roja o al Patronato Antituberculoso. Y, por este motivo, y por otros, Palma de Mallorca terminó nombrándolo hijo adoptivo a título póstumo y hasta le pusieron una calle en su nombre que llega casi a la curva donde se encuentran los jardines de la que fuera su casa.
Museo Saridakis y donación del Palacio
La viuda de Juan Saridakis, Anunciación Marconi, Ana, quiso donar el Palacio de Marivent y todo su contenido artístico (cuadros, cerámicas, alfombras y más de 2.000 títulos de la biblioteca) a la Diputación Provincial como último deseo de su difunto marido, que tenía la ilusión de construir un museo para todos los mallorquines. Así, en 1965 se constituyó la Fundación del 'Museo de Arte Saridakis', que abrió sus puertas al público en 1967.
Más tarde, en 1972, la Diputación Provincial de Palma, con el beneplácito de los herederos del artista y el visto bueno del Patronato del Museo Saridakis, convino una cesión de uso para los, entonces, Príncipes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía. El 5 de agosto de 1973, hace ahora 50 años, fue la primera vez que visitaron el Palacio, ya bautizado como residencia oficial. Eso sí, cuando los miembros de la Casa Real Española visitaban Marivent, el museo quedaba cerrado al público y se reabría cuando terminaban sus vacaciones.
La cesión se hizo bajo el consentimiento de los herederos de Juan Saridakis y Anunciación Marconi, pero años más tarde reclamaron el inmueble porque, supuestamente, no se estaba cumpliendo el uso al que se había destinado por deseo de su padre. Finalmente, en 1988, El Tribunal Supremo falló a favor de los demandantes en lo relativo a obras de arte y bienes muebles que contenía el Palacio. La Casa Real hubo de devolver más de un millar de objetos artísticos. Sin embargo, los Reyes pudieron disfrutando del Palacio que, tras la devolución del inventario a los herederos de Saridakis, fue decorado con bienes de Patrimonio Nacional.