Meeting de Rímini, el congreso cultural católico que propone una amistad como clave de la existencia
Un centenar de conferencias, 400 ponentes, 16 exposiciones y un intenso programa de conciertos y espectáculos han cerrado la 44.ª edición del festival cultural más multitudinario del mundo
Corren los tumultuosos años 70, todavía resacosos de la revolución del 68. Entre algunos amigos de Rímini (ciudad de la región de Emilia-Romaña conocida como destino de vacaciones no precisamente culturales) que comparten la experiencia cristiana, nace el deseo de encontrar, conocer y llevar a esa costa todo lo bueno que hay en la cultura de su tiempo. Así comienza el Meeting para la amistad entre los pueblos, en el año 1980: un encuentro entre personas de confesiones y culturas distintas. Un lugar de amistad donde se puede construir la paz, la convivencia y la amistad entre los pueblos. Una red de encuentros que nacen de personas que ponen en común una tensión por lo bueno, lo bello y lo verdadero.
Desde entonces, y durante 44 ediciones, cada año han pasado por el Meeting de Rímini grandes personajes de la política, de la economía, representantes de religiones y culturas, intelectuales y artistas, deportistas y protagonistas del escenario mundial. La cultura en el Meeting se expresa como experiencia, generada por el deseo de descubrir la belleza de la realidad. Todo esto, en los siete días de la cita que se ha convertido, con los años, en el festival cultural con más participación del mundo.
El Papa Juan Pablo II, Von Balthasar, Madre Teresa de Calculta, el escritor Jean Guitton, el cardenal Ratzinger, el político Lech Walesa, el Dalai Lama, el filósofo Ernst Nolte, los músicos Ennio Morricone y Mario Luzi son sólo algunos de la infinidad de nombres que han pasado por la Feria de Congresos que cada año, en la última semana de agosto, congrega a casi 800.000 personas frente al Adriático.
Desde hace casi medio siglo, Rímini se vuelve la capital de la cultura internacional y es invadida por «el pueblo del Meeting», como ha sido definido por los medios: gente curiosa, abierta, capaz de juicio, proveniente de todo el mundo por este evento que se repite desde el inicio de los años 80 y que este año ha tenido como lema «La existencia humana es una amistad inagotable».
Un deseo inextirpable
Desde su origen, el Meeting ha apostado por el deseo y la pasión que cada hombre tiene en el corazón, ese deseo de belleza, verdad, justicia que Luigi Giussani, fundador del movimiento de Comunión y Liberación, ha llamado experiencia elemental, terreno común para el encuentro y el diálogo.
Este año, el lema recoge la invitación a descubrir o redescubrir el significado más profundo de la amistad, su fuerza generadora, sus orígenes y sus perspectivas para la existencia de todo hombre y para la construcción de una nueva sociedad. Desde Rímini proponen una nueva forma de entrar en relación: «La amistad siempre ha sido el centro del deseo del corazón humano; es un don que nadie puede pretender. Cuanto mayor es la conciencia de no poder responder personalmente a las exigencias fundamentales de felicidad, verdad, justicia y amor, con más potencia surge el deseo de una relación de auténtica amistad. De hecho, en la experiencia de la incapacidad y de la soledad, el ser humano advierte la necesidad de una apertura que le empuja a relacionarse con los demás, a buscar la realización de uno mismo».
Pero ¿en qué consiste el Meeting de Rímini? Se trata de un gran evento cultural que, durante una semana, y con un lema como hilo conductor, ofrece encuentros, mesas redondas, conferencias, exposiciones, espectáculos, conciertos... Y, ante todo, ofrece una posibilidad de diálogo y un encuentro entre personas de toda procedencia, edad, raza, credo e ideario político.
El propio Meeting nació de una amistad y aún lo sigue apostando todo por la relación con el otro, sabiendo que dicha relación es una invitación al diálogo, a compartir conocimientos y experiencias vitales, en una dinámica de reciprocidad que puede llegar a ser una amistad que dura en el tiempo, de la amistad entre personas concretas a la amistad entre pueblos. En un contexto como el actual, donde la guerra y la violencia causan estragos, el diálogo es en efecto el único camino posible para que el hombre pueda volver a reconocer que el otro es un bien, y a desear trabajar por la paz.
«Toda amistad verdadera es una profecía por la paz, es una promesa que es posible vivir juntos sin que la diversidad y las diferencias se conviertan en una objeción u obstáculo: al contrario, las diferencias alimentan y sostienen justamente la búsqueda común del bien y la verdad. Así se refuerza y se vuelve cada vez más creativo el vínculo entre los hombres, superando enemistades e indiferencias con una reciprocidad que se regenera incesantemente, instante tras instante, sin fin», comunica la organización del multitudinario evento.
Del beato José Gregorio al cardenal Zuppi, Burri o Péguy
La que acaba de concluir ha sido la edición número 44, y ha contado con un centenar de conferencias con más de 400 ponentes. Además, 16 exposiciones, espectáculos y cientos de expositores distribuidos en 8.000 metros cuadrados, que incluyen el precioso Villaggio Ragazzi (aldea infantil) con una propuesta para los más pequeños que incluía desde una exposición-cuento sobre Peter Pan a un recorrido por el arte de Kouonellis en diálogo con Tiziano.
«La encíclica del Papa nos pide que no nos acostumbremos a la guerra». Así lo subrayó el cardenal Matteo Maria Zuppi, Presidente de los Obispos italianos y Arzobispo de Bolonia, en el encuentro «Fratelli tutti. Testimonios de una amistad operativa tras las huellas del Papa Francisco» que inauguró el Encuentro de Rímini. El cardenal Zuppi abordó el tema de la amistad social como construcción de la paz.
Otro de los temas transversales a los diferentes encuentros fue la reflexión sobre la llamada «cultura de la cancelación». «Para defender los valores –afirmó Andrea Simoncini, vicepresidente de la Fundación Meeting y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Florencia– se corre el riesgo de cancelar opiniones. Esto sucede en la web, y también en la Universidad, donde se elimina a personas que en la historia son consideradas culpables de haber expresado ideas encontradas respecto a los derechos de las minorías".
En el debate titulado «¿Borrar culturas o construir cultura?», el filósofo francés Francois-Xavier Bellamy subraya lo fundamental que es «aceptar la incapacidad humana de poseer la verdad». Y que buscarlo juntos es el significado de la amistad». «El antídoto más fuerte contra la identidad emocional es precisamente el espíritu de verdad y de amistad».
Las exposiciones son otro de los platos fuertes cada año en el Meeting de Rímini. En esta ocasión, una imponente obra del artista contemporáneo italiano Alberto Burri dominaba la muestra «Forma Espacio Equilibrio», cuyas obras han visitado instituciones como el Guggenheim de Nueva York o la Tate Modern de Londres. También en diálogo con el arte contemporáneo, con obras de Pistoletto o Maurizio Catellan, causó sensación «La forma de las palabras», en la los jóvenes reflexionan sobre
150 años después de su nacimiento, Charles Péguy nos ofrece un testimonio de lo que significa vivir en una fase de «cambio de época» sin renunciar a ser protagonista de su propio tiempo, lo que pudimos aprender gracias a la exposición «La gran inquietud. Péguy y la ciudad armoniosa».
Pero sin duda, una de las exposiciones más visitadas, que contó con su propio acto de presentación, fue «El médico del pueblo. Vida y obra de José Gregorio Hernández», una exposición sobre el religioso venezolano. Por sus actividades caritativas, se convirtió en objeto de veneración de muchos iberoamericanos y la Iglesia Católica lo proclamó Beato en 2021. La exposición narraba la vida del Dr. José Gregorio Hernández, destacando hechos relevantes y concretos que muestran la profundidad de su experiencia.
La belleza de un monasterio nacido en el corazón de Siria, la recuperación del gusto por lo cotidiano que podemos aprender de los monjes benedictinos, la relevancia de la intelectual Santa Teresa de Lisieux o la celebración de El caballo rojo de Eugenio Cortile han sido otras de las numerosas exposiciones que se han podido visitar en la ciudad en la que nació Federico Fellini.
Un lugar de fraternidad
Además, en esta edición han pasado también por el Meeting de Rímini Filippo Santoro, Presidente de la Comisión Episcopal para los Problemas Sociales, que conversó sobre la «democratización de la energía»; Joseph H.H. Weiler, jurista en Nueva York y Harvard, que dialogó sobre «la amistad en la Biblia»; Giorgio Vittadini, de la Fundación para la Subsidiariedad, que cuestionó la orientación cultural de Europa en los próximos años; Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, que abordó el legado de Benedicto XVI; Vincenzo Buonomo, rector de la Universidad Lateranense, y el cardenal de Caracas, Baltazar E. Porras Cardoso, que presentaron la exposición y la figura del beato José Gregorio Hernández, médico de los pobres, y el Prefecto del Dicasterio vaticano para la Cultura, cardenal José Tolentino de Mendonça, y el escritor Daniele Mencarelli, que conversaron sobre literatura, entre muchísimos otros.
El corazón palpitante de este encuentro, como muestra la foto de grupo con el presidente de Italia, Sergio Mattarella, han sido los 4.000 voluntarios que lo hacen posible. La 45 edición del Meeting, que tendrá lugar del 20 al 25 de agosto de 2024, tendrá como lema: «Si no perseguimos lo esencial, entonces ¿qué perseguimos?», un lema tomado de la novela El pasajero, del escritor estadounidense Cormac McCarthy, recientemente fallecido.