Jonathan Franzen se corrige
El escritor estadounidense protagonizó una jugada maestra literaria y promocional con la todopoderosa Oprah Winfrey como «herramienta»
El estadounidense Jonathan Franzen es de esos pocos escritores capaz de retener en sus páginas a grandes cantidades de lectores con temas de gran calado social y de gran profundización psicológica. Para muchos, es la excepción que arruina el cliché de que la literatura elevada y con aspiraciones a iluminar el alma humana no entretiene y viceversa, que la literatura de entretenimiento no es más que mala literatura.
También lo era para Oprah Winfrey, que en 2001, año de publicación de Las correcciones –la novela que nos reveló al mejor Franzen–, reconoció el inmenso valor y oportunidad de la obra y la programó para su club de lectura.
Para que se hagan una idea de la naturaleza y del nivel de influencia de esta iniciativa, en el Oprah's Book Club se programan libros de todo tipo y condición. Puedes encontrar Los pilares de la Tierra de Ken Follett como El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez –dos libros estupendos, aunque en muy distintas dimensiones–. Lo que no cambia es la barbaridad de ejemplares que se venden de una obra cuando entra en la dinámica del club. Ejemplo: de un libro como La carretera de Cormac McCarthy se habían vendido 156 mil ejemplares antes de ser elegida en 2007 –una cifra magnífica, por otra parte–. Después de ser elegida, la edición en rústica Oprah –las obras seleccionadas van con su propio sello– vendió 1,4 millones de copias. Todo un fenómeno de prescripción, ríanse de los «bookstragrammers».
No es que a Franzen le diera igual aquella elección –potencial impulso de ventas incluido– es que le horrorizó que Oprah Winfrey seleccionara su novela para el club. En él, como decíamos, se combinaba la alta literatura asumible por el gran público con libros nada elevados o «demasiado entretenidos». Libros de baja calidad –siempre según Franzen– que, por asociación, podían rebajar ante el público las aspiraciones de su autoría. Por otra parte, el club de Oprah tenía su mayor foco de participantes lectores entre las mujeres, otro nicho de lectura –siempre según Franzen– asociado a la literatura ligera.
La jugada maestra
En resumen, el sello de Oprah simbolizaba para Franzen todo lo que Franzen no quería representar con su literatura. El escándalo fue mayúsculo: por el esnobismo de Franzen tanto como por el desprecio indirecto hacia las preferencias de las mujeres lectoras. La presentadora retiró al escritor la invitación a participar en su «talk show». ¿Error o jugada maestra de la reputación literaria?
Capeado el temporal mediático inicial, los hechos parecen dar razón de lo segundo. Con Las correcciones había perdido el sello del Oprah's Book Club, pero para la publicación de su siguiente libro, Libertad, se había ganado los de la más selecta crítica literaria: «el gran novelista americano», «la gran novela americana», «una obra maestra de la ficción».
Para rematar la jugada, tiempo y disculpas del escritor mediante, Libertad fue convocada de nuevo por Oprah Winfrey. Cuando Franzen compareció en el programa, lo primero que hizo fue manifestar que era «un honor».