Steinbeck y los otros hombres letrados
Documentos internos desclasificados del Comité del Nobel de la Academia Sueca han desvelado que el escritor estadounidense ganó aquel año por ser el candidato menos malo
A John Steinbeck le dieron el Premio Nobel de Literatura en 1962 «por sus escritos realistas e imaginativos, combinados de tal forma que incorporan un humor simpático así como una percepción social entusiasta». Al menos esas fueron las razones oficiales. Sin embargo, documentos internos desclasificados del Comité del Nobel de la de la Academia Sueca han desvelado que en realidad lo ganó por ser el candidato menos malo de aquel año.
Dado que la Academia Sueca ha fracasado ya en numerosas ocasiones en su intento de otorgar el Premio Nobel de Literatura al mejor escritor vivo, no me parece ni tan mal el cambio de enfoque y que, prestos a dárselo al menos malo, el que se lo llevase fuera Steinbeck. Quiero decir, el hecho de que Steinbeck tenga un Nobel por ser el menos malo de la terna de su año es mucho menos escandaloso que el hecho incomprensible e irremediable de que ni Galdós, ni Borges, ni Auster, ni McCarthy, por poner cuatro de una larga lista, tengan uno.
El más popular de los candidatos
También el Comité debió verlo así en cierto modo, dado que en los documentos internos puede apreciarse que al final se decantaron por Steinbeck al tener así el premio, según su secretario permanente Anders Osterling, más posibilidades de ganar apoyo sin objeciones. Steinbeck era, desde luego, el más popular y conocido de los candidatos, condición que al parecer alguna vez importó a los literatos del Comité.
Los que se quedaron sin el Nobel en aquel año de 1962 fueron, entre los más conocidos, Lawrence Durrell –consideraban que El cuarteto de Alejandría no era suficiente– y Robert Graves –a Graves se le consideraba más poeta que novelista por entonces, y el premio venía de concederse a varios poetas en los últimos años–; entre los menos conocidos hoy por el gran público, al menos de oídas, Jean Anouilh –otro francés, Saint-John Perse, lo había ganado dos años antes–, y Karen Blixen –¡la autora de Memorias de África!, porque falleció aquel mismo año y tuvo que ser eliminada de la lista–.