El amor (1895)
Este será el primer cuadro que realice con la temática de los amantes que verá su culmen con su obra maestra, El Beso. Explorando el tema del amor, Klimt refleja con esta pieza la conexión entre el amor y la muerte. En el centro se encuentran los amantes, sumidos en un intenso abrazo, con los ojos cerrados y las caras enfrentadas, captando a la perfección el sentimiento de amor entre los protagonistas. Pero colgando sobre la pareja aparecen diferentes figuras que representan –por primera vez en su obra– las tres etapas de la vida. Además, emplea un lienzo rectangular, acompañado en los laterales con dos tiras doradas decoradas con rosas que simbolizan la poesía, la virginidad o la música. Será una de las primeras piezas donde emplea su característico color dorado.