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12 de septiembre de 2024

Mohammad Faqir Mohammadi, ministro afgano de la virtud

Mohammad Faqir Mohammadi, ministro afgano de la virtudAFP

Los talibanes presumen de erradicar el «vicio» de la música en Afganistán tras destruir 21.000 instrumentos

Afganistán sigue deslizándose por una pendiente liberticida y totalitaria tras la llegada de los talibanes en agosto de 2021

Nuevo «éxito» del gobierno talibán instaurado en Afganistán desde la ofensiva del grupo islamista en 2021, que culminó con la toma de Kabul en agosto de ese año y la salida precipitada de las tropas estadounidenses, después de 20 años de misión pacificadora.

El Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, cuyo titular, Mohammad Faqir Mohammadi, es uno de los ministros con más poder dentro de la administración talibán, presumió estas semana de haber destruido más de 21.000 instrumentos musicales durante el último año, así como decenas de miles de discos de música y «películas inmorales», según informó Efe.

La cifra exacta de instrumentos musicales destruidos sería de 21.328, según datos proporcionados por el exultante portavoz del Ministerio, Sheikh Muhibullah Mukhils.

Según el portavoz talibán, con esta campaña Afganistán está más cerca de erradicar el «vicio» de la música, contraria a su interpretación de la ley islámica.

En cuanto a los discos de películas y música, se habrían destruido más de 30.000. Asimismo, 25.000 trabajadores habrían perdido su empleo acusados de distribuir «películas vulgares».

La campaña contra el «vicio» habría llevado a las patrullas de la virtud de los talibanes a realizar inspecciones sorpresa en restaurantes, bodas y hoteles para comprobar que no se emitiera música ni películas.

Antes de la llegada de los talibanes al poder era habitual que muchos afganos se ganaran la vida formando grupos de música tradicional con instrumentos como el timbal, la guitarra o el rabab (un instrumento propio de algunas regiones afganas).

Estos grupos eran especialmente demandados en bodas y eventos musicales en Afganistán. Todo ello se eliminó de raíz con la llegada de los talibanes al poder.

La campaña contra la música es una más de las políticas liberticidas y totalitarias del emirato islámico instaurado por los talibanes en Afganistán.

Han prohibido también la literatura, la moda o cualquier expresión artística o cultural. Han decapitado maniquíes, que consideraban inmorales, y limitado el código de vestimenta a las ropas propias de las sociedades rurales pastunes (la etnia mayoritaria en Afganistán).

Dentro de esa campaña liberticida, las más perjudicadas han sido las mujeres, desprovistas de derechos y obligadas, de nuevo, a vestir el burka.

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