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Ernest Urtasun en la rueda de prensa tras las conversaciones por el plan de regeneración democrática

El ministro de Cultura Ernest UrtasunEFE

Día Europeo de las Lenguas

Rozalén canta en el Congreso en todas las lenguas tras Urtasun: «Cada lengua es un signo de biodiversidad»

Una mesa redonda con distintos representantes académicos de las distintas lenguas siguió al pequeño concierto en la Cámara Baja. Carme Riera sustituyó a Santiago Muñoz Machado, director de la RAE

Se celebraba en el Congreso el Día Europeo de las Lenguas y se organizó, a instancias de Urtasun, un pequeño concierto en la Cámara Baja. Que el Congreso es un escenario lo sabe todo el mundo desde su creación.

Pero las Cortes españolas nunca lo fueron tanto como ahora, hasta el punto de convertir la sede del Parlamento español en unas tablas para cantar y escuchar a Rozalén, quien después de las palabras del maestro de ceremonias Urtasun, dio un concierto íntimo a algunas de las más ínclitas señorías del hemiciclo en todas las lenguas de España, una por una y canción tras canción.

Antes, como se decía, un sonriente ministro de Cultura había abierto la celebración afirmando que el lenguaje no puede resumirse a uno solo y que «cada lengua es un signo de biodiversidad». Sí, dijo «biodiversidad».

Quería Urtasun hallar «las recetas de la diversidad lingüística” en “un primer y gran encuentro para impulsar la producción cultural en todas las lenguas de nuestro país, el país plurilingüe que es España».

«Defensa de la diversidad lingüística»

Tras estas palabras cantó Rozalén, tan agradable su voz como ferviente su militancia, en el Congreso, incluso con interpretación de la letra para sordos. No se vieron pinganillos, cosa rara, en una emocionada atención en la primera fila con Merche Aizpurúa, Gabriel Rufián, Patxi López y la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, quien había adelantado la consigna del evento por el año del cambio en el Congreso respecto a las lenguas que «no fue un capricho», sino una «defensa de la diversidad lingüística como fuente de riqueza».

Hablaron después los representantes de las distintas academias en un pequeña mesa redonda donde se habló de convivencia, de riqueza y también de reparación. Fue curioso cómo llamó el representante de la Academia vasca al español: el «dialecto central».

Luego ya no se entendió nada porque empezó a hablar en euskera y los pinganillos solo los tenían los asistentes. Curiosa riqueza y convivencia donde se necesita de traducciones simultáneas para entenderse en un país con una lengua común, pese a lo amable del breve cancionero de Rozalén.

Carme Riera y el mensaje de la RAE

Lo nota discordante del feliz acontecimiento la dio la única a la que entendieron todos por la lengua y por el argumento, la académica Carme Riera, quien sustituyó a Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, remitiéndose a la lengua española como una obligación que no supone obstáculo para el resto de lenguas y a un lenguaje inclusivo sin imposiciones de lo políticamente correcto, además de apostar por un lenguaje claro y referirse al «papanatismo» de los términos extranjeros: medido y rotundo mensaje para todos los asistentes.

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