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Juan Chicharro Ortega, presidente de la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF)

Juan Chicharro Ortega, presidente de la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF)Daniel Vara

Entrevista al presidente de la Fundación Francisco Franco

Juan Chicharro: «A mí no me gusta la Fundación Largo Caballero, pero entiendo su derecho a existir»

El Debate entrevista al presidente de la Fundación Nacional Francisco Franco, el retirado general de división de infantería de Marina Juan Chicharro Ortega, mientras el Gobierno impulsa la ilegalización siguiendo los preceptos de la Ley de Memoria Democrática

El general de División de Infantería de Marina Juan Chicharro, presidente de la Fundación Francisco Franco, atiende a El Debate el mismo día en que todo el Congreso (menos Vox) votó a favor de la proposición de ley del PSOE para ilegalizar el patronato.

Una suerte de plebiscito reducido a «franquismo sí» o «franquismo no» donde se pasa por encima de demasiadas cosas, como las enmiendas anunciadas por el Partido Popular para ampliar la ley de disolución a otras organizaciones. Un Partido Popular con el que el general admite sentirse «dolido» por una votación a favor que no esperaba.

El lugar físico de la fundación es un auténtico museo-oficina donde apenas caben libros, figuras, banderas, representaciones, esculturas, documentos y objetos pertenecientes a (o relacionados con) Francisco Franco.

–Uno entra aquí y lo primero que se le viene a la memoria, no se sabe muy bien si de tanto oírlo, es «apología del franquismo».

–Lo primero que habría que preguntarse es qué es apología en el diccionario. Apología, efectivamente, puede ser enseñar este cuadro (una obra de apariencia valiosa cuelga en la pared contigua al asiento del general). Puede ser apología decir que la Seguridad Social la hizo Franco. También puede ser apología que en época de Franco se construyeron 556 embalses de los que estamos viviendo todavía. Apología pueden ser muchas cosas. Aquí lo que tenemos son muchos recuerdos.

El general Juan Chicharro, presidente de la Fundación Franco

El general Juan Chicharro, presidente de la Fundación Franco

–Muchas personas se reirían o directamente despreciarían esta exposición de recuerdos relativos a una figura como la de Franco, precisamente objeto a menudo de enmiendas a la totalidad...

–Nosotros somos una fundación fundamentalmente con una vinculación y un carácter histórico. Esto no es una fundación que tenga carácter político, ni lo pretendemos de ninguna manera. Lo que hacemos es conforme a lo que se decidió en su día cuando se creó esta fundación: contar la historia de Franco. Quién era la figura de Francisco Franco, qué hizo por España, cuál era la España entonces o cuál fue la España que dejó. Eso es lo que hacemos. Efectivamente, entra uno aquí y encuentra muchas cosas. Cuadros, bustos. Una vez alguien me dijo: «Caray, cuántos cuadros de Franco». Y yo dije: «Claro. Esto es la Fundación Nacional Francisco Franco. No es la Fundación Lola Flores. Si fuera la Fundación Lola Flores, pues tendríamos a Lola Flores». No, esto es evidente.

–Dice el ministro Urtasun que la Fundación Francisco Franco vulnera explícitamente la Ley de Memoria Democrática, ya que no persigue el interés general y lleva a cabo un proceso sistemático de apología del franquismo.

–Con lo primero estoy totalmente de acuerdo. Ya se lo digo, claro que sí. En cuanto a lo segundo, decir que no es de interés general cómo España pasó de ser una nación mísera y analfabeta a ser la octava potencia industrial del mundo... ¿Cómo no va a ser eso de interés general? ¿Cómo no va a ser de interés general que Franco puso la Seat en Barcelona? La podía haber puesto en Jaén o en Málaga, pero la puso en Cataluña. ¿Cómo no va a ser de interés general todo esto? ¿Cómo no va a ser el interés general la repoblación forestal que se hizo de España, que fue algo, y se habla muy poco de ello, realmente espectacular? O de la industrialización de España. ¿Es de interés general o no? Vaya que sí es de interés general, sobre todo para los jóvenes, que lo sepan.

Mientras no concurra en humillación o menosprecio a las víctimas, puedo seguir exaltando y defendiendo la figura de Francisco Franco siempre

–La Fundación se adaptó a lo requerido por la Ley de Memoria Histórica de Zapatero en 2017. El pasado abril el Gobierno descartó la ilegalización, reconociendo que no se daban las condiciones...

–Sí, y con la reforma estatutaria que hemos hecho se ven imposibilitados de poder ilegalizar la Fundación. ¿Por qué? Porque nos hemos adaptado. Nos hemos acogido a la Ley de Memoria Democrática y nos hemos basado fundamentalmente en un informe que en su día hizo el Consejo General del Poder Judicial cuando se estaba desarrollando esta ley. El quid de la cuestión, y esto les trae de cabeza, es que dicen que no se puede hacer apología del franquismo cuando concurra menosprecio o humillación a las víctimas. Es decir, que yo, mientras no concurra en humillación o menosprecio a las víctimas, puedo seguir exaltando y defendiendo la figura de Francisco Franco siempre. Ningún juez va a poder hacer nada al respecto. Pero claro, todos sabemos en España lo que pasa hoy en día al respecto.

–¿Y cuál ha sido el cambio desde abril hasta octubre? ¿Qué ha motivado el impulso de la disolución?

–Pues que políticamente le interesa al Gobierno. Lo que la calle llama el «comodín Franco». El que se saca cuando no se quiere que hable de otras cosas, que no se hable de la señora Begoña, que no se hable de aquello y de lo otro. Hoy Franco o don Juan Carlos con su historia con Bárbara Rey, por poner otro ejemplo. Mientras la gente hable de eso, no se hablará de Begoña. Esa es una de las razones.

No es ya la Fundación Nacional Francisco Franco lo que está en juego, es que se van a cercenar derechos fundamentales

–Esta vez el «comodín Franco» es de tamaño gigante...

–Quieren llevar por la vía de los hechos lo que son incapaces de hacer por la vía legal. Ya veremos cómo se desarrolla todo, una vez que la ley salga adelante, pues todavía está en tramitación. A ver cómo lo hacen, porque esto acaba en un juez. Por resolución judicial nosotros empezaremos a trabajar y a enfrentarnos y a confrontar en los tribunales. Hay algo muy importante, y es que con esta proposición de ley de reforma de la Ley Orgánica del Derecho de Asociación, no es ya la Fundación Nacional Francisco Franco lo que está en juego, es que se van a cercenar derechos fundamentales de personas a las cuales se les va a privar de su libertad de opinión, de expresión o de pensamiento que está en el capítulo segundo de la Constitución. ¿Todo eso cómo lo van a solventar? Es muy difícil y lo saben.

–¿Qué le parece la votación del Partido Popular a favor de la proposición?

–Pues una sorpresa. Yo le he escrito una carta abierta al señor Feijóo. Lo primero que me tienen que explicar es cómo el Partido Popular recurre la inconstitucionalidad de la Ley de Memoria Democrática y ahora de repente una proposición de ley que lo único que hace es dar cumplimiento a lo que dice la Ley de Memoria Democrática votan a favor. Menuda incongruencia y menuda incoherencia. Que me explique el señor Feijóo esta contradicción absoluta.

El general Juan Chicharro

El general Juan Chicharro

–En España existe la Fundación Dolores Ibárruri, la Indalecio Prieto, la Juan Negrín, la Largo Caballero, la Sabino Arana... de las que el Gobierno no ha planteado ninguna proposición de disolución o prohibición...

–¿Cómo lo va a plantear si son fundaciones de su cuerda? Y además reciben subvenciones públicas y muy abundantes. ¿Qué hacen esas fundaciones? Pues lo mismo que nosotros. Pero claro, los derechos fundamentales son para unos y para otros no. A mí que no me hablen de democracia, porque eso no es democracia, eso es una dictadura.

–¿Qué le parecería que se impulsara también la disolución de esas fundaciones?

–Pues mire, a mí no me gusta la Fundación Largo Caballero, ni la de Prieto, ni la de Juan Negrín, ni otras alternativas de la izquierda, que son muchas más, pero yo reconozco su derecho constitucional a existir. Yo lo reconozco. No me gusta, pero respeto que usted explique lo que quiera. Pero, ¿por qué yo no?

–¿Todo parte de la Ley de Memoria Democrática, expresamente hecha en una sola dirección?

–Así es. Y se ve en todo. Están borrando todo, están borrando la historia. Ya está pasando en la siguiente generación. No conocen la historia de España y de lo que se trata es de conocerla, para bien y para mal. Que cada uno piense lo que le dé la gana, pero por lo menos que lo sepa. El daño que se le hace a los investigadores y a los historiadores es muy grave. Se les va a prohibir investigar, saber. Es que es increíble.

Nunca jamás se ha arremetido contra ninguna víctima, ni se las ha humillado, ni nada de eso

–Hay un añadido en la reforma de la ley de asociación muy específico, y es aquel de que concurrirá disolución «con independencia de los fines y actividades...».

–Eso en román paladino quiere decir que me da igual lo que ustedes hagan y lo que son y demás, porque les voy a disolver exactamente igual. Esto solo pasa en Corea del Norte, en Venezuela y en Cuba. Bueno, y desgraciadamente últimamente en algunos otros sitios también.

–¿Aquí se ensalza el golpe de Estado del 36?

–Es que nosotros no consideramos que fuera un golpe de Estado en ningún caso. Fue un alzamiento de parte del Ejército con una gran mayoría de españoles. Y fue un azar, no fue un golpe. Podemos considerar efectivamente que por parte del Ejército en un momento se planteara un golpe. Claro que sí, pero un golpe de Estado que fracasó y por eso hubo una guerra civil, porque de los ciento y pico generales que había, realmente fueron siete, ocho, diez realmente los que de esa manera se levantaron, pero no con intención de que fuera a haber una guerra civil. Cuando sí hubo un verdadero golpe de Estado fue en el 34: Largo Caballero...

–¿Aquí se ataca la dignidad de las víctimas?

–Nunca, nunca jamás. Aquí tenemos como principio básico que las víctimas están al juicio de Dios. Nunca jamás se ha arremetido contra ninguna víctima, ni se las ha humillado, ni nada de eso.

Son 33.000 documentos. 300.000 páginas que quieren que desaparezcan, pero no van a lograrlo

–¿Y se incita al odio y a la violencia?

–Jamás necesitamos ni el odio ni la violencia para nada.

–¿Qué medidas, razonamientos o argumentos dan para defender su fundación?

–Nos vamos a acoger y nos acogemos realmente a la ley, porque nosotros queremos cumplir la ley. Donde dice «apología del franquismo, ensalzamiento en alzamiento del golpe en la dictadura militar, siempre y cuando concurra menosprecio y humillación a las víctimas...» como nosotros ni menospreciamos, ni humillamos a ninguna víctima, nos damos por enterados de que podemos seguir haciendo todo lo que estamos haciendo.

–¿Qué pasaría con los bienes y documentos de la Fundación en caso de que finalmente fuera disuelta?

–Lo tenemos pensado, pero ya veremos en su caso cómo procedemos. En cualquier caso, si se creen que vamos a callarnos y desaparecer, que se olviden. Tenemos digitalizado el archivo, que es de propiedad privada, pero que no se preocupen, porque en el caso de que sucediera lo enviaremos a todo el mundo para que todos los historiadores, los investigadores y el que quiera pueda seguir investigando. Son 33.000 documentos. 300.000 páginas que quieren que desaparezcan, pero no van a lograrlo. Esto debería ir a la Real Academia de la Historia, en mi opinión. Allí debería estar depositado todo esto. Pero bueno, aquí están.

Aquí estamos haciendo la historia desde nuestro punto de vista, por supuesto. Yo no estoy en posesión de la verdad absoluta de ninguna de las maneras

–¿Entiende que haya gente que no entienda la existencia de una fundación como esta, con el nombre de Francisco Franco?

–No, yo entiendo que puedan estar en contra. Que no les guste. Eso lo entiendo. Lo que no entiendo es que digan que no exista. ¿Por qué me quieren quitar mi derecho a opinar como yo quiera mientras yo no diga que estos son unos asesinos? No lo digo. Me ciño a lo que dice la Constitución cuando habla de derecho de asociación y me ciño a la Ley de Memoria Democrática. Mientras todo eso suceda, ¿por qué me quieren privar a mí de mis derechos? Se lo he preguntado por carta. Sin respuesta.

–¿Aquí están defendiendo únicamente la historia?

–Aquí estamos haciendo la historia desde nuestro punto de vista, por supuesto. Yo no estoy en posesión de la verdad absoluta de ninguna de las maneras. Pero yo tengo mi derecho a decirlo. Luego usted dirá lo contrario. Y ya está. Para eso hay otras fundaciones, para eso hay otras historias.

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