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Pedro Cátedra

El filólogo Pedro Cátedra durante su acto de ingreso en la Real Academia EspañolaEFE

El nuevo miembro de la RAE dedica su discurso de ingreso a una obra medieval escrita en catalán

El filólogo granadino, Pedro Cátedra, ocupa la vacante dejada por el fallecimiento en 2021 de Manuel Seco Reymundo

La silla «A» de la Real Academia Española, vacante desde 2021, ya tiene quien la ocupe. El filólogo granadino, Pedro Cátedra, tomó posesión de su puesto en un discurso dedicado a la obra Els dotze treballs de Hèrcules, escrita en catalán en 1417 por Enrique de Villena y traducida al castellano por el propio autor.

Nacido en Las Gabias (Granada) en 1954, Pedro Cátedra elogió en discurso de ingreso la bibliofilia como «virtud pasional» y la «humanización del libro» en tiempos de «crisis de las humanidades», informó EFE.

Cátedra García, que sustituye en la silla «A» a Manuel Seco Reymundo, fallecido en diciembre de 2021, ha leído un discurso titulado Biografía de un libro, tras recibir la bienvenida por parte del académico Juan Gil en nombre de la corporación.

Su disertación se ha centrado en los avatares de una obra singular y misteriosa, pues estuvo desaparecida durante más de cuatro siglos.

Se trata de la reedición de Los doce trabajos de Hércules de Enrique de Villena, reimpresa en Valencia por el alemán Cristóbal Cofman el 30 de agosto de 1514 junto al tratado De regimine.

Experto en la historia literaria de la Edad Media y del humanismo y Renacimiento, Cátedra lo considera un texto «imprescindible» desde el punto de vista filológico para el estudio de la renovación de la prosa artística peninsular y del léxico castellano en los dos primeros decenios del siglo XV.

Humanizando a su «criatura», de la que amanuenses, impresores y editores serían «los parteros», Cátedra recordó que la obra original se compuso en catalán con el título Els dotze treballs de Hèrcules y que el propio Villena la tradujo al castellano apenas seis meses después.

Fue uno de los textos más reencarnados de la literatura hispana del siglo XV, pero desapareció durante 438 años, antes de reaparecer en 1952.

Y es que desde 1529 y hasta finales del año siguiente la peste se encarnizó con los habitantes de Valencia y se llevó por delante también a maestros impresores como el propio Cofman.

Según Cátedra, la valoración canónica de Los doce trabajos de Hércules es «muy inferior a su importancia histórico-literaria, lingüística y socio-política».

La obra, apuntó, «contribuyó a que germinara entre los jóvenes poetas castellanos una lengua y un nuevo tipo de poesía sutil y difícil» y, por otro lado, la sistematización de Villena era relativamente novedosa en la Península Ibérica.

Se trata además de «una buena muestra ibérica del uso de la literatura al servicio de la personal reivindicación social y política» y la versión original catalana fue tan reconocida en el siglo XV como para haber prestado su prólogo a un clásico de la narrativa europea, Tirant lo Blanc.

Citando los diarios de Emilio Renzi, el filólogo apeló con humor a la sensación de «metamorfosearse en un libro» como «la más extremosa de las experiencias de bibliofilia fisiológica» y justificó la pertinencia de hablar de una obra singular ante «la crisis generalizada sobre el papel y la función de cualquier disciplina humanística».

Licenciado y doctorado en Filología Hispánica con premio extraordinario en la Universidad Autónoma de Barcelona, Cátedra también inició allí sus labores docentes como profesor entre 1976 y 1986.

Es catedrático en la Universidad de Salamanca desde 1987 y ha sido también profesor e investigador invitado en universidades de Europa y América, entre ellas las de Roma-La Sapienza, Parma, Paris-Sorbonne, Paris-Sorbonne Nouvelle, Colonia, Münster, Londres, Oxford, Berkeley, Columbia o Pennsylvania.

Desde 1992 es miembro de la Academia das Ciências de Lisboa; desde 2001, de la British Academy, y, desde 2008, correspondiente de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona.

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