El Cantar de Mio Cid está incompleto, ¿se puede saber qué decía la parte que le falta?
El Cantar de Mio Cid custodiado en la Biblioteca Nacional de Madrid está incompleto. Entre otras partes, le falta el principio. ¿Se sabe qué decía la parte perdida?
Saber qué decía el comienzo del Cantar de Mio Cid entra en el terreno de la especulación, la suposición y la entelequia.
El códice, una tosca pieza escrita en pergamino elaborado con piel de cabra y encuadernado en tablas de madera forradas, se custodia en la Biblioteca Nacional de Madrid.
Según se lee en el mismo códice, este ejemplar sería obra de un copista que respondería al nombre de Per Abbat y lo habría copiado, seguramente de un ejemplar más antiguo, en el año 1207.
Los expertos, sin embargo, dudan de que el nombre sea real y también de que se haya copiado en dicha fecha, y datan el códice al algo más de cien años más tarde, entre 1320 y 1330.
El códice está muy completo, aunque en mal estado. Le falta el folio del principio y otros dos por la mitad.
Consta de 3.735 versos en los que se narra el destierro del Cid Campeador Rodrigo Díaz de Vivar, leal vasallo del Rey Alfonso VI de León y Castilla, su conquista de Valencia, el perdón por parte del Rey y la justicia a sus hijas vejadas por los Infantes de Carrión.
El Cantar de Mio Cid trata temas como el honor, la lealtad al monarca y la piedad cristiana. El poema es un documento único para conocer la España de la Reconquista y constituye la obra fundacional de la literatura castellana.
Sin embargo, ¿qué decía el misterioso primer folio perdido? El códice conservado en la Biblioteca Nacional comienza con el Cid y sus mesnadas abandonando las tierras del Reino de Castilla tras ser desterrados.
Comienza con esos célebres versos: «Con los ojos tan fuertemente llorando, giraba la cabeza y los estaba mirando. Vio puertas abiertas y sin candados, alcándaras vacías, sin pieles y sin mantos, y sin halcones y sin azores mudados. Suspiró Mio Cid, de lo cual tuvo gran cuidad, habló Mio Cid bien y mesurado: ¡Bendito seas, Señor, Padre que estás en lo alto! ¡Esto han tramado contra mí mis enemigos malvados!».
Y poco más abajo, el clamor del pueblo al ver la injusticia cometida por el Rey contra el Cid: «¡Dios, qué buen vasallo, si tuviese buen señor!».
En muchas ediciones se ha optado por predecir esos versos por una prosificación del comienzo del destierro. El Cid reúne a sus leales y parten al destierro por mandato real.
Sin embargo, ¿qué es lo que motivó el destierro? En el Romancero Viejo reunido por Ramón Menéndez Vidal encontramos el Romance de la Jura de Santa Gadea, donde se narra el motivo del destierro del Cid.
Los Romances son fragmentos o recomposiciones a partir de cantares más extensos que no han llegado hasta nuestros días.
¿Es el Romance de la Jura de Santa Gadea un fragmento de lo que le falta al Cantar del Cid? ¿Es un fragmento de otro cantar sobre el Cid?
Lo que el Cid le obliga a jurar al Rey Alfonso VI en el atrio de la iglesia de Santa Gadea de Burgos, «do juran los hijosdalgo», es terrible, y justifica su destierro.
Rodrigo Díaz de Vivar le obliga a su Rey a jurar que no ha tomado parte en la muerte de su hermano, y le amenaza con los más terribles tormentos: «Villanos te maten, Rey, villanos que no hidalgos, de las Asturias de Oviedo, que no sean castellanos; mátente con aguijadas, no con lanzas ni con dardos; con cuchillos cachicuernos, no con puñales dorados…», y sigue.
El tono agresivo, vengativo e incluso desleal del Cid hacia el Rey no concuerda con el Cid leal al Rey pese a la injusticia del destierro. El Romance de la Jura podría pertenecer a otro Cantar, o estar inspirado en el que nos ha llegado, pero tan modificado que poco tiene ya que ver con el resto del poema.
El Cid de Santa Gadea no tiene nada que ver con el Cid del Cantar. Sin embargo, el folio que falta sí podría haber incluido una referencia a Santa Gadea y al motivo del destierro.