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El Monumento a los Caídos de Pamplona como sala de exposiciones

Detalle del Monumento a los Caídos de Pamplona como sala de exposiciones

El Monumento a los Caídos de Pamplona ante la demolición «talibán» de su ayuntamiento

El consistorio se olvida de manera consciente no sólo de los que murieron en combate por la libertad religiosa, sino también de los 38 civiles asesinados por los bombardeos republicanos

El Ayuntamiento de Pamplona, en manos de Bildu, por el apoyo socialista que enajenó la alcaldía a la primera fuerza política respaldada por los pamploneses que fue UPN, ha alcanzado un acuerdo con los socialistas del PSN y los nacionalistas vascos de Geroa Bai para la transformación del Monumento a los Caídos de Pamplona, en un parque temático antifascista vinculado a la memoria democrática. El Monumento a los Caídos que en la actualidad, después de su desacralización, es una Sala de Exposiciones, es un edificio que fue erigido en 1952 en memoria de los 4.500 combatientes navarros muertos en el bando nacional, en la guerra civil española, por las libertades enajenadas por el ejecutivo del Frente Popular en febrero de 1936.

La Guerra Civil partió y ensangrentó terriblemente la sociedad española. Los fusilados republicanos en Navarra, contabilizados a nivel documental fueron 1.160, y han contado con el reconocimiento posterior de las 36 leyes, decretos y órdenes de los diferentes ejecutivos democráticos centristas, socialistas y populares aplicaron para la equiparación y reconocimiento de las víctimas.

La creación de una comisión de la verdad nos recuerda al Ministerio de la Verdad, la institución citada por George Orwell en su novela '1984'

En el momento actual, el actual ejecutivo nacional ha iniciado un nuevo periodo de interpretación histórica, ensalzando de forma idealizada la II República, como breve periodo democrático, mientras, por el contrario, el «franquismo» es valorado como un fenómeno similar al nazismo, que debe ser eliminado de la historia y usado a nivel pedagógico como elemento que encarna el mal, para recrear la base moral de una verdadera democracia española. Un discurso que supone la creación de una comisión de la verdad, cuyo nombre nos recuerda al Ministerio de la Verdad, la institución citada por George Orwell en su novela 1984.

El olvido selectivo

Sin embargo, se olvida de manera consciente, no sólo a los que murieron en combate por la libertad religiosa, sino también a los 38 civiles asesinados por los bombardeos republicanos. El primer bombardeo fue en Pamplona el 22 de mayo de 1937 con 11 muertos. El segundo bombardeo fue en Tudela el 13 de agosto de 1937 con 12 muertes. El tercer bombardeo fue en Lumbier el 25 de septiembre de 1937 con 7 muertos. El cuarto bombardeo de nuevo en Pamplona el 11 de noviembre de 1937 con otros 7 muertos, y el quinto bombardeo en Pamplona, una vez más, el 18 de enero de 1938, con un muerto y varios heridos.

También habría que recordar a los navarros asesinados en la zona frente populista, como Manuel Irurita Almandoz, obispo de Barcelona, o los siete sacerdotes diocesanos navarros de la diócesis de Madrid: Juan Soria, Bernabé Francés, Lorenzo Alduán, Alejo Fernández, pascual Sánchez, Valentín Luqui y Julio Pérez, a los que hay que añadir las docenas de religiosos agustinos, capuchinos, jesuitas y de otras órdenes con fuerte presencia navarra que murieron por odio a la Fe, en el lado republicano.

Además de este olvido consciente de una parte de los asesinados, también se ejerce olvido por el valor artístico del monumento que se pretende mutilar. El Monumento a los Caídos fue obra del arquitecto Víctor Eusa (pamplona, 1894-1990) gran figura de la arquitectura en Navarra durante la mayor parte del siglo XX y responsable de los principales edificios de la ciudad. Comparte autoría con José Yarnoz Larrosa (Pamplona, 1884-1966) quién obtuvo la concesión del proyecto de restauración del Palacio de Olite (1924), y la ampliación y reforma del Palacio de la Diputación (1929).

José Yarnoz fue el principal arquitecto del Banco de España desde 1916, responsable de la realización de sus sucursales (Vitoria, Barcelona, Bilbao, Sevilla) y la ampliación de la sede central en Madrid (1935). También hay que añadir las pinturas al fresco del afamado pintor valenciano Ramón Stolz Viciano, considerado como el mejor muralista del siglo XX, y cuya obra se encuentra amenazada por los «talibanes» del ayuntamiento.

Exaltación del totalitarismo

El ayuntamiento de Pamplona, en manos de los antiguos partidarios de ETA, se erige como defensor de los principios democráticos, cuando todavía no han ejercido su propio proceso de «transición democrática» reconociendo la equivocación de la aplicación violenta de sus ideas y la petición de perdón por las 27 personas asesinadas en 23 atentados en Pamplona, 42 en total, asesinados en Navarra. La aplicación de tal medida, en línea con el espíritu de la ley de memoria democrática, no deja de responder a una interpretación política similar a la que se impuso en 1945 por el ejército soviético en la Europa del este, y opuesta a las directrices del parlamento europeo contra la exaltación de todo tipo de totalitarismos.

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