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El ministro Urtasun el pasado miércoles en la comisión del Senado

El ministro de Cultura Ernest UrtasunEFE

Urtasun no solo no menciona la Navidad: ni siquiera desea a los españoles «Felices fiestas»

El ministro de Cultura ha sufrido un apagón comunicador en fechas tan señaladas

El último mensaje en X de la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz, líder de Sumar y jefa del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, el día de Navidad por la tarde decía así: «Son días de compartir, de celebrar, de recordar. Días donde compartimos con las personas que queremos nuestro bien más preciado: el tiempo. Espero que estas fiestas os den la energía que necesitáis para seguir construyendo un futuro de paz, esperanza y felicidad. ¡Felices fiestas!».

Ahí estaba el «Felices fiestas» gubernamental, la consigna anti Navidad de los actuales gobernantes españoles. Seguía el camino marcado por el presidente, Pedro Sánchez, casi en reproducción automática, maquinal, quién escribió: «En estas fechas de encuentro, quiero desearos unos días llenos de paz, cariño y felicidad. Que sirvan para recargar fuerzas, compartir con quienes más queremos y seguir construyendo juntos un futuro mejor para todos y todas. ¡Felices fiestas!».

Pero Urtasun ha mantenido silencio en estos días de celebración. Su último mensaje en X fue para reivindicar la figura de la recientemente fallecida actriz Marisa Paredes. El ministro de Cultura de España ni siquiera ha felicitado «las fiestas» a los españoles. Su silencio ante una manifestación cultural retumba como el de los pasos gigantes de un monstruo invisible. El ministro de Cultura no se manifiesta por Navidad, tampoco sin tener que llamarla Navidad.

La Navidad, además de una celebración religiosa para los cristianos es una manifestación cultural, inherente a España y a Europa y al mundo. Es la Navidad de la música, de los villancicos, de las escolanías, de las corales, de los conciertos. Es la Navidad del concierto de Año Nuevo en Viena. También es la Navidad de los símbolos culturales.

De Papá Noel y de los Reyes Magos. De los elfos y de los gnomos de otras culturas. De los belenes, de los abetos. De las películas, de los libros (de La Biblia, de las novelas y de los cuentos universales), de los sentimientos humanos y de los sentimientos culturales. De los colegios. De los niños. El ministro habla sin cesar de los «derechos culturales» y calla pública y sectariamente en plena Navidad.

Algo inaudito que un ministro de Cultura ni siquiera haga referencia a este período del año que por su cargo le atañe inevitablemente. Y ni siquiera de la forma en que lo hacen sus superiores, desvirtuando el sentido original, borrando con eufemismos artificiales una parte esencial de Occidente:

La Navidad es una expresión cultural

Los «sustentos antropológicos que han definido nuestra identidad hasta nuestros días», como dijo el antropólogo Jesús Prieto Mendaza. Fue el mismo profesor que afirmó que «las manifestaciones de origen religioso que se dan en esta sociedad cada vez más secularizada son rasgos de expresión cultural más allá de una expresión de fe».

La Navidad es un expresión cultural independientemente de la fe. Esto no lo habrá leído ni lo sabrá Urtasun, el ministro de Cultura que ni siquiera se refiere públicamente, un desprecio absoluto, a esta expresión cultural que como tal le compete: señal inequívoca de su ignorancia y de su catadura.

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