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Andrés Amorós

Andrés Amorós en la entrevista con El DebateThorun Piñeiro

Andrés Amorós: «Miguel Hernández identifica el toro con el ser humano y, en concreto, con el español»

El catedrático de Literatura y crítico taurino de El Debate recuerda que sin tauromaquia el toro desaparecería

El catedrático de Literatura Andrés Amorós es como esos sabios de otro tiempo en torno a los cuales se reunía el pueblo, o la tribu, o la comunidad, para alimentar el espíritu con su sabiduría.

Amorós, crítico taurino de El Debate, es un erudito en el sentido más estricto del significado del término: es experto en literatura, en toros, en música, en filosofía…, y sobre todo, en los entresijos de la vida, de la naturaleza humana y del espíritu.

Fruto de esta erudición es su extensa producción bibliográfica. Su último libro Las cien mejores poesías taurinas (El Paseillo), aúna sus dos grandes pasiones: la tauromaquia y la poesía, con una selección de las mejores poesías taurinas desde Alfonso X el Sabio o Gonzálo de Berceo, hasta Luis Alberto de Cuenca, Sabina o Calamaro pasando por los grandes escritores del Siglo de Oro, del romanticismo español o de la Generación del 27.

–Don Andrés, en este libro usted aúna sus dos grandes pasiones: los toros y la poesía. ¿Estaban predestinadas la tauromaquia y la poesía a una relación simbiótica?

–Yo creo que sí. La tauromaquia ha dado lugar a una literatura amplísima, a verdaderas bibliotecas. La biblioteca del Conde de Colombí, y la biblioteca que ahora está en la plaza de toros de Madrid.

La poesía es el género más adecuado para la tauromaquia, sin duda. Porque la tauromaquia tiene muchos aspectos y cada poeta se fija en el aspecto que más le llama la atención.

Para unos, la tauromaquia es un espectáculo colorista, como para Manuel Machado, por ejemplo. Algo sensual, un espectáculo brillantísimo: «Ronco toque de clarín...». Para otros, lo que importa es el animal en el campo, que también es una belleza, una poesía de la naturaleza. Por ejemplo, Rafael Morales, Aleixandre.

Hay muchísima riqueza de poesía taurina. Yo creo que eso merecía no solo la antología, sino, también, el comentario

Otros, en cambio, se fijan en el torero como héroe popular. Pues Moratín hace eso, también Aleixandre.

Para algunos la tauromaquia es símbolo del ser humano, de la vida y de la muerte. Y ahí está Miguel Hernández y Dámaso Alonso y Lope de Vega y Sor Juana Inés de la Cruz. Mucha gente.

Los hay también para los que la tauromaquia es algo muy trágico: Lorca, evidentemente, El Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. Pero Medina Medinilla también tiene un poema que es una belleza.

Ejemplar de 'Las cien mejores poesías taurinas', de Andrés Amorós

Ejemplar de 'Las cien mejores poesías taurinas', de Andrés AmorósThorun Piñeiro

Algunos lo toman desde el punto de vista costumbrista o humorístico: Quevedo, Torres, Villarroel. Para otros es un motivo de crítica de una España, digamos, vieja, dormida: Antonio Machado, el Llanto por las virtudes y Coplas de don Guido.

El que más sabe de toros de todos los poetas que yo conozco, el más entendido de técnica, de historia, es Gerardo Diego. Tiene un libro, La suerte o la muerte, que es una tauromaquia completa en verso.

Para algunos está unido a la religión: Berceo, Alfonso X. Para muchos está unido al símbolo de España: Miguel Hernández, Blas de Otero. Algunos utilizan la burla contra los antitaurinos, como Antonio Carvajal.

Hay muchísima riqueza de poesía taurina. Yo creo que eso merecía no solo la antología, sino, también, el comentario.

Lo que he procurado en este libro es que, cronológicamente, abarque toda la literatura española desde el comienzo, el poema de Fernán González Berceo, hasta hoy, hasta Sabina, Calamaro. Y unir la llamada literatura culta con la llamada literatura popular. La cultura es una suma.

–Usted selecciona las 100 mejores poesías taurinas, pero las ordena por orden cronológico. Si tuviera que elegir la mejor de todas, ¿cuál sería?

–Lo de las 100 es una cosa simbólica. Cuando yo era chico fue muy popular en España, las selecciones como las 100 mejores poesías de la lengua castellana. Bueno, pues elijamos cien.

El problema ha sido cortar, aunque no lo parezca. A mí me habría sido más fácil añadir 50 más, pero hay que elegir y lo sientes.

Dentro de eso, todas las que elijo tienen un cierto valor también literario, un valor significativo, no sólo taurino. Obras maestras, sin duda ninguna. El Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, de Federico García Lorca. Junto con las Coplas de Jorge Manrique es la mejor elegía de la literatura española.

Andrés Amorós en la redacción de El Debate

Andrés Amorós en la redacción de El DebateThorun Piñeiro

A mí me gusta también mucho Miguel Hernández. En el primer libro importante suyo de poemas, El Rayo que no cesa, hay unos sonetos absolutamente maravillosos porque no se queda en lo externo de la tauromaquia, sino que profundiza y lo que busca es la tauromaquia como símbolo de la vida y de la muerte y del amor. Miguel Hernández utiliza la fiesta de los toros como símbolo del destino trágico del hombre.

La gran metáfora es la del toro de Miguel Hernández con una expresión muy bonita, que yo le comenté a Mario Vargas Llosa y me dijo ‘uy, qué bonito. Pues esto lo voy a usar yo’: «Como el toro, me crezco en el castigo».

¿Qué es eso de crecerse en el castigo?: Una característica que tiene el toro bravo es que primero acude al caballo sin saber qué le va a pasar. Ahí le hieren con la puya y vuelve a ir. Se crece en el castigo. Es una metáfora maravillosa del ser humano de crecerse ante las adversidades.

No se queda en lo externo, sino que se identifica con el toro. El toro como símbolo del ser humano y, concretamente, del ser humano español.

–Ha hablado del poema de Lorca Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. ¿Tiene predilección por este poema? ¿Puede explicar brevemente su importancia?

–En España, y en la literatura española de todos los tiempos, hay dos obras maestras absolutamente indiscutibles: Las Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique, y el poema de García Lorca Llanto por Ignacio Sánchez Mejías.

¿Por qué es tan grande? Hay gente que cree que Ignacio Sánchez Mejías no existió, que se lo inventó Lorca. Y no es así. Era un torero. Es decir, tiene un fundamento histórico real, concreto.

Todo poema elegíaco incluye una meditación sobre la muerte, pero también sobre el elogio del muerto concreto. Resulta que Federico era amigo de Ignacio. Ignacio Sánchez Mejías fue el mecenas de la generación del 27.

Gracias a Federico García Lorca, Ignacio Sánchez Mejías es un modelo de afrontar la muerte

En 1927 acuden a Sevilla una serie de poetas a los que Ignacio metió en el tren. Les paga el viaje y los lleva a Sevilla.

Ignacio Sánchez Mejías era un personaje fantástico, con una curiosidad inagotable que, además de torero, fue dramaturgo, que con la Argentinita quiso potenciar el flamenco, fue presidente de la Cruz Roja y del Betis. Le gustaba montar a caballo y pilotar aviones... Era una persona realmente extraordinaria. Increíble. Fue una tragedia muy grande que muriera.

Un momento de la entrevista con Amorós en El Debate

Un momento de la entrevista con Amorós en El DebateThorun Piñeiro

Pero lo importante es que con García Lorca, a partir de esa muerte concreta, el muerto se universaliza. García Lorca no se queda en el costumbrismo. No dice nada en el poema de cómo toreaba Ignacio. No habla ni del capote, ni de la muleta, ni de las banderillas... Lo considera como ser humano, lo convierte en un ser humano ejemplar, en un modelo.

Gracias a Federico García Lorca, Ignacio es un modelo de afrontar la muerte. Y también gracias a él Ignacio no ha muerto del todo. Gracias a su canto, a su poema, Ignacio no ha muerto para siempre.

–Entre los poemas seleccionados, los hay de grandes escritores identificados con la izquierda: Antonio Machado, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Rafael Alberti… ¿Muestra eso el sinsentido de la obsesión de la izquierda política contra la tauromaquia?

–Es que esa obsesión es una tontería absoluta. Es una cuestión de sentido común. La tauromaquia no es de izquierdas ni de derechas. La tauromaquia es un arte popular español. Es del pueblo español y en el pueblo español hay gente de izquierdas, de derechas, de centro y de todo.

Además, como es un arte, no se impone a nadie. Es algo que elegimos libremente. Algunos izquierdistas actuales, absolutamente ignorantes y sectarios, pretenden identificar la tauromaquia con una España de derechas o cerril o anti europea. Eso es un verdadero disparate.

Yo puedo dar listas de escritores y de personajes importantes de la izquierda que eran apasionados de los toros, y listas de personajes de la derecha que también eran apasionados de los toros, y listas de gente de la izquierda a los que no le gustaban los toros y estaban en su derecho.

Ahora, a lo que no tienen derecho es a ignorar la realidad, de falsificarla, de mistificarla, como decir que la tauromaquia es de derechas o es de Franco. Eso es sencillamente de una ignorancia enorme. Es simplemente ignorancia, barbarie, sectarismo, como el que tiene el actual ministro de Cultura, el señor Urtasun.

–Cantantes actuales como Joaquín Sabina y Andrés Calamaro también han dedicado versos a los toros, y poetas de relevancia, como Luis Alberto de Cuenca. ¿Hay relevo generacional entre los poetas taurinos?

–No es algo automático, no es mecánico. Yo siempre pongo un ejemplo. Hacia 1605 en Madrid coinciden Cervantes, Lope, Góngora Quevedo y Calderón. ¿Por qué surgen a la vez tantos buenos poetas? Pues no se sabe. Pues porque Dios quiere. No hay una razón sociológica mecanicista que lo explique.

En el año 27 se reúnen Lorca, Salinas, Guillén, Alberti, Cernuda y muchos más. En ese momento hay una cercanía muy grande del mundo de la cultura al mundo de la tauromaquia.

Hay una cosa que a los antitaurinos que les da igual, que omiten o callan: sin tauromaquia, si no hubiera la fiesta, el toro desaparecería

¿Qué es lo que pasa ahora? Creo que hay menos cercanía del mundo de la cultura y del mundo joven al mundo de la tauromaquia. Por dos razones concreta. Primero, la sociedad española ha cambiado y ahora es mucho más urbana, cuando antes era más rural.

Antes, la sociedad española sentía más cerca el campo, el toro, el animal, toda una serie de tradiciones que mis hijos, y no digo mis nietos, probablemente no conocen, como la matanza del cerdo o muchos ritos tradicionales del campo español. Y el toro, nace en el campo. España es menos rural, más urbana.

Hay una cosa que a los antitaurinos que les da igual, que omiten o callan: sin tauromaquia, si no hubiera la fiesta, el toro desaparecería. Esa especie maravillosa no es una especie natural, es una creación artificial del ser humano, de los ganaderos.

En segundo lugar, hay unos prejuicios de animalistas radicales que quieren prohibir la tauromaquia como quieren prohibir otras cosas más. Yo suelo decir, más o menos en broma o en serio o las dos cosas, que si yo fuera antitaurino sería muy buen antitaurino.

Porque la tauromaquia tiene aspectos criticables, por supuesto. Y las artes plásticas, y la novela… En la tauromaquia no todo es inmaculado, pero hay que conocerlo. Y la gran mayoría de los antitaurinos hablan desde una ignorancia y de un desconocimiento absoluto y dicen ‘el pobre torito’.

Bueno, al torito no se han acercado de ninguna manera. Basta con ver un toro, aunque tú estés detrás de un muro de piedra, a tu nivel para asustarte. El toro es uno de los animales más feroces de la creación, de los más terribles que existen.

Cuando a mí me dicen que es algo bárbaro, salvaje y que los taurinos son unos asesinos sanguinarios… Hombre, si a mí me llaman bárbaro y salvaje y voy de la mano de Picasso y de Goya, y de García Lorca, y de Miguel Hernández, y de Orson Welles, y de Hemingway..., pues voy a gusto. No seré yo tan raro ni tan tonto.

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