La ideología que sustituye a la belleza en 'Documenta', el gran evento artístico internacional desde 1955
La obra central de la histórica y prestigiosa exposición quinquenal de arte contemporáneo de la ciudad alemana de Kassel ha sido tapada con una tela negra por antisemita
La Documenta (este año es la número 15) es considerado el gran evento artístico internacional de arte moderno. Se celebra cada cinco años en la ciudad alemana de Kassel. Dura 100 días y se espera que acudan a él más de un millón de personas. Esta edición de 2022 ya cuenta con su escándalo. El mismo presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, dijo en la inauguración (donde también admitió haberse pensado mucho su asistencia) que existen límites a lo que los artistas pueden hacer cuando abordan cuestiones políticas: «Tan justificado como algunas críticas a las políticas israelíes, como la construcción de asentamientos, reconocer el estado israelí significa reconocer la dignidad y la seguridad de la comunidad judía moderna».
Boicot a Israel
La muestra está comisariada por el grupo indonesio Ruangrupa, quien había sido acusado de invitar a organizaciones de países en desarrollo que apoyan un boicot a Israel debido al trato que el país da a los palestinos. Steinmeier advirtió a los organizadores de que esperaba un debate en igualdad entre ambas posiciones, para lo cual debían ejercer de mediadores. «Como presidente de Alemania digo por mi país: reconocer a Israel es la base y la condición para el debate aquí», dijo, invitando a los organizadores a que no «subcontratasen» su responsabilidad a los curadores indonesios. «Curador» es la palabra de moda en el arte moderno (en el sentido de «cuidador» o «protector») frente a la común «comisario».
Debe averiguarse cómo ese mural con imágenes antisemitas ha podido ser instalado en ese lugar
No andaba desencaminado el líder germano. La obra central de la muestra, Justicia Popular, ha sido tapada con una tela negra por su contenido antisemita. Hay límites claros para la libertad del arte», dijo la ministra alemana de Cultura, Claudia Roth, quien fue más allá: «Debe averiguarse cómo ese mural con imágenes antisemitas ha podido ser instalado en ese lugar. Además exijo de los responsables de Documenta y los comisarios que se aseguren y verifiquen que en la muestra no se van a exponer otras obras claramente antisemitas». En el lienzo aparece un policía con rostro de cerdo, la palabra «Mossad» en el casco y un pañuelo al cuello con una estrella de David, y un demonio con trenzas de judío ortodoxo, lengua de serpiente y dientes de vampiro con un sombrero de las SS.
Es curioso que «curador» suene más amable que «comisario» y sin embargo cada muestra (si no «cada», sí cada vez con mayor frecuencia) sea más impositiva, más ideológica. Un destino hacia el que parece caminar el arte en paralelo al globalismo y lo woke, cuando esencialmente debiera caminar en dirección contraria o en dirección ajena.
El ejemplo demasiado concreto, pero impepinable, es el de los propios curadores de Documenta, quienes con cinismo asombroso han asegurado sentirse precisamente sorprendidos por la polémica, pues su obra «de ninguna manera tiene que ver con el antisemitismo».
Anticapitalismo y colectivización
Dos de los miembros de Ruangrupa, Farid Rakun y Ade Darmawan, ya explicaron así sus objetivos antes de la muestra: «Queremos crear una plataforma de arte y cultura interdisciplinaria, orientada a nivel global. Nuestro enfoque curatorial apunta a un modelo diferente de uso de recursos orientado a la comunidad (…) Si Documenta se lanzó en 1955 para curar heridas de guerra, ¿por qué no deberíamos centrar la Documenta 15 en las lesiones actuales, especialmente las arraigadas en el colonialismo, el capitalismo o las estructuras patriarcales, y contrastarlas con modelos basados en asociaciones que permiten a las personas tener una visión diferente del mundo?».
Picasso o Kandinsky formaron parte de la primera Documenta
Ruangrupa habla también de colectivización. Globalismo, colectivización, anticolonialismo, anticapitalismo o estructuras patriarcales, sumado al antisemitismo salvaje, es como una colección de cromos completa. ¿Curadores o comisarios, esto último en el significado más autoritario de la palabra?
Fue el pintor y profesor de la academia de Kassel, Arnold Bode, quien en 1955 fundó la «Sociedad de Arte Occidental del Siglo XX» para presentar en el destruido Museo Fridericianum el arte que los nazis consideraban degenerado, así como obras de la modernidad clásica que nunca se habían visto en Alemania. Picasso o Kandinsky formaron parte de la primera Documenta. Se instituyó cada cinco años tras las dos primeras ediciones, y en 1972 su consejo optó por convocar un jurado internacional para designar al director artístico de cada muestra, lo que a partir de entonces ha estado rodeado de polémica, cuando la visión de un solo curador pasó a definir el significado de una exposición que ha ido aumentando, con el paso de los años, en número de visitantes. Documenta 14, con sede en Atenas, además de en Kassel, tuvo más de un millón de espectadores entre ambas ciudades en una muestra cuyo título fue Aprendiendo de Atenas.
El lema de la Documenta 15 de Ruangrupa es Lumbung, que en indonesio es el granero comunal de arroz donde el excedente de la cosecha se almacena para beneficio de la comunidad. Las venus paleolíticas son un buen ejemplo primero y natural de la finalidad del arte: representar la belleza que observa el artista. Si la primera Documenta surgió como una muestra de lo bello oculto, en este caso por los nazis, ¿dónde se habla de la belleza en la última? ¿Ya no es la belleza lo esencial del arte? No debe de serlo para Ruangrupa con su anticapitalismo y sus estructuras patriarcales y sus cuadros inhumanos.
La consigna por la belleza
Entre otras, las razones que amenazan con enterrar el concepto infinito de belleza artística por la consigna ideológica que pretende dominarlo todo, desde la vida y el pensamiento, hasta el impulso natural de creación, coartado en los límites falsamente enormes de la engañosa palabra «globalismo». Lo «global» o la mentira que es solo lo que quieren unos pocos (fielmente representado en Ruangrupa), que ya son muchos, o los límites (a los que se refería el presidente alemán y su ministra) que ya no existen para los «artistas» que abordan cuestiones políticas porque han abandonado, o incluso ya no reconocen, la belleza.