Iceta se muestra incapaz de curar la herida provocada por la crisis de los museos
La falta de personal en los museos españoles, que este año ha generado y sigue generando cierres a pesar de las inversiones apunta a la negligencia del Gobierno y los sindicatos
Una encuesta del Consejo Internacional de Museos (ICOM) aseguró en 2020 que un tercio de los museos de todo el mundo iba a despedir a buena parte de su personal debido a la crisis del coronavirus. El mismo sondeo indicaba que los museos públicos iban a tener mayor estabilidad económica, reflejada en menor reducción de programas y horas de apertura, y menor número de personal despedido, cerca de la mitad de la afección de los museos sostenidos con fondos privados.
En torno al 60% fue el porcentaje calculado por el Museo del Prado y el Museo Reina Sofía de pérdidas por ingresos propios. El mundo, incluida España, parece haber vuelto a la normalidad de antes de la pandemia. Las mascarillas continúan en ciertos lugares, pocos, y se va reduciendo su uso cada vez más. Las actividades culturales multitudinarias como los conciertos se suceden en todo el mundo, se diría que sin freno, como si intentasen recuperar el tiempo (y el dinero) perdido.
No sucede así en los museos, renqueantes desde la crisis de 2008. Aquella recesión significó una caída de las inversiones, que volvieron a crecer. Teresa Reyes, presidenta en España del ICOM, dijo el pasado mayo que se esperaba una recuperación completa a final de 2022 que no se ha producido. Y todo a pesar de que el presupuesto destinado al Ministerio de Cultura, que se ha visto aumentado por los fondos europeos de recuperación en casi 400 millones), ha crecido casi un 40%, siendo, además, el de Museos y Exposiciones el apartado más beneficiado, con una subida que alcanza casi los 200 millones.
Los números se acercan (en realidad son casi los mismos que antes de la pandemia), pero este lunes, por ejemplo, el Museo de América está cerrado por la ausencia del portero mayor; ídem respecto a la segunda planta del museo de Artes Suntuarias, del mismo modo que la mitad del Museo del Romanticismo. Una situación que se repite sin solución por parte del ministerio que dirige Miquel Iceta y unos sindicatos cuya inacción dejó pendiente el encuadramiento del personal de los museos estatales, como el de los vigilantes de sala, que a pesar de acceder al convenio, continúan sin poder acceder a sus puestos de trabajo.
Tras años supliendo la falta de personal en el resto de colocaciones, ahora ya no lo pueden hacer, pese a la ausencia de personal, debido a que se requiere un título específico de Formación Profesional, que al parecer nadie tiene. Todo apunta a una negligencia de gestión que va mucho más allá de los efectos de la pandemia, en gran medida ya solucionados y sin correspondencia en la práctica. ¿Dónde queda el dinero de los Presupuestos y de los fondos europeos? Los responsables de la mayoría de los museos estatales suelen repetir la cantinela de que se está trabajando con intensidad para solucionar el problema, pero la realidad es que el tiempo transcurre sin arreglo ni mejora y ya casi sin excusas.
Solamente con parches el funcionamiento de los museos continúa su camino a tirones, gracias a reajustes de horarios y contrataciones temporales de urgencia en medio de las quejas constantes de los visitantes y de un problema que señala directamente al ministro Iceta y su connivencia con los sindicatos (UGT, responsable de la firma del convenio) por su responsabilidad en la entrada en un atolladero del que no parecen capaces de salir.