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Bodegón

Josefa de Ayala (c. 1630-1684), Naturaleza muerta, c. 1680Robert LaPrelle

El Museo Meadows adquiere dos obras de sendas pintoras españolas del barroco

La principal institución de Estados Unidos centrada en el estudio y la presentación del arte de España compra un bodegón de Josefa de Ayala y una cruz de celda pintada de María Josefa Sánchez

El Museo Meadows de la Universidad Metodista del Sur (SMU) anunció el pasado martes la adquisición de dos obras de mujeres artistas del siglo XVII: un bodegón de Josefa de Ayala (c. 1630-1684) y una cruz de celda pintada de María Josefa Sánchez (activa entre 1639 y 1652). Ayala fue una figura fundamental del arte barroco ibérico que obtuvo reconocimiento y numerosos encargos durante su vida, y fue una de las pocas mujeres artistas independientes y documentadas de la época. En conjunto, las adquisiciones reflejan un vibrante clima artístico en la península Ibérica que otorgaba a las mujeres cierta libertad de expresión. Ambas fueron adquiridas con fondos de la Fundación Meadows y estarán expuestas en las galerías del Meadows en otoño.

María Josefa Sánchez (1639-1652), Cruz de la celda, c. 1640. Óleo sobre tabla, 63 x 39 cm. Museo Meadows, SMU, Dallas. Adquisición del museo con fondos de la Fundación Meadows . MM.2024.09. Fotografía: cortesía de la Galería Gonzalo Eguiguren.

María Josefa Sánchez (1639-1652), Cruz de la celda, c. 1640.Galería Gonzalo Eguiguren

«Nos complace incorporar estas importantes obras a nuestra colección», declaró Amanda W. Dotseth, directora Linda P. y William A. Custard del Museo Meadows. «El exquisito ejemplo de la obra de Ayala muestra la técnica magistral de la artista y su destreza para infundir a las composiciones de bodegones tanto belleza estética como un profundo significado simbólico, mientras que la conmovedora cruz de celda de Sánchez no solo demuestra su habilidad artística, sino que también destaca su papel en la conformación de la expresión religiosa y la espiritualidad de la época. Esperamos con ansias las oportunidades educativas y de investigación que se originarán a partir de estas adquisiciones, y lo que descubriremos sobre la vida de las mujeres artistas en el siglo XVII».

Vínculos con Zurbarán y Murillo

Josefa de Ayala (c. 1630-1684) —también conocida como Josefa de Óbidos, por el nombre de la ciudad en la que pasó gran parte de su vida— nació en Sevilla antes de que su familia se trasladara a Portugal, el país natal de su padre. Como muchas mujeres artistas de la época, Ayala nació en el seno de una familia de artistas y fue formada por su padre, el pintor Baltazar Gomes Figueira. Tenía estrechos vínculos personales y estilísticos con algunos de los artistas sevillanos más influyentes, que muy probablemente marcaron su desarrollo artístico, como Francisco de Herrera el Viejo (que también fue padrino de Ayala), Francisco de Zurbarán y Bartolomé Esteban Murillo, todos ellos representados en la colección del Meadows.

Ayala nunca se casó ni se ordenó monja, pero a los 29 años obtuvo la condición de «donzela emancipada», lo que le permitió vivir y trabajar de forma independiente. Su carrera floreció en Portugal, donde obtuvo numerosos encargos eclesiásticos y privados, y durante su vida produjo unos 150 cuadros, lo que la convierte en una de las artistas más prolíficas de la época. Aunque se sabe poco de su vida, los archivos que se conservan muestran que complementó sus ingresos como artista con inversiones inmobiliarias, lo que sugiere que disfrutó de una mayor independencia financiera y éxito en una época en la que pocas mujeres alcanzaban tal estatus.

Pudo ser monja o novicia

María Josefa Sánchez (activa entre 1639 y 1652, probablemente en Castilla) se especializó en la elaboración de cruces de celda, objetos populares para el culto privado en España y Latinoamérica. Aunque algunos han argumentado que Sánchez pudo ser monja o novicia, el uso de la palabra «doña» en sus cruces firmadas sugiere que posiblemente fuera una noble; a pesar de la falta de documentación sobre su vida, la existencia de obras firmadas indica cierto nivel de reconocimiento y prestigio. Es posible que estuviera emparentada con Clemente Sánchez, conocido por cruces similares del siglo XVII, pero mientras Clemente se menciona en los registros históricos, el nombre de María Josefa permanece ausente.

El arte de Sánchez ha llamado la atención en los últimos años a través de exposiciones como «España: arte e imperio en la Edad de Oro» (Museo de Arte de San Diego, 2019) y «Dejando su huella: historia de mujeres artistas en Europa, 1400-1800» (Museo de Arte de Baltimore y Galería de Arte de Ontario, 2024); alrededor de una decena de cruces de Sánchez se han conservado hasta la actualidad, dos de ellas en colecciones estadounidenses (Instituto de Arte de Chicago y Museo de Arte Allen Memorial, ambas firmadas). Además de las cruces firmadas que se le atribuyen, siguen apareciendo obras sin firmar que se cree que son suyas, lo que indica un interés constante por su legado artístico.

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