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Portada de «Historia de China» de Michael Wood

Portada de «Historia de China» de Michael WoodÁtico de los Libros

'Historia de China': el retrato de una civilización milenaria (y de sus gentes)

Obra de madurez de Michael Wood que conjuga la historia de larga duración con vidas particulares para elaborar un gigantesco puzle narrativo que busca desentrañar ese misterio que aún sigue siendo la civilización china para el interesado occidental

Michael Wood es un producto típico de la alta divulgación audiovisual británica. La lista no es pequeña. Ahí están especialistas de reconocido prestigio como Niall Ferguson, Mary Beard, Simon Schama, Bettany Hughes, Tom Holland, Lucy Worsley o Michael Scott. Todos ellos han roto la pared de la academia para dirigirse al gran público en documentales de gran calidad tanto en técnica como contenidos. Muchos de ellos han sido producidos por la BBC, que ha generado una escuela a la sombra de Civilización, la serie del historiador del arte Kenneth Clark en 1969. Clark no fue el primero, pero sí indicó el camino y una manera de distinta de hacer las cosas. Tanto es así que hace unos pocos años Schama, Beard y David Olusoga le rindieron honores haciendo una versión actual y plural de aquel célebre documental. Quizá la principal marca de la casa sea una virtud y un vicio a partes iguales. Los presentadores son algo más que meros animadores o acompañantes y se convierten así en materia del documental. El valor añadido siempre lo aportan ellos como protagonistas de este particular viaje hacia el pasado, lo que también puede derivar en ejercicios egocéntricos que ensombrecen el interés por el objeto principal.

A sus setenta y cuatro años, Wood lleva desde la década de los ochenta del siglo pasado protagonizando este tipo de series. En todo este tiempo ha prestado atención a Alejandro Magno, Troya, la India, la Edad Media, William Shakespeare o media docena de episodios esenciales de la historia británica. Por lo tanto, esta Historia de China es una obra de madurez que conjuga la historia de larga duración con vidas particulares para elaborar un gigantesco puzle narrativo que busca desentrañar ese misterio que aún sigue siendo la civilización china para el interesado occidental. Porque, en realidad, más que la biografía de una nación es una aproximación a una civilización que perdura a través de los siglos. El subtítulo del original inglés detalla mejor lo que el lector se va a encontrar: el retrato de una civilización y de sus gentes.

Portada de «Historia de China» de Michael Wood

ático de los Libros / 688 págs.

Historia de China

Michael Wood

Wood establece los trazos necesarios para dibujar un paisaje que es imperial y gigantesco, aunque se sirve de personas de carne y hueso para colorear la aldea. Esta es una de las principales marcas de la casa. Hay que explicar la evolución política y social de China en términos generales sin desdeñar lo concreto. Porque, como nos recordó en más de una ocasión el maestro José Jiménez Lozano, «son los hombres, uno a uno, los que importan». No es una tarea sencilla. Piensen, por ejemplo, que la historia sobre China de la editorial universitaria de Cambridge cuenta con quince volúmenes de letra apretada. Wood sortea las dificultades con solvencia y aprovecha sus conocimientos en el arte documental. Por momentos, sus descripciones son tan nítidas que nos permiten observar la historia en primera persona. Les recomiendo que se pierdan en la historia de Cao Xueqin, el gran escritor chino del siglo XVII con su clásico Sueño en el pabellón rojo, y de sus censores. En pocas páginas condensa una biografía que explica una época.

Un sinólogo tan particular como Simon Leys se dedicó a sacar a relucir los tesoros culturales que no solemos identificar como propios, aunque lo sean en la larga senda de la humanidad. Leys reconocía en China la alteridad más absoluta y, por eso, llegó a señalar que era «el otro polo de la experiencia humana». Wood nunca pierde de vista esta larga y fructífera tradición cultural, que nos acompaña a través de las informaciones que aporta la arqueología, el repaso a las distintas dinastías gobernantes (Tang, Song, Ming o Qing) y las transformaciones contemporáneas derivadas de los oscuros intereses del Partido Comunista y de sus respectivos líderes, con un devastador Mao a la cabeza. Como sucede con todas las civilizaciones, los vaivenes del pasado han ido dejando su impronta en las mentalidades de los grupos sociales que la componen en la actualidad. A veces, y volvemos al inicio de este texto, la voz de Wood es omnipresente y demasiado suave con las oscuridades para no quitar realce a las luces de una civilización milenaria que le ha enamorado. Como dice el dicho, ni tanto ni tan calvo.

Wood concluye su ensayo subrayando la importancia que ha tenido la idea de la conservación de un orden moral en una civilización marcada por el pensamiento de Confucio. Por eso mismo, y pese a los problemas del presente y las visiones pesimistas que persisten, considera que el futuro de los chinos no está prefigurado. O, al menos, no como desean Xi Jinping y sus adictos. Y es que la historia china está plagada de éxitos y humillaciones, de hazañas y tragedias. El futuro, como también el presente y el futuro, se conjuga siempre con verbos irregulares. En definitiva, esta Historia de China también nos ayuda a comprender la capacidad humana para responder a la realidad que nos toca vivir. Y sólo por esta razón merecería leerla con atención.

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