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Portada de 'Un lugar soleado para gente sombría'

Portada de 'Un lugar soleado para gente sombría'

Mariana Enríquez, un extraño fenómeno literario

Una colección de relatos desasosegantes, donde el terror y la pesadilla se adentran sutiles en las vidas más normales

La escritora argentina Mariana Enríquez acaba de publicar un libro de relatos en los que mantiene la fórmula que la está coronando no solo como una gran escritora, sino casi como un fenómeno literario. Sorprende que ha logrado un éxito de lectores y de crítica con un género que no goza de demasiado predicamento en el mundillo cultural: la fantasía y el horror.

Portada de 'Un lugar soleado para gente sombría'

ANAGRAMA. 229 PÁGINAS

Un lugar soleado para gente sombría

Mariana Enríquez

Hay géneros bien considerados por las corrientes culturales y otros no. Probablemente sea la novela negra la mejor tratada, hasta el punto de que se puede convertir en estrategia económica por parte de escritores literarios: «mantengo el prestigio, trabajo menos y vendo más libros». La novela histórica también se valora en ciertos sectores, incluso el thriller se está empezando a considerar, pero si hay un género despreciado por el mundo literario serio, al menos en estos lares tan aferrados al terruño, es el género especulativo: la ciencia ficción y la fantasía. Ambos están relegados, en el mejor de los casos, al universo infantil y juvenil; en el peor, al submundo de adultos sospechosos, raros como sus nombres: freaks, nerds, otakus, incels… Y de repente llega Mariana Enríquez y despierta el entusiasmo no solo de los críticos literarios, sino de miles de lectores «normales». ¿Cómo lo ha logrado?

Parte de su mérito sea que en realidad Enríquez no pertenece a ningún género. Ella es su propio género. Tal vez en unos años hablemos de una situación «enriquiana» como ahora decimos lovecraftiana, kakfiana u orwelliana. Y que nadie se lleve a engaño que no la estoy poniendo a la altura de los mencionados autores, ni se la estoy quitando. Me refiero a que tiene una voz narrativa tan característica que hace sus relatos únicos y reconocibles. Hay excelentes escritores sin una voz característica y eso no les quita ningún mérito.

El título de la colección, Un lugar soleado para gente sombría, no solo encabeza uno de los cuentos del volumen, sino que describe muy bien esa voz de Enríquez que podríamos llamar de terror social. Terror, porque prácticamente en todas las historias aparecen los fantasmas, «gente sombría». No son fantasmas románticos ni posmodernos, son fantasmas trágicos. Almas en pena en su sentido más literal: muertos de forma violenta con sus estigmas al aire. No todos son peligrosos, pero sí desasosegantes.

Los elementos paranormales aparecen en un contexto absolutamente cotidiano: en un viaje de pareja en medio de la Pampa, en un barrio periférico degradado, en una céntrica plaza de Buenos Aires. Todas las historias comienzan siendo rabiosamente realistas aunque el lector de Enríquez sabe que algo siniestro va a ocurrir. Son «lugares soleados» que aparentemente no ocultarían ese horror que todos tienen.

La mezcla de realismo y terror, que no considero vinculada al realismo mágico y solo de refilón a lo «mágico maravilloso» cortazariano, provoca unos textos donde el lector entra engañado por la prosa descriptiva de la cotidianidad y poco a poco descubre pequeñas roturas en esas escenas con las que nos podemos identificar. Según avanza la lectura, las roturas derivan en quiebras y terminan en abismos negros. El resultado es una narración de pesadilla, una atmósfera sórdida que se pega a la piel y no se quita tan fácilmente. Enríquez es una gran creadora de imágenes, tanto ordinarias como extraordinarias. Algunas imágenes poco agradables pueden aferrarse a la mente y saltar en cualquier momento. No es un libro para leer en soledad, ni antes de dormir.

Pero lo que estamos llamando voz enriqueña no termina aquí. Me parece que la gran novedad que aporta consiste en poner el terror al servicio de la alegoría social. El lector atento va a encontrar en esas historias plagadas de criaturas que nos visitan, de esos muertos reticentes de abandonarnos, una intención de denuncia social, moral e incluso política. La autora nos dice cómo piensa, pero lo hace de una manera elegantemente sutil y nada invasiva.

Mariana Enríquez continúa, con este volumen de relatos, su larga colección de escritura de terror sobrenatural con toques sociales. Un libro para lectores valientes pues si se puede garantizar algo, es que su lectura ni aburre ni deja indiferente.

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