Fundado en 1910
Rick Beerhorst, Girl on bed

Rick Beerhorst, Girl on bed

‘Testimonios sobre Mariana’

Realidad y ensoñación hilan este triple recuerdo de un personaje misterioso, vaporoso. Una mujer tan inteligente como perdida, a través de cuyos recuerdos Elena Garro habla de su propia vida

No se escucha nunca a Mariana, y por injusto y enigmático tal vez sea lo más apropiado. Mariana es una persona extraordinaria. Literal, precisa, exactamente fuera de lo ordinario. Una mujer con brillo, voz y magia propias, semioculta como personaje secundario en su propio mundo, en su propia vida. A ratos arrojada, a ratos maleable, los tres testimonios que este libro recoge sobre ella la sugieren como una sombra atractiva e imposible que pasó entre sus vidas dejando una huella difusa, esquiva, casi irreal y siempre incómoda e incompleta. «A veces creo que Mariana sólo fue un sueño que soñamos entre todos y como todos los sueños interrumpidos nos sobresaltó, pues nos dejó sin respuesta».

Testimonios sobre Mariana

Bamba (2024). 300 páginas

Testimonios sobre Mariana

Elena Garro

Son los años cuarenta, cincuenta, es Europa y también América, es un ambiente intelectual que se presume y se presupone libertario pero en el que los prejuicios y las puñaladas son si acaso más incisivas. Es la vida que conoció Elena Garro (México, 1916-1998), autora de Los recuerdos del porvenir y de magníficos cuentos, y son las complejas relaciones entre todo el grupo de amistades de aquella época lo que evoca en la novela. Pero no a través de la voz de Mariana, centro de la historia. De ella no sabemos más que lo que otros recuerdan de ella.

Primero Vicente, amante. Un hombre sensible y algo pusilánime que se fascina por Mariana y la persigue y la quiere adorar y salvar del tóxico entorno en el que ambos se mueven y también de la egoísta y humillante relación en la que se halla enclaustrada, estando él mismo en un matrimonio donde tampoco se dan la devoción y la entrega que él ansía experimentar. «¿Mariana? Es la mujer que me amó… Aunque puedo afirmar lo contrario: ¿Mariana? Es la mujer que jamás me amó… Vivo bajo la impresión de que no existió nunca y de que nunca la amé». Pero lo hace, se desvive, se frustra, no la alcanza, no entiende por qué los demás se burlan o la ignoran, cómo es posible que no vean lo que él ve, criatura excepcional y celestial. Sin embargo él tampoco es capaz de comprenderla, de saber lo que está viendo, quién es esa figura encantadora, indecisa y fantasmal que no se compromete con nada de este mundo ni del suyo propio, que nada parece afectarle. «Dijo `me quedo' como si se quedara abandonada en una estación desierta. Reconocí en ella el instinto de conservación de los náufragos que se aferran a una barca a sabiendas de que están condenados. Así estaba Mariana, aferrada al paquete de ropa que había comprado para Augusto. Adiviné que esperaba un barco que no era yo».

Después Gabrielle, amiga. Próxima por motivos laborales a Augusto, marido de Mariana, la voz de Gabrielle es más pausada y distante, más analítica. Mientras Vicente está intimidado y obnubilado por la dimensión poética de Mariana, Gabrielle ve, bajo ese escudo místico, la realidad de una mujer inteligente pero perdida, difícil, incapaz. «En la oficina sabíamos que si Mariana pagaba el alojamiento no tendría para comer y viceversa. ¡Y ella continuaba riendo! […]. El mundo se preparaba para los grandes cambios sociales y ella permanecía aferrada al juego de su imaginación». Y por último el joven André, primo de un miembro del grupo, que también cae ante el hechizo de Mariana, aunque de forma menos posesiva, menos dañina, y se aferra como Vicente a cierta idea de salvación, de deuda emocional, de gran amor nunca vivido, que tal vez sólo ocurriera en su memoria.

Pero no importa dónde ocurrieron los recuerdos, porque cerca de Mariana todo se volvía espejismo. Una protagonista que solamente pudo serlo como musa maldita, nunca como creadora, aunque lo llevase en las entrañas. Elena Garro, como Mariana, tampoco pudo ser protagonista del mundo en el que se movía, de su propia vida. Ambas fueron extrañas secundarias que entretenían, adornaban, pululaban en torno a las fauces más feroces. Así que Elena, como Mariana, sacó partido y se convirtió en los ojos más feroces. Como se relata en el prólogo, «Elena Garro no sólo se preocupó por describir las luchas ideológicas, el contexto histórico, político y social que la rodeaba, sino que también descubrió minuciosamente quién era Octavio Paz y quién era ella a su lado». Sociedad malsana, deshonesta y caníbal que atravesó como pudo y como la dejaron, llevando a los cuadernos la realidad que acontecía y de la que, a veces, era parte.

Testimonios sobre Mariana es una novela maravillosa y cruel; no por su forma, tan elegante, sutil y mágica como solamente Garro sabe hacer, sino por los fragmentos de mundo que relata, en la que la opresión y el aislamiento son hilo conductor de una sociedad y de cómo se recuerda esa sociedad años después. Vicente, Gabrielle, André y el resto de personajes coinciden en una misma cosa: Mariana habitaba un mundo diferente al de los demás. Unas voces dicen que por rara, por irreal. Otras que por inadaptada o por sumisa. Pero nadie parecía preguntarse por qué. Si acaso Mariana no sería una persona normal arrojada a una soledad muy profunda de la que no supo salir, y en la que sólo vio la posibilidad de hundirse y perderse en ella absolutamente, hasta el punto de volverse una sombra en sus recuerdos. «Tal vez exigíamos demasiado de Mariana», dicen las voces, como haciendo referencia a su visión de ella como una criatura mitológica de la que, curiosamente, pedían una actitud corriente y acomodada a sus estándares.

Esta maravillosa y cruel novela se llama Testimonios sobre Mariana porque nunca se escucha a Mariana, ella habla a través de otros, y por honor a la injusta realidad tal vez sea lo más apropiado. El enigma Mariana siempre permanecerá oculto en su soledad y en el bosque por el que huyó descalza despidiéndose de Vicente. Y, por supuesto, en la memoria y la fantástica literatura de Elena Garro.

comentarios
tracking