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Antón Álvarez, conocido por su nombre artístico, C. Tangana

Antón Álvarez, conocido por su nombre artístico, C. TanganaGtres Online

C. Tangana: «No entiendo nada de la música que hacen y escuchan los chavales ahora»

«El escenario y la atención te vuelven un poco loco», confiesa Antón Álvarez en la presentación del documental Esta ambición desmedida, «una tragedia en tres actos» que ha sacado, quizá, lo mejor y lo peor de su yo artístico

«Esta ambición desmedida por las mujeres, la pasta y los focos me está quitando la vida muy poquito a poco». Lo canta, y lo vive. C. Tangana, uno de los nombres artísticos de Antón Álvarez (Madrid, 1990), entra en el hotel serio y chulo, siempre al borde de una sonrisa sarcástica. Y entonces te sorprende, baja las armas, y se confiesa: «Siempre seré un chaval inseguro».

Estamos en un céntrico hotel madrileño hasta el que el archiconocido artista se ha desplazado para presentar su nuevo proyecto, un documental realizado junto a la productora Little Spain que toma por nombre ese primer verso de una de las canciones que lo cambió todo, Veneno. Esta ambición desmedida no es ni una gira ni un documental, sino una tragedia en tres actos dirigida por Santos Bacana, Cris Trenas y Rogelio González que acompañan durante más de cuatro años a C. Tangana, desde la génesis del disco El Madrileño al proceso de creación y puesta en marcha de la gira mundial 'Sin cantar ni afinar'.

Dos años y medio después del lanzamiento del álbum que lo convirtió en una estrella global sin necesidad de cantar ni afinar, porque él no es un cantante, sino un intérprete, el treintañero se dispone a matar al personaje narrando el proceso vital y creativo detrás de esa aventura que se lanzó al mercado el 26 de febrero de 2021, pero que había visto la luz mucho antes.

¿Cómo se siente C. Tangana al bajar de cada escenario? «Prefiero la vida normal que el escenario. Creo que soy muy distinto cuando estoy arriba y abajo, aunque creo que El Madrileño ha hecho que ambas personas se unan, que sean cada vez más parecidas», contesta con calma. Su mirada, con esos párpados medio caídos que explotó en la portada de Avida Dollars, se abren en cambio cuando quiere matizar, abriendo esa grieta por la que se cuela la luz de la honestidad: «Te vuelves un poco loco. El escenario te vuelve un poco loco. El escenario y la atención de tanta gente».

C. Tangana en la presentación de su documental, 'Esta ambición desemadida', en Madrid

C. Tangana en la presentación de su documental, 'Esta ambición desemadida', en MadridGtres Online

Pero inmediatamente después de una confesión, Pucho tiene que soltar un chascarrillo, tiene que hacer una broma, tiene que quitarle peso a la intensidad de lo que siente y a la profundidad de lo que vive. Se gira hacia Santos Bacana y le pregunta: «¿Y tú qué piensas del arte?». Este, amigo más allá de lo profesional y compañero de mil aventuras, le sigue la gracia: «No sabría decirte qué es el arte, es casi algo accidental, algo que logra emocionar». O como dice su compañero de productora, Rogelio González, «el artista siempre busca proyectar una idea y que se mantenga el mayor tiempo posible, y que inspire, que te lleve al siguiente nivel».

Te vuelves un poco loco. El escenario te vuelve un poco loco. El escenario y la atención de tanta gente

El trío de Little Spain (cuarteto si consideramos a C. Tangana como parte inextirpable del mismo) lo completa Cristina Trenas, a quien una beca Fulbright de estudios artísticos le permitió estudiar el programa de guion en la Universidad de California (UCLA). «Lo que siempre buscamos en Little Spain, ya sean videoclips, publicidades o otro tipo de proyectos, es contar historias con las que puedas conectar», explica la codirectora. Para el trío, una referencia clarísima ha sido Lost in La Mancha, aunque es algo de lo que se dieron cuenta una vez hubieron acabado el proyecto.

«Perseguir a Pucho en este escenario de incertidumbre, cámara en mano, tipo guerra... Inicialmente tenía una referencia más inocente: cuando fuimos a Cuba, nos inspiró mucho el documental de Buenavista de Win Wenders», continúa Santos Bacana, que bebe mucho también de los documentales de Errol Morris. «Me interesan sus bustos parlantes y cómo construye la historia con 'gente que habla', algo que me gustaría pensar que está presente en Esta ambición desmedida». Para muchos hay también algo de Hearts of darkness, el documental de Apocalypse now. «Ha sido más vernos reflejados en otros documentales que tomarlos como referencia, aunque Lost in La Mancha es claro porque todo se va a pique todo el rato», añade González.

Genialidad a golpe de talonario

Lo cierto es que Tangana no tenía ninguna necesidad de hacer esta gira, si no entendemos la necesidad creativa que le mueve, claro. De golpe, el más brillante, chulo, listo y económicamente viable de aquella nueva generación de raperos, que había irrumpido en el panorama musical más de un lustro atrás con el fin de matar al padre y vender las joyas de la madre, se había convertido en cantante casi folclórico. Por el camino reclutó a gente en la que creía, de Jorge Drexler a Andrés Calamaro pasando por Kiko Veneno, Niño de Elche o Eliades Ochoa, e hizo lo que siempre había soñado (o llevaba soñando desde hacía cuatro años): una fiesta con sus amigos.

De hecho, si Crema (su nombre de rapero) pudiera mirar por un agujerito todo este recorrido, de lo que se sentiría más orgulloso no sería ni de la fama, ni del dinero, ni de las mujeres. Con un amago de sonrisa, Antón da una respuesta rotunda: «Se sentiría orgulloso de las composiciones y de las letras. De tener una capacidad real para no tener que meter un montón de paja y que parezca que estoy diciendo algo importante, sino llegar a decir cosas valiosas o emocionantes, que creo que ha sido mi trabajo».

En mi música antes había mucho palabrerío para decir poco

«Yo cuando escucho lo que hacía con Crema le encuentro el valor, pero para mí es lo más pretencioso que he hecho nunca, aunque parezca muy austero, con beats y 90 bpms, un loop y sólo rap. Pero hay mucho palabrerío para decir poco. Si Crema hubiera escuchado cómo escribo ahora y las composiciones... diría ¡Wow!». La verdad es que la honestidad es marca de la casa, especialmente cuando va dirigida a sí mismo.

«No sé qué voy a hacer ahora»

Una cosa parece clara: C. Tangana siempre ha hecho lo que ha querido, lo que le ha apetecido o lo que ha intuido, en cada momento. Sin embargo, en cuanto al camino musical, parece encontrarse en una encrucijada. «No lo sé. No sé qué voy a hacer. Sigo teniendo mucha ambición creativa; no me voy a estar quieto, pero no tengo la ruta marcada ahora mismo. El último año he estado muy implicado con Little Spain en un montón de proyectos que no son este, y por ahí van a venir muchas cosas, pero en cuanto a la música... Estoy en el último capítulo de El Madrileño, y me siento un poco huérfano».

Sigo teniendo mucha ambición creativa; no me voy a estar quieto, pero no tengo la ruta marcada

Su tema Tú me dejaste de querer sobrepasó el millón y medio de escuchas en Spotify en apenas 24 horas. Un año después de ver la luz el álbum, C. Tangana había ganado tres Grammy Latinos y había despachado 160.000 copias, convirtiendo El Madrileño en el disco más vendido en España aquel 2021. En abril de 2022 su gira 'Sin cantar ni afinar' batió el récord de público en el Palau Sant Jordi de Barcelona, 18.360 personas. Su tema Demasiadas mujeres acumula cerca de 350 millones de escuchas en Spotify. Pero él no sabe qué viene ahora: «Me siento huérfano porque no estoy sosteniendo ningún proyecto, me siento huérfano de un álbum, de algo que me represente, que esté más actualizado. Pero no sé. No lo sé y además cambio de opinión cada semana, así que todo lo que prometiese sería mentira».

Rogelio González, Cristina Trenas, C. Tangana y Santos Bacana en la presentación del documental 'Tú me dejaste de querer'

Rogelio González, Cristina Trenas, C. Tangana y Santos Bacana en la presentación del documental 'Tú me dejaste de querer'Gtres Online

El documental es en sí un viaje, y no sólo físico ni temporal (recoge más de tres años de proceso, desde su concepción hasta su consagración), sino emocional e incluso trascendental. Y, sin embargo, han conseguido que tenga ese aire que ofrece la cámara en mano y la ausencia de guion, esa cotidianeidad que contrasta con una gira (una carrera) tan absolutamente medida.

«Nosotros estábamos siempre ahí, y se volvió muy natural que estuviéramos presentes, grabando, y casi nadie se daba cuenta de la presencia de las cámaras. Durante mucho tiempo lo grabamos todo y luego conforme íbamos haciendo pruebas en el montaje y veíamos lo que funcionaba mejor, en los últimos meses rodamos con más intención. Pero no entramos al proyecto con una idea pensada de lo que queríamos hacer; se ha descubierto sobre la marcha y, sobre todo, en la sala de montaje», explica Cris Trenas a El Debate.

Una parte importante de la película es la intimidad del artista, aunque no llegamos a conocer nada secreto de C. Tangana. Pero él siente que se expone demasiado en la cinta, que es mucho para alguien que jamás ha sentido la necesidad de narrar nada de su privacidad. Si entre la vida y el escenario se queda con la vida, pero este proceso le ha ayudado a hacer que la realidad sea una, aunque el peaje haya sido cierta dosis de locura (en el documental lo verán desnudo, llorando o vomitando, perdiendo los papeles y gritando; siendo humano, en síntesis), ¿con qué se queda? «Abrazo un poco la locura. La gira, para cualquier artista que las haga, es lo que más te desequilibra, en todos los sentidos. Es un estilo de vida que invita a perder los papeles y a no estar asentado en ningún sitio, no tener las referencias de siempre, no llevarte contigo...». Se detiene, y mira a esta redactora. «A mí me gusta ponerme en situaciones incómodas. Tengo que aprender a lidiar con ello, porque soy yo el que se mete en problemas».

Complejos e inseguridad

Kanye West, uno de sus ídolos, a quien en más de una ocasión ha confesado seguir de cerca, superó la etiqueta de «rapero» para definirse como artista total, global y completo, además de enviado por Dios. ¿Está asentada la imagen del C. Tangana artista, más allá de la música que interpreta, o de si lanza discos o documentales? Es una pregunta que a Pucho le cuesta contestar. «Complejos e inseguridad sigo teniendo. Pero sobre todo lo que hago. También es verdad que siempre trato de ponerme en un sitio de inseguridad, no donde ya sé que sé hacer las cosas bien. Pero con este disco eso ha cambiado completamente: El Madrileño sí que ofrece una visión de que mi propuesta no es estrictamente como se nos veía antes... En general, la música urbana también ha cambiado, no está en el mismo lugar que cuando hice Ídolo».

«El tirón generacional de la música urbana se debe a que todo lo que viene de la cultura del hip-hop se ha convertido en la cultura popular», me decía C. Tangana cuando lo entrevisté en 2019. Él supo, mejor que nadie, darle ese impulso al género y no ya sacarlo de las calles, donde había nacido, sino elevarlo a los estudios de grabación, a los escenarios y, sobre todo, a la conversación.

«La escena urbana siempre ha sido muy ninguneada. Yo me acuerdo de cómo era antes... Y en el fondo es un lujo como artista poder montar este pollo, es un lujo que yo me doy a mí mismo y le doy al resto. Pero esto no puede pasar siempre. Yo con 20 años no podía montar este show. Y nunca sabes lo que te va a pasar en el futuro... A lo mejor mi próximo disco es una mierda y no lo escucha nadie, y no puedo volver a montar ese pollo. Pero siempre merece la pena, y creo que la responsabilidad artística está ahí, en hacer algo que realmente merezca la pena con lo que tienes, con la atención que tienes, con el público que tienes y con todo lo que está a tu alcance».

A lo mejor mi próximo disco es una mierda y no lo escucha nadie

El resultado de la crisis de los 30

En el documental C. Tangana también aborda lo raro que se le hace seguir dirigiendo a los jóvenes. Porque él ha evolucionado, ha crecido con su público, con unos fans que puede que le hayan seguido desde el principio, incluso en Agorazein, y puede que otros se hayan incorporado ya en esta etapa más madura, en esta «crisis de los 40 anticipada». «El Madrileño es una crisis de los 30, el disco entero lo es. Yo cuando tenía 18 decía que si con 30 seguías haciendo rap es que algo iba mal. Pero sí que creo que hay algo de la estética de El Madrileño que reivindica lo atemporal, y creo que es muy moderno: yo lo escucho, escucho ahora Comerte entera, y considero que es muy actual, que conseguimos mirar al futuro». Campanera, los himnos procesionales, un sonido que viene del folklore y todo ello mezclado y agitado con su autotune, su composición rompedora y ante todo con una propuesta totalizadora es la definición exacta de atemporalidad.

«Pero... quizás por inseguridad, sí que me siento desconectado de la música de ahora. Esa conversación va al hilo con la aparición de Cristian [el cantante y productor del disco, Alizzz], porque él es aún mayor que yo, y le hago bromas con su edad y con sus ganas de gustarle al público joven. De todas formas, nunca se sabe, porque esto de las generaciones, y sobre todo ahora que hay tanta información y tanto consumo dispar en la que la gente puede acceder a cualquier cosa, se ha pasado. Hay gente mayor que viste como tu primo pequeño y al contrario. En conclusión: no entiendo nada de la música que hacen y escuchan los chavales ahora».

¿Esta tragedia ha merecido la pena? Sí, y mucho. Lo tiene cristalino. «El documental merece la pena en sí mismo, y además ha sido el gran paso de Little Spain como productora: hemos pasado de un formato corto, sobre todo publicidad y videoclips, a ser capaces de hacer una película, una serie... Ya nos vemos capaces de hacer lo que queramos», insiste, a pesar de que, como se ve en Esta ambición desmedida, le llegó a poner incluso al borde de la bancarrota. «Merece la pena perder dinero por perseguir una obra de arte, y también por montar una buena fiesta».

Yo cuando tenía 18 decía que si con 30 seguías haciendo rap es que algo iba mal

«Para mí la gira ha sido un éxito porque yo consideraba que mis conciertos no eran una expresión cultural, ni eran arte... para mí era una fiesta, que está muy bien, pero mi ambición iba más allá. Yo quería ser un performer como...», se queda titubeando. «Como Marc Anthony», le ayuda Santos Bacana. «Ojalá», se ríe. «Esta gira me ha cambiado y me ha puesto en un sitio del que estoy muy orgulloso. Eso es una experiencia artística: te emocionas, te sorprendes y lloras, como cuando vas a ver una película. Ha merecido la pena cien por cien».

Cartel oficial de la película documental 'Esta ambición desmedida', de C. Tangana

Cartel oficial de la película documental 'Esta ambición desmedida', de C. Tangana

Es una tragedia en tres partes, pero ¿cuál sería la cuarta? Los directores echan de menos al «Director». «Mientras rodábamos, Pucho estaba rodando su propio documental, y hubo momentos en los que sí que era parte de la trama y parte de la historia, ese C. Tangana creador», sale al paso Cris Trenas. En el Festival de Cine de San Sebastián él mismo confesó que se trataba de un non scripted sobre su «artista favorito del mundo mundial», Yerai Cortés: «Es un documental sobre él, sobre su forma de componer y de él como artista».

Y en Little Spain van al unísono. «Este documental cierra una etapa, de vínculo al proyecto de El Madrileño desde el principio, y abre ahora una nueva era. Después de habernos enfrentado a producir, rodar y sobre todo editar este documental (en la edición ha habido mucho desafío), sentimos la fuerza y las ganas de hacer proyectos de ficción. A mí en particular, gracias al proceso del documental, me apetece mucho la comedia. Tras esta tragedia es algo que quiero explorar, la parte más cómica», dice Santos Bacana. Y añade Trenas: «Este proyecto ha llevado mucho tiempo y ha sido muy exigente, y ahora sentimos que tenemos que seguir haciendo cine, haciendo series y otro tipo de proyectos, y somos muy ambiciosos». Una ambición que, según confiesan, sigue siendo desmedida.

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