Los 80 años de Jimmy Page: seis actuaciones del monstruo del rock y el ¿mejor guitarrista de todos los tiempos?

Como no es extraño en los genios, el joven Jimmy Page aprendió a tocar la guitarra por sí solo. No era un elemento extraño en sus manos, sino todo lo contrario, como si en otra vida ese instrumento (o quién sabe si en la misma como la balalaika del doctor Zhivago) le hubiera pertenecido. A Jimmy le inspiró Scotty Moore, el guitarrista que estaba siempre pendiente de Elvis Presley para no perder el ritmo cuando a aquel se le soltaban las caderas, se le alargaban las sílabas o cuando el griterío enloquecido que provocaba el de Memphis paraba el mundo.

Se supone que Jimmy quería contemplar el mundo desde esa misma posición y lo logró con creces, siendo no solo espectador sino estrella: una superación de Scotty. Igual que aquel chico, genio del baloncesto y de la literatura de Descubriendo a Forrester (Forrester como remedo de Salinger) iba siempre al colegio y a todas partes botando un balón, Jimmy iba siempre a todas partes con su guitarra. Un poco como Basquiat, pero al revés, Page coqueteó con la pintura (fue alumno de una escuela) mientras la música le seguía marcando el ritmo vital.

Consiguió trabajar como guitarrista de sesiones de grabación y como tal comenzó a obtener fama y a enlazar trabajos con las mejores bandas y artistas de la época. Una parte de la leyenda de Page es que durante los primeros 60 el sonido de su guitarra formó parte de los discos de los Rolling Stones (pudo ser un Rolling tras la marcha de Brian Jones) o de los Who. En esos años Jimmy Page ya era leyenda de lo suyo y millonario sin la gran fama del público. Un tótem en el gremio que después de rechazar varias veces ingresar en los Yardbirds para sustituir a su amigo Eric Clapton, finalmente acabó aceptando la oferta para tocar inicialmente el bajo.

De los Yardbirds (de los que se apoderó sin remedio y casi sin querer debido a su superioridad innata) y sus bajas y disensiones surgió Led Zeppelin. Llegaron el cantante Robert Plant, el bajista John Paul Jones y el batería John Bonham por selección suya. El supergrupo ya estaba formado bajo el liderazgo submarino y omnipresente del super músico Jimmy Page, quien convirtió los anhelos infantiles de Scotty Moore, el autodidactismo, el instrumentalismo profesional, el genio y el talento en la chimenea ardiente del volcán que iba a ser la banda británica.

Page fue el director de esa «orquesta» que expulsó lava incandescente durante los 70 mientras él probaba nuevos sonidos y nuevas formas de emitirlos con su guitarra Gibson o sus Fender, no solo instrumentalmente sino en la sala de grabación, inspirado, como en Scotty Moore en la guitarra y en el espíritu, en las técnicas artesanales de Sam Phillips en sus estudios Sun, donde cada rincón estaba construido para producir un eco determinado. Jimmy Page fue un ídolo experimentador, una estrella, un genio y un «sacerdote» del rock.

A la música le acompañaron los escándalos por drogas y sexo desenfrenados de Led Zeppelin en los que Page fue protagonista por sus fuertes adicciones a la cocaína y a la heroína, de lo que se rehabilitó en los 80, tras el punto de inflexión que supuso el hecho de que John Bonham muriera ahogado en su propio vómito en 1980. La banda terminó, pero la actividad de Page continuó sin descanso con actuaciones puntuales y proyectos de corto recorrido y hasta con el regreso a los orígenes como instrumentista profesional para otros grupos. Led Zeppelin se reunió varias veces a lo largo de los 80 y 90.

El Unplugged de la MTV en 1994 fue un evento impresionante con Plant y Page como protagonistas, siempre protagonista el músico británico que es miembro del Salón de la Fama del Rock por dos veces, como parte de los Yardbirds y como parte de Led Zeppelin, el grupo autor de la que para muchos es la mejor canción del rock: Stairway to Heaven. Miembro de la Orden del Imperio Británico, obtuvo el Grammy en 2013 al Mejor Álbum de Rock por la grabación del último concierto junto a Robert Plant en Londres en 2007. Toda una vida musical legendaria para el hombre que fue (y se supone que seguirá siéndolo) seguidor del ocultista Aleister Crowley, «el hombre más malvado del universo».