La Bernarda Alba de Lorca entre música techno, la penúltima víctima del revisionismo en el CDN
Un montaje de Alfredo Sanzol para el Centro Dramático Nacional quita a las cinco hijas de la protagonista del mundo rural para «resignificarlas» en el presente
Han pasado 80 años desde que Federico García Lorca escribió La casa de Bernarda Alba. Muy poco después le asesinaron. La obra es un retrato de la sociedad de aquel tiempo. La mujer como actor secundario, la violencia de un ruralismo salvaje, el miedo, la cerrazón. No parece ser suficiente la denuncia en 2024, sino que hay que «resignificar», como todo, el drama en el presente, como si el pasado no fuera lo suficientemente expreso y claro para continuar su vigencia.
Sin muros blancos
A las obras inmortales las están haciendo mortales los directores de escena del presente, con sus ideas de actualización. No se sabe muy bien qué sentido tiene quitar los muros de la casa original, los muros donde están escritos por dentro los sufrimientos íntimos de las protagonistas, y sustituirlos por los muros metafóricos de las redes sociales. ¿Acaso no se pueden ver esos muros metafóricos en los muros originales? ¿Por qué se priva al espectador de la mirada original, de la historia original?
Quien vaya a ver por primera vez La Casa de Bernarda Alba se va a encontrar con otra cosa. Es como si al Quijote le hubieran hecho activista por el clima en vez de caballero andante, por mucho que el texto se mantenga. Eso no sería el Quijote. Encima esto es lo fácil. Que más ha de enseñar La casa de Bernarda Alba que no enseñe de por sí. Ha de ser el espectador el que relacione los clásicos con su actualidad, si quiere, o si lo entiende. De modo contrario, como en el CDN, no es dramaturgia, o sí, pero con publicidad.
Publicidad de los mantras sociales. 2024 no es 1936, pero sin embargo lo parece o parece que quieren que lo parezca. El mundo de La Casa de Bernarda Alba de 1936 está dominado por los hombres y el mundo de La Casa de Bernarda Alba de 2024 también. ¿Por qué? ¿Pura ideología «feminista»? Ya hay feminismo para encastillarse para los restos en la obra esencial, pero no les vale.
Hay que expresar que es sistémico y cosas así. Y aparecen los cuerpos, esa corporalidad del nuevo arte, la «performance», casi un insulto a la corporalidad física y estética de la Bernarda Alba sin actualizaciones: la cal y el luto por los que no hacen falta «resignificaciones», sino en todo caso relecturas (releer es descubrir) del original.