Qatarí que te viTomás Guasch

Laminamos a Francia y olé

Esta España futbolera es la que querríamos en todo: alegre, feliz, confiada, solidaria, todos a una... Me paro, no quiero perderme

Actualizada 23:59

Vamos, que se quedó hecha lámina. Y mejor arranque de partido no pudo tener. Primera llegada, gol. Nadie les había metido uno de jugada y fue España y le hizo dos en cuatro minutos. El primero, del Gran Laminador: Lamine. Que se traduce por honesto y confiable. Honesto lo es: las únicas cosas raras que hace es con la pelota. Confiable, ni hablar.

Un fenómeno. Dieciséis años y juega como si tuviera cincuenta. ¡Qué locura! Uno del Barça que ya fue aclamado en el Bernabéu... ¡Jaaaaja! Estaba escrito. Su equipo lo tiene fácil: hay que ponerle un entrenador que no le moleste y rodearle de tíos que tampoco. Y le acompañen. Como en la selección. Este es figura del toreo.

Y tenemos otros con los que llenar montones de carteles en cualquier feria de postín. Uno, con Cucurella, Olmo y Fabián. Otro con Rodri solo, seis morlacos para él. Esta vez Kanté, Rabiot, Tchouameni, Camavinga, Griezmann y un sobrero, que fue M´Bappé. Once sanos, oigan. Cómo se puede insistir con un tío con la nariz rota, tanto que está pendiente del quirófano: es inexplicable. Tercer cartel: los defensas y faltaban Carvajal y Le Normand. Y así, quince tardes. La última con De la Fuente y sus colegas. Muchas gracias, señores.

Esta España futbolera es la que querríamos en todo: alegre, feliz, confiada, solidaria, todos a una... Me paro, no quiero perderme. Esta versión de la España ejemplar que el domingo Dios mediante será campeona de Europa. Por cuarta vez. Dará igual el rival, Inglaterra u Holanda. No tienen nada que hacer. Desde que empezó el torneo quedó claro: teníamos el mejor equipo de todos.

Campeones, sí. Haría falta un encuentro interplanetario para evitarlo, se lo pido prestado a la inolvidable Leire Pajín. Y ni así: acabaríamos ganando en los penaltis. Disfrutemos el momento que lo tiene todo. Este equipo sabe jugar y sabe ganar. No es fácil conseguir ambas cosas. Total y como resumen: jugamos (casi) como nunca y ganamos como siempre. El equipo campeón del mundo, aquellos personajes, ya tiene sucesor. Catorce años después. Hace nada pintaba que pasarías muchos más.

Lamine, te quiero.

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